sábado, 28 de agosto de 2010

Décima Entrada de Brumas


El Asado y el loco Santella.

Las semanas siguientes transcurrieron en aparente calma. Todo parecía volver a su normalidad. Facu y el negro Seba una tarde lo invitaron a comer un asado. Lo harían en la casa de éste último que tenía una churrasquera bajo techo, por si hacía mucho frío o el tiempo se descomponía. Fran se encargaría de llevar el pan y un par de botellas de vino. Los otros se encargarían de la carne y demás elementos.
El fuego crepitaba, grandes llamas amarillo rojizas se elevaban del cono de leños encendidos, pronto tendrían brasas. Facu colocó la parrilla sobre las llamas para quemar la grasa de asados anteriores, luego se dirigió a la larga mesa de madera que ocupaba el centro de la amplia galería cerrada. Sobre una asadera negra estaba el asado de tira , una ristra de chorizos y un trozo bastante considerable de vacío. Facu extrajo las tiras de costilla cortándolas sobre la tabla redonda en trozos cortos acordes al tamaño de la parrilla. Luego abriendo el paquete de sal gruesa procedió a salar la carne con movimientos rápidos. Cubrió todo con un repasador a cuadros celestes y blancos y dirigiéndose a sus amigos, les dijo que solo necesitaban que se hicieran las brasas.
Destapó con cuidado una de las botellas de vino tinto que había traído Fran y sirvió un poco en cada uno de los tres vasos, luego se los alcanzó y tomó el suyo.
Se sentó en el sillón de caños blancos y tela roja con apoyabrazos , plegable tipo catre, similar a los otros tres que estaban en la galería alrededor de la pequeña mesa plástica de color blanco. Dos ocupados por el negro Seba y Fran , el restante vacío. Facu acomodó el suyo un poco apartado para poder vigilar el fuego.
-¡Salud!- dijo elevando la copa, gesto correspondido por los otros dos- Cuando un tipo te tiene bronca o te la tiene jurada por algún motivo, siempre tenés que cuidarte . Andar con 4 ojos y así y todo te cagan igual.- continuó.
- ¡Vos sabés que si!- contestó Seba- En eso tenés razón. Más allá que hay tipos que son cagadores por vocación. No necesitan tener ningún motivo, para clavarte el puñal por la espalda. Son así , por naturaleza, nacieron así , muy hijos de puta y así van creciendo cada día un poquito más, hasta convertirse en ¡grandes hijos de puta!,
- Si como el cuento de la rana y el escorpión “ es mi naturaleza”- agregó Fran casi para sí.
- Si , debe ser, no tengo la más puta idea de cual cuento decís, pero es así nene. Y ése gordo por algo te tiene bronca y seguro, pero mirá , seguro como que me llamo Sebastián , que las cuenteó a Vale y a Flor o alguna otra del grupo ése .-Terminó el negro Seba mientras tomaba un pequeño trago de vino, dejando la copa suavemente en la mesa .
- ¡Yo no sé si será ese gordo pajero! – casi gritó Facu- El molde de sorete lo tiene.
Y le encanta hacerse el súper guacho con las pendejas pero bueno, de ahí a asegurar que él le llena la cabeza a Amelia , no sé.- agregó.
- ¡ Déjense de boludeces, che, yo les conté que Ami andaba media rara, pero nada más! Se los dije casi como un pensamiento en voz alta, no para que analicen la situación como Mariano Grondona. Córtenla.
- ¡No , no! señor , no la cortamos nada, éste boludo lo defiende al gordo , porque le tira alguna birra, de vez en cuando . No me lo niegues Facu, porque es así.- increpó el negro Seba súbitamente indignado.
- Mirá negro, yo te quiero mucho y eso lo sabés, pero estás miando fuera del tarro. Te estás yendo al carajo. Yo al gordo, no lo defiendo porque me tire una birra cada muerte de obispo. Lo que pasa es que no se puede acusar un tipo de calienta cabezas si no tenés ninguna prueba. Mirá negrito, yo según vos lo defiendo al gordo porque me tira una birra y vos lo acusas, al pedo , porque no te gusta la cara, estamos a mano , loco.-contestó Facu haciendo ampulosos ademanes .
- ¡ Córtenla! O me voy a la mierda . – intervino Fran.
Facu se levantó a poner la parrilla, dándole una palmada a Seba en el hombro. Limpió los travesaños calientes con una hoja de diario. Colocó los trozos de carne en el extremo más alejado del fuego , colocando los chorizos en su cercanía, desparramó las brasas y volvió a sentarse.
- Se enteraron lo del loco Santella ahí en Don Cristóbal.-dijo Facu, cambiando súbitamente de tema.
- No , como es el asunto- preguntó Fran, al ver que el negro Seba continuaba callado y tratando de distender la situación.
