viernes, 15 de junio de 2012

Gallito Ciego. Novela. Vigésimo Séptima Entrada

Gallito Ciego. Novela. Vigésimo Séptima Entrada


 IV  El Oso

Yo lo conocí creo que en 1964 o 65 más o menos por ésa época. Después lo perdí. Lo reencontré por el 73 o 72 no recuerdo bien..  Yo andaba en la  juventud del sindicato y él estaba metido con un grupo de estudiantes que querían enderezar la universidad.  Lo que pasa que en esos años los zurdos nacían como hongos. Uno les pateaba la cabeza pero de nuevo volvían otros.  Ellos no tienen nada que ver con nosotros. Nosotros somos argentinos. Él me contaba que sí, que en la universidad estaba también lleno de maricones, de judíos apátridas. Todos zurdos. Porque ésos pendejos zurditos además son casi todos medios putos, melenudos y mugrientos.  Cuando  descubrían alguna reunión le caían con todo, con cadenas, palos y algún fierro por si hacía falta despachar alguno, porque alguno de ésos afeminados eran más peligrosos que otros y había que liquidarlo. Yo lo entendía, porque nosotros en el sindicato  teníamos que hacer lo mismo, porque siempre están.  Tenés que tener mucho cuidado porque ésos guachos siempre están. Se infiltran como dice el compañero secretario general. Son infiltrados trotskistas. Como un cáncer que se come el tejido social , eso también nos explicó el compañero secretario general.  Uno tenía que defenderse. En todos lados teníamos que defendernos. Era una agresión que la manejaban desde afuera. Nosotros somos argentinos. No tenemos nada que ver con ésos.  Y somos bien machos también. Nadie nos va ha llevar por delante. Ni nos coparían los gremios así como así. Seguro que pensaban que éramos una manga de pelotudos. Seguro que pensaban que éramos todos unos mantequitas salidos de un colegio de monjas. Se equivocaron fiero. Nosotros tenemos las pelotas como sandías. Ahora todo es distinto. Si sos patriota, está mal. Si defendiste la patria está mal. ¡Cómo se olvida de todo la gente! Esos que tanto nos critican ¿Dónde estaban en aquella época? ¿Por qué no vinieron a decirnos ésas cosas entonces? ¡Cobardes! ¿Por qué no se van a vivir a Cuba? Eso digo yo. ¡Qué tal les va ha quedar el moño si lo critican a Fidel! O dicen que no respeta los derechos humanos. Risa me da. Derechos humanos, ¡Déjense de joder con boludeces!. Una guerra, eso fue. ¡Una guerra! Y los que ganamos, resulta que después perdimos.  Pero ya se acabará, pronto se acabará, yo te aseguro que pronto se acabará. Y entonces unos cuantos me las van a pagar, entonces unos cuantos se la van a ver conmigo. Vamos a ver quien se las banca como un hombre.  Si, por el 72 o 73 lo volví a encontrar en ésa reunión, no me preguntés donde fue porque no me acuerdo, fuimos a la Capital  pero no me acuerdo donde. Todos en los camiones y los colectivos de la municipalidad. Se portaban como unos duques en el sindicato, en ése aspecto, no hay nada que decir. No se como fue la cosa que algunos estudiantes, de los nuestros ¡Ojo! Tipos bárbaros. Que no querían que cuando regresara el viejo, los bolches le coparan la parada. De los nuestros. Daba gusto escucharlos. Patriotas los tipos.  Así fue como me pareció verlo a la iguana Serra  abrazado a una bandera de la CNU de Lomas. Me acerqué. No es fácil acercarse con todos los monos amontonados en la caja de un camión volcador. Pero a mí me respetaban todos los muchachos porque sabían que yo soy de pocas pulgas. Y  en cuanto no me dejaran pasar los fajaba. Pensándolo bien tiene que haber sido en el 73. Después nos empezamos a ver más seguido. Los dos fuimos de los voluntarios que nos fuimos con el chancho Guzmán. Para lo de después.  Se trabajaba lindo, ese grupo, no era para señoritas. Con la Iguana Serra primero marcamos a algunos. Después alguien nos entregó, zafamos de milagro. Después el chancho Guzmán nos presentó a un capitán que le decían el tigre, le gustamos al tipo, nos mandó con un grupo de tareas, como le decían. Nosotros nos decíamos el escuadrón mandrake por que hacíamos desaparecer todo. Ja. Mirá como es la vida. A uno de los que me quiso hacer cagar. Yo mismo lo freí. ¡Zurdo hijo de puta!  Uno lo hacía por el país para repeler la agresión del terrorismo apátrida. Pero uno ganaba bien. Para que nos vamos a engañar. Uno pudo hacer una moneda en aquella época. En los operativos siempre el capitán hacía retirar algo de las casas de los troskos éstos.  Tipo bárbaro. Nos decía que saquemos lo que necesitáramos.  Gran tipo el tigre. Me acuerdo de ésas épocas y me da entre bronca y como una nostalgia. ¡Ya nadie tiene amor a la patria! Pero ya vas a ver , que la cosa va ha cambiar, prontito se va ha dar vuelta la tortilla.  En el país hace falta un liderazgo fuerte. ¡qué ponga orden carajo! Ya falta poco. Como que me llamo el oso Videla. No tenemos que bajar la guardia, los cosos ésos están por todos lados y me parece que algo se puede haber filtrado. Al  estúpido ése que me pegó ya lo voy a encontrar, yo mismo le voy a enseñar a no meterse donde lo tapa el agua. ¡Hijo de puta!

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