- Este tipo Santella era un solterón, que tenía un campo por ahí cerca del Pueblito. Todo bien hasta que se enloqueció.
- No se que tiene de raro, que un tipo se enloquezca. Todos los días internan uno en el loquero y seguramente , muchos otros deberían tomar tranquilizantes- intervino el negro Seba con abierta ironía.
- Si negrito, tenés razón, como siempre. Vos naciste con la razón debajo del brazo. Pero éste asunto es interesante. Por lo menos como me lo dijeron a mí. Parece ser que éste tipo era un tipo normal, como cualquiera de nosotros.
- ¡Ah pero entonces no era normal!- bromeó Fran
- ¡ Que les dieron a ustedes dos, Avivol Complex ¡ No me dejan hablar y se ríen de lo que no he dicho .Porque todavía no conté nada.
- Dale seguí , no te calentés. – dijo Seba, ya totalmente tranquilo mientras se dirigía a servirse otro poco de vino, ofreciéndole a su vez a sus amigos. Se acercó a la parrilla para mirar , pero fue inmediatamente expulsado por Facu que tenía el papel de asador oficial. Retornó con la botella vertiendo un poco de la bebida en cada vaso, la dejó sobre la mesa y se recostó sobre el espaldar de lona.
- Dicen los que lo conocían que éste tipo, era un luz para los negocios, que había hecho mucha guita con el campo. Un tipo ordenado, metódico como dijera mi abuelo, todos los días salía a la misma hora a recorrer el campo con las primeras luces , volvía a la mismas hora, controlaba el tambo personalmente , las existencias de alimento en el galpón. Todo, nada se le escapaba. La única salida que tenía era algunas tardecitas al mes a la casa de una dama que tenía, por ahí cerca, cruzando los puentes del Don Cristóbal. Parece que con ésa hembra tenía dos pendejos, que nunca los reconoció, y que serían los únicos herederos de Santella , si los ave negra dejan algo. Un verdadero bicho raro. Pero bueno parece que un día , se levantó raro, en lugar de salir a realizar sus recorridas habituales, se quedó largo rato sentado bajo unas acacias que tenía en el patio. Mirando hacia todos lados, como buscando en el horizonte o en el follaje de los árboles. Según cuentan los que lo vieron. Luego salió a caminar como extraviado, sin rumbo fijo con una actitud errática e indolente. Tardó mucho en regresar , a tal punto que el tambero de la tarde preocupado por su conducta, salió a buscarlo. Lo encontró , según dice su tío , sentado bajo un Tala inmóvil y mirando una frutita amarilla que tenía en su palma. El muchacho, lo llamó ,”patrón, patrón, necesita algo” . Parece según dice el tío , que fue el que se lo contó a mi viejo, por eso conozco la historia. Hoy de mañana , en la vereda del Banco Entre Ríos, lo tuvo como una hora contándole la historia de Santella. , por eso conozco la historia. Mi viejo lo conocía , más o menos , de haber hablado algunas veces con él. No eran amigos ni nada por el estilo. Pero lo conocía. Por eso Domínguez , que es el apellido del tío del tambero, me acordé, le contó toda la historia. Les aclaro que Domínguez es un gran charlatán. Bueno parece, según el tío, o sea según Domínguez, Santella sólo levantó la vista hacia el muchacho que estaba parado delante de él. Apretó la frutita de Tala en su mano, en su puño cerrado. Y salió corriendo a campo traviesa, encerrándose en la casa. No salió hasta el otro día.
Lo primero que hizo fue despedir a todos los peones, ¡les pagó, todo joya! Pero
la cosa es que los echó a todos a la mierda .Después, dicen que lo vieron . caminar durante días por el campo. Sin rumbo fijo como buscando algo.
- Digamos que le faltaba un tornillo al amigo Santella- intervino el negro Seba.
- Exactamente, se le quemaron las neuronas, al tipo, y dicen que se paseaba con la frutita en la mano. Hablando en inglés o alemán , Domínguez y su sobrino no saben hablar ni el castellano, así que menos idiomas raros. La cosa que una madrugada quemó la casa , el tambo, el galpón. Y se ahorcó en el Tala, según éste viejo cuando la cana lo descolgó, tenía la frutita en la mano.
- Para mí que vio mucho Discovery Chanel- interrumpió Fran.
- Lo que dicen por ahí, es que la hembra que tenía o la madre de la tipa, lo embrujó. O lo convencieron que estaba embrujado. Parece que Santella pensaba que se había quedado sin alma. Que durante el sueño se la habían robado. Y que la guardaron en ésa frutita de Tala. De los millones de frutitas de Tala que hay en el monte. Santella de alguna forma había identificado ésa frutita y no otra. Si perdía la frutita se convertiría en una especie de ser sin alma , de bestia antropomorfa…
- ¿Antropo qué? – preguntó Fran.-por que no hablas más fácil Facu. Pareces uno de esos libros que vivís leyendo.
- Antropomorfo, con forma de hombre. Pero como no tiene alma es un animal o sea una bestia.
- Y no era más fácil , decirlo así- acotó el negro Seba.
- Bueno , está bien , el tipo tenía miedo de perder su alma que se había metido adentro de la frutita de Tala. Por lo que prefirió morir antes de convertirse en un desalmado como esos zombis de las películas. Ahora me entienden.
- Definitivamente, para mi que Santella, se dio una panzada de Discovery Chanel, deja un poco de hablar al pedo y vigila ese asado que no tiene fuego.-acotó Fran.
Facu se levantó casi corriendo y procedió a poner brasas bajo la parrilla, el asado volvió a chillar, y la grasa a derramarse sobre las cenizas con chirriante regularidad.
- Hay gente que puede, manipular a los demás a distancia. A través de la magia.
Yo creo en eso. Mi abuelo me contaba que a un amigo de él, le secaron las
piernas con magia . Parece que cuando eran jóvenes jugaban juntos al fútbol, mi
abuelo y éste hombre al que se le secaron las piernas. Creo que hasta vinieron
juntos de Italia. Aparentemente jugaba muy, pero, muy bien.
Tenía posibilidades de ir a jugar a algún equipo grande de Buenos Aires. Hasta
que se le empezaron a secar las piernas, mi abuelo contaba que no fue de
repente, sino que poco a poco le fueron quedando más y más finitas hasta que
parecían dos huesitos. Por supuesto el sueño del club grande y de la fama se
terminó. Mi abuelo dice que lo perjudicaron por envidia. Por que el muchacho
este era muy ganador con las mujeres, por lo habilidoso y lo pintón. Claro
cuando las piernas se le secaron ya nadie lo quiso . Parece que al daño lo
realizó una vieja, una vieja que vivía detrás de lo que hoy es el campo de
deportes de los Maristas, a pedido de otro muchacho. Otros le contaron a mi
abuelo , que el trabajo lo encargó una noviecita que tuvo el de las patas secas y
con la que había perdido.- terminó el negro Seba
Facu ya había dado vuelta el asado y acomodaba los platos sobre la mesa. Seba se dirigió a la cocina y volvió con los cubiertos en una bandeja metálica.
- ¿Dónde es lo de los zombis? en Haití me parece- dijo Fran.
- Si , me parece que sí-dijo Seba
- Santella, no creo que haya sido Haitiano, o la bruja habrá sido Haitiana-agregó Fran risueño.
- Mira, mi abuelo decía que muchas de ésas brujerías, las habían traído los negros, que existían en la época de la colonia, y si no fíjate, en Brasil, donde los negros abundan, abunda la brujería, la macumba , el budú y todos esos merengues.-contestó el negro Seba.
- Si, seguramente de ahí aprendieron , las primeras criollas o mulatas. También de los gitanos , los gitanos según dicen practican la brujería-intervino Facu- Yo leí algo sobre los judíos, que fabricaban un muñeco de barro y le insuflaban vida pero era un ser sin voluntad propia y en general poseído por la maldad, le llaman Golem.- terminó .
- Sos un libro abierto, Facu, pero yo igual no creo que le puedan sacar el alma a un tipo y guardarla en una fruta de Tala, en una Sandía o en una botella. Esa gente es loca y punto- contestó Fran.
- ¡Algo de eso debe existir! – casi gritó el negro Seba- Nada más hay que fijarse en la Selección que fue al mundial de Japón. Ninguno tenía alma. Seguro que alguna bruja, se las saco , de una. Y como Facu dice que eso lo enseñan a hacer los negros seguro, que el trabajo lo mandó algún equipo Africano, Camerún , Nigeria , alguno de ésos . Seguro que eso no lo tenés en ninguno de tus libros.
- ¡ Y eso que Argentina lo tenía a la brujita Verón!- rió Fran mientras pinchaba un trozo de asado de la fuente que había acercado Facu.
- ¡ Si pero si ése quería sacarle el alma a Santella, en realidad lo hacía inmortal! Si es un pecho frío, ése y el otro muerto de Crespo. Unos perros , realmente. Y el loco Bielsa, ése está más loco que Santella, yo creo que si el finado hubiera hecho una selección de Don Cristóbal 1º, pero mira 1º nada más , nadie de Don Cristóbal 2º ni de Algarrobitos, ni de Séptima, no señor , únicamente de Don Cristóbal 1º , los mandaban a Japón y hacían mejor papel que éstos muertos.-dijo Facu.
- Claro y en lugar de ahorcarse en un Tala , se ahorcaba en un Cerezo ,quedaba más cool-rió Fran.
Los tres amigos continuaron cenando y riendo hasta muy tarde.

miércoles, 18 de agosto de 2010

Novena Entrada de Brumas


La conspiración

El gordo Jorge y Matías , se encontraban sentados en una de las mesas de la vereda por calle Alem. La infaltable botella de Budweiser descansaba vacía sobre la mesa junto a las jarras vacías con resto de espuma en sus paredes, vestigios de su antiguo contenido. El gordo tomo su atado de Parisienes , extrajo uno , lo encendió con su Zippo y aspiró profundamente el perfumado humo de tabaco negro.
- Es una puertita Matías, una puertita que se te abre- dijo exhalando el humo hacia arriba.
- Si , una buena data, que bien usada puede servir, información estratégica-contestó éste.
- Yo te la dejo picando nene, vos sabrás si la usas o no , si puedo darte alguna mano con la pendeja , te la doy , pero no es fácil sacarle un tema así. Puedo quedar como descolgado, muy evidente , y eso no es bueno- agregó el gordo recostado en la silla con el tronco hacia atrás y ambas piernas estiradas bajo la mesa.
- ¡Desde ya, Jorge! Yo te agradezco , la información después se verá que se puede hacer con ella.
- Divide y reinarás. Es un antiguo refrán. Yo te alcanzo la cuña . Vos tendrás el martillo supongo.
- ¡ Sabés algo gordo! Yo nunca creí que este pendejo sería tan mujeriego.
- Yo no te digo que pasó algo con la flaca. Lo que te digo es que los ví juntos varias veces. Y el boludito muchas veces se pasa tres o cuatro hora en la casa de las minas. Un dato. Para sembrar dudas, para intrigar. ¿Entiendes?- aclaró el gordo mientras se ponía de pie.
La pequeña brasa comenzó a avivarse dentro del pecho de Matías, a pesar de los dos años transcurridos ,casi, aún persistía su deseo de venganza. Le habían arrebatado esa chica. Se la sacaron prácticamente de las manos. Y eso se debe pagar. El odio , dormido por el paso del tiempo, despertó vigoroso. Cómo un vino añejo, a dar lo mejor de sí luego de estacionado en la cava oscura de su corazón resentido.
Matías pidió otra cerveza y quedó meditabundo en el bar casi vacío.


La aguja de hielo

En la habitación en penumbras, Calamaro cantaba “ Quiero, que ésta noche te quedes conmigo…” Él tenía el antebrazo izquierdo cruzado bajo su cuello y con el índice de la mano derecha dibujaba círculos en sus aréolas y rozaba sus pezones con la palma de la mano suavemente. Ella con los ojos cerrados parecía dormitar.
De pronto giró su cabeza y abrió sus ojos , que para él eran como soles, con voz suave preguntó
- ¿Me quieres mucho, como antes?
- Te quiero más que a mi vida- contestó él
Ella lo miró por un instante, él creyó ver una sombra de duda cruzando sus pupilas. Luego ella sonrió y lo besó en los labios atrayéndolo hacia sí, quemándolo con aquella piel suave y ardiente , de la que emanaban los aromas del amor y la pasión. Y nuevamente se entrelazaron con desesperación, cómo si fuera la última vez. Cómo si uno de ellos partiera al destierro.
Cuando Vale había llegado ésa mañana al aula le dijo que tenía algo que contarle. Ami pensó que se trataría de cualquier cosa, menos lo que finalmente le dijo, mientras caminaban tomadas del brazo por el patio de mosaicos grises. Al escucharlo fue como si algo dentro de ella se hubiese roto, un fino cristal que se quebró. La duda, esa termita que todo lo horada , ese gusanito inquieto que corrompe la confianza.
Ami se quedó pensativa, luchando con la ambivalencia de sus sentimientos , por un lado no creía nada de lo que su amiga le había dicho. Pero la duda estaba ahí , debilitando el encofrado de su relación con Fran, y sintió una profunda amargura .
Una amargura extraña , nueva, la de la desilusión. Y ahora que le había preguntado por su amor, no vio otra cosa que verdad en sus palabras, en la ternura de sus ojos. Se sintió abandonada por ésa sensación que la acompañó durante todo el día , y el deseo desesperado de sentirlo dentro suyo la poseyó, como una pulsión ajena a toda voluntad.
Las noches de invierno son frías . La escarcha de la helada cubría el asiento , Fran la desprendió con su pañuelo. El motor no encendió con el primer intento debido a la temperatura reinante. El manillar estaba helado al igual que las palancas , poco a poco sus manos comenzaron a sentirse insensibles , endurecidas. Pero no era ésa la sensación que lo embargaba, era otro el frío el que sentía, un frío que no dependía de la estación del año ni de la madrugada. Un frío que perforaba su pecho, desde que vio la duda en sus ojos. Como si fuera una fina aguja de metal gélido. ¿Qué pasaba con Ami? ¿ por qué actuaba de forma extraña? El viento de la noche golpeaba su rostro transformándolo en una máscara rígida y lo hacía lagrimear. A eso atribuyó su visión, la segunda, (la anterior yacía olvidada por el tiempo y las vivencias posteriores). La bruma cubría la calle , hasta la altura del eje de la rueda delantera, formando volutas que ocultaban el pavimento y se deshilachaban al paso del vehículo, aumentando el frío de la noche y creando una sensación de desolación. Cuando Fran llego a su casa envuelto en la neblina espectral abrió el portón lateral , introdujo la moto hasta la galería y al volver para cerrar, lo sorprendió ver la calle despejada, sin rastros de aquello que la invadía instantes antes.
El aire denso de la helada, transmitía el ladrar de perros lejanos y dejaba ver una luna blanca y distante. Una bandada de siriríes surcó la noche, dejando el sonido de sus graznidos agudos. El chico entró en silencio en su casa, se dirigió a su cuarto, que era como un agregado tardío y se acostó. Tardó mucho tiempo en calentarse y más aún en dormirse, era la presa de una inquietud extraña.

jueves, 5 de agosto de 2010

Octava Entrada de Brumas


El amor.

Ami caminaba con las últimas luces de la tarde, por calle Alem , acercándose a la esquina de Moreno cuando Fran la encontró. Se detuvo sonriente junto al cordón y la invitó a subir, ella lo miró perpleja, fue una verdadera sorpresa.
- ¿A quién querés más a mí o a tu moto?- Le preguntó tiempo después , con una voz insinuante casi susurrada sobre su pecho.
- ¡A mi moto por supuesto! .- contestó él , con simulada arrogancia.
- ¡ Sos , muy malo! .-le dijo ella.
Un par de horas antes él había llegado a su casa, donde ella como casi siempre se encontraba sola. Escuchaban FM y comentaban sobre acontecimientos escolares, el cuarto año era el más interesante, los profesores eran buena gente. Ese año , pensaban, sería el último de estudio realmente, en quinto se dedicarían a preparar su viaje de fin de curso y a viajar. Él la miró largamente, si bien parecía escucharla , su pensamiento se había detenido en la belleza de sus labios al moverse. Lentamente se acercó pasó su mano derecha por su nuca y suavemente la atrajo besándola con pasión, jugando con el lóbulo de sus orejas entre sus labios, recorriendo su cuello , sus hombros , desprendiendo uno a uno los botones de su camisa , deteniendo sus caricias en la suavidad de sus senos cálidos, en la turgencia de sus pezones erectos. Tuvo urgencia de sentirlos en su boca, se detuvo largamente besándolos y lamiéndolos, mientras con sus manos recorría su vientre , tocaba sus rodillas la dureza de sus rótulas, desplazándose por la suavidad de sus muslos hasta los cálidos humedales de su sexo.
Cuando la penetró experimentó el ardiente abrazo de su vagina rodeándolo, aquél túnel lúbrico y cálido que lo conducía hacia la locura, el tibio néctar de su cuerpo mojándolo, sus muslos que lo envolvían , sus manos recorriendo su espalda como quien busca en la oscuridad, con más desesperación tras cada movimiento de su pubis, hasta que la transpiración sobre su vientre acompañó el espasmo , el gemido o el llanto y en ése momento algo estalló en su cuerpo, transformándose en esperma urgente expulsado hacia un exilio soñado, definitivo. Ambos fueron distintos después de aquel instante de éxtasis, de pasión y de locura.
Casi un año transcurrió desde su primer beso hasta el momento en que sus cuerpos se vieron atrapados por la vorágine del sexo. En definitiva por el vórtice primigenio de la vida.
Ella tendida boca abajo apoyaba la cabeza en su pecho, entrecerrando sus ojos y escuchando el latido de ese corazón, que esperaba habitar para siempre. Recorriendo con sus manos los hombros de él, sus mejillas , sus labios. Como una ciega, leyendo los rasgos de su amado . La noche los fue envolviendo , mientras las luces de la tarde languidecían en la ventana. En la FM Sabina cantaba muy bajo “ 19 días y 500 noches”. Y el sordo sonido de la hojarasca mecida por el viento en la galería, de tanto en tanto arrullaba el instante perfecto de su dicha.
A ella le pareció ver una sombra fugaz en el rectángulo mortecino de la puerta de su cuarto iluminado por las luces de la calle que se colaban desde la sala. Pensó en su madre que hubiese regresado con mucha antelación de su trabajo , pero era imposible que ingresara en la casa de forma tan silenciosa. De todas formas ya nada se veía.
Fran dormitaba, ella miró su rostro y temió perderlo.


La tarde y la lluvia.

El cielo parecía una acuarela , pintada con gruesos trazos, donde se mezclaban los distintos tonos de gris. Desde el claro, casi blanco, hasta el oscuro matiz de los nubarrones más amenazantes. Daba la sensación de peso, de opresión, como si en cualquier momento las formaciones nubosas se fueran a precipitar sobre la ciudad, aplastando los edificios como si fueran de plastilina . Como una cordillera trashumante que hasta guardaba una apariencia de solidez. Lejanos al sur , sonaban los sordos truenos y refucilos blanquecinos y violáceos se recortaban sobre los jacarandaes de la plaza.
No tardaría en llover. Fran dobló desde Quiroga y Taboada hacia San Martín, Mili caminaba presurosa por la ancha vereda.
-Te llevo nenita.- dijo el muchacho .
- ¡Que suerte , seguro que si tengo que caminar hasta mi casa, me hago sopa!.- contestó ella
- No te preocupes, vamos, te acerco, el tiempo se viene abajo en un rato nomás.-
- Hoy es una linda tarde para comer tortas fritas – gritó Mili en su oído.
- ¡Dale! Pero vamos a tu casa, en la mía seguro que está Sole protestando porque tiene que ira a trabajar.-contestó él
- Listo, vamos.- respondió la Ardiles.
Cuando detuvo la moto frente al portón de entrada, cayeron las primeras gotas, gruesas , pesadas. Cuando la chica abrió para franquearle el paso, el aguacero se descargó con furia. Al ingresar bajo el tinglado abierto que conducía a la puerta de ingreso a la vivienda, el estruendo de las gotas en las chapas de zinc, les hacía gritar. Delfi los saludó sonriente desde una reposera en la que se encontraba leyendo en el extremo más alejado a un lado de la puerta principal. No había ningún camión estacionado en el amplio espacio, los tres estaban de viaje, por lo que la moto solitaria parecía más pequeña , desproporcionadamente pequeña, perdida en aquella gigantesca playa.
Saludó a Delfi con un beso y acompaño a Mili adentro, donde fueron necesarias las luces artificiales. Por la ventana se veía un encerado verde donde con letras blancas se leía “Transporte La Flecha Nogoyá Entre Ríos” ondeando por las ráfagas, sostenido por un cable de acero a manera de cortina. Tras él se observaba, cuando el movimiento lo permitía, el terreno de la esquina bañado de aceite, donde se amontonaban neumáticos y partes de vehículos dispersas sin un orden aparente. En algunas de las cuales la vegetación que las invadía, denotaba el tiempo transcurrido desde que fueron arrumbadas. La lluvia todo lo mojaba, formando charcos en el terreno irregular.
Fran se distrajo mirando esto y el vapor que formaba la cortina de agua al golpear contra la arista superior del muro que formaba la ochava.
- Me ayudas , o te quedas paveando.- le dijo Mili tras él.
- Discúlpame , miraba llover, y me fui con el pensamiento, muchas veces absorto por algo es como si me aíslo. Me encapsulo. Y esa lluvia tan densa me dio la sensación de algo maligno, como un presagio. Boludeces mías nada más.
- Eso último sin duda, yo no acostumbro a desmentir a nadie. Lo que sí. los tipos que vienen a comer tortas fritas conmigo, a mi casa, deben ayudarme con la masa por lo menos.
- Che, ¿y son muchos los tipos que vienen aquí a comer tortas con vos?- replicó él con sorna.
- Multitudes, pero por ahora el único sos vos, así que manos a la obra-contestó ella con una sonrisa mientras aparatosamente simulaba tomarlo de una oreja.- Lo más maligno que te puede pasar es que yo te corra con el palo de amasar.
- ¡ Quizás es lo que presagiaba la lluvia! Mejor te ayudo, antes que montes a la escoba y me persigas.
Los tres jóvenes riendo se dedicaron a la tarea de amasar, embollar, estirarlas con el palo cilíndrico y enharinado, hasta formar un círculo blanco y elástico.. Para luego echarlas en la grasa caliente , que crepitaba al recibir el disco de masa. Con lo que sobró fabricaron muñequitos y utensilios varios que fueron destinados al magma hirviente de la olla. El aroma de la fritura impregnaba todo el ambiente e incluso el tinglado donde se sentaron a matear y comer. Cuando el temporal amainó, luego de un par de horas de llover copiosamente, Fran se puso de pie
- Bueno-dijo-pájaro que comió voló-
- No te digo Mili, todos los hombres son iguales, una vez que están llenos se mandan a mudar y la dejan a una sola.- dijo la mas baja de las melli a su hermana.
- Si la vida es muy ingrata, con las mujeres hacendosas y de la casa- contestó ésta.
- La verdad chicas, que dos angelitos como ustedes , solitas , me dan tanta pena que en cualquier momento vengo a cantarles el a rro rro. ¡ Pobrecitas ellas!-dijo Fran mientras montaba en la moto.
- ¡ Quien sabe si te dará la voz para tanto! – le dijo Delfi mientras le arrojaba un trocito de torta frita.
El muchacho desplazó la moto con grandes zancadas, abrió el portón y salió a la calle, el vehículo arrancó con estruendo y se alejó por Hipólito Irigoyen, en el semáforo de Marchini se cruzó con el gordo Jorge, que venia desde el norte como quien sale de la Villa 3 de Febrero. El gordo lo saludó con un leve movimiento de cabeza y Fran le respondió con el índice de su mano derecha, el viento sur le golpeaba el rostro con algunos restos de lluvia. Notó la sonrisa el otro cuando pasó delante de él . Y pensó “¿de que se reirá éste boludo?” . sin imaginar que en la mente del gordo tomaba forma una idea, una idea que lo marcaría para toda su vida, una idea que desencadenaría el desastre.
Al llegar a su casa se encontró con su hermana que salía apresurada de la misma.
- ¡Dale nene!- dijo Sole- Alcánzame al trabajo que me quedé redormida.
- Subí – le contestó Fran.
Al oeste un retazo de celeste dejaba pasar los rayos del sol. La atmósfera fresca y limpia de la tarde les llenaba los pulmones. Los dos hermanos se marcharon felices sin saber que ya el destino había puesto en marcha su fábrica de penas. Que otras nubes comenzaban a formarse en el firmamento de su porvenir. Nubes éstas que ocultarían brutalmente el ingenuo sol de su inocencia.