domingo, 25 de octubre de 2009

Novena Entrada de Los Custodios del Sello

Nogoyá , Febrero 1998 El Entierro

El rocío aún permanecía en los pastos. La frescura de la mañana contradecía el calendario. El cortejo se detuvo lentamente en la rotonda, los empleados de la cochería de traje negro y guantes blancos abrieron la portezuela trasera del furgón fúnebre que brillaba negro y niquelado bajo la luz matinal. En letras doradas sobre fondo negro se leía en uno de sus laterales Nicolas Octavio Alfaro Rodríguez Q.E.P.D.
Aún algunos susurros, recordaban la negativa cerrada del cura párroco, de permitir pasar el cadáver de NOAR por la iglesia. “Viejo Hereje, ¡arderá en el infierno!”
Le atribuyen haber dicho, la noche anterior, cuando un grupo de conocidos fue a entrevistarlo. A pesar de ello un grupo de viejas rezó el rosario en el velorio, y hasta una monjita cantó las letanías. Si el fallecido despertaba en ése momento, sospecho sacaría esa fauna exótica de su casa.” Que cagada lo del viejo. Sabía que estaba muy enfermo pero no pensé que tan pronto se mudaría para aquí” dijo mi primo, que tenía sus anteojos oscuros y parecía sin dormir. “No te vi en el velorio” dije. “Odio los velorios, me producen una sensación de encierro, me mareo. Definitivamente los velorios no son para mí, al único que voy a tener que ir, sí o sí, es al mío” dijo en voz baja con una sonrisa torcida. “La semana pasada antes que lo internaran, estuve charlando con él hasta la madrugada. Un tipo muy controvertido, muy singular , difícil es imaginar que exista otro tipo como éste, un auténtico destructor de convenciones.
Si hubiera sido Juez hubiera pedido su propio juicio político” continuó. “Si usando sus palabras un escupidor de sapos de tiempo completo” dije “¿Como decís?” preguntó
“Claro” continúe “el antónimo de tragarse sapos”. “Muy propio de él” dijo “escupidor de sapos, yo me imaginé no sé por qué, que te referías al sapo panza arriba que está enterrado en la Plaza Libertad, ése que si lo pisas te hace volver siempre a Nogoyá,
Este viejo era correntino, de Paso de los Libres creo, su padre trabajaba en el Ferrocarril y por eso vino a parar aquí. Me contaba, su embelezo con las maniobras de las locomotoras a carbón, en su infancia. El sueño mecido por el paso del tren que hacía temblar su cama. Estaba melancólico los otros días. Me contó que esa tarde había caminado por la costa del Nogoyá hasta el puente de hierro en La Alameda o lo que quedó de ella, recordando su infancia de mojarreros y gomeras. Me contó que te había recomendado estudiar la historia de la gomera en Entre Ríos, se reía de recordarlo.”
“Sabes que me olvidé de comentarte?” dijo casi en un susurro “ No tengo idea” respondí mientras avanzábamos por un pasillo lateral lentamente. “Me dijo que había recibido una carta del desaparecido L, pero no me contó de que se trataba, nos cruzamos con la viuda de Flores Schneider, que está muy buena te digo por otro lado, y se pusieron hablar de los camiones cisterna con agua de mar que estaban por llegar desde Brasil, puedes creer que importarla es más barato , lo que es la convertibilidad vale oro, loco, vale oro.” El cajón ya estaba depositado en el nicho, la gente comenzaba a desandar el camino, nos quedamos un rato en silencio mirando la madera lustrada que ocultaría por siempre lo que fue nuestro amigo (por siempre en nuestra medida de mortales) luego lentamente regresamos “Está rebuena la viuda de Flores Schneider, yo hace rato que no la veía y encima tiene plata, completita, completita” habló de pronto. “Espero que no te haga nadar con los tiburones” dije. Cuando Marisa franqueó el portal hacia la rotonda me dirigí hacia ella que venía flanqueada por Carolina y su hermana, y por otras personas que seguramente eran parientes a las que yo no reconocí. “Lo siento mucho” le dije con esa economía de palabras, tan propia de las circunstancias penosas, la abrace y tomando su rostro entre mis manos le bese la frente. Luego la acompañe a subir al auto de la cochería que la llevaría hacia su casa. Con las manos en los bolsillos la vi alejarse por calle 25 de Mayo hasta perderse tras el convento de las Carmelitas, me acerqué hasta donde estaba mi primo, que bromeaba con un empleado del Cementerio, nos dirigimos al coche y partimos .


Notas

“Probablemente Fioramonti salió alrededor del mes de Octubre del Bajo de los Baguales , en cercanías del Salitral de la Gotera , dónde sitúa sus últimos relatos de ése año, probablemente se dirigió al Lihuel Calel en busca de la Vieja Adela , pitonisa renombrada por ésa zona a fines del siglo XIX y principios del siglo XX . El viaje no tiene que haber sido fácil en aquel terreno hostil. Pero a mediados de Noviembre de ese año encontré al cronista en la zona, Fioramonti seguía el rastro de la diáspora de los habitantes de la ignota Villa La Ola.” Del Diario de Azorín reproducido sin autorización.

“Yo desandé el camino de aquellos desgraciados , lo desandé en sueños, noche tras noche. Tan vivida fue ésa experiencia que hasta en mi piel aparecían por la mañana, los rasguños que las malezas me provocaban en mis sueños, las ampollas que las piedras y los arenales provocaban en mis plantas. En todo el largo trayecto de su deriva, el suelo, los pastos, las matas, las rocas estaban impregnadas de una tristeza profunda, destilaban desesperanza. Yo ví a aquellas gentes danzando, jugando , apostando , fornicando en aquella plaza frente a la capilla tapiada , vi las lenguas de fuego consumiendo todo aquello hasta convertirlo en un terreno arrasado cubierto de cenizas negras, de soledad y de muerte. Como el rayo vengador de un ángel exterminador En mi último sueño vi a lo lejos un brocal ennegrecido de tizne, me acerque sedienta y al asomarme, sobre la superficie del agua como en un espejo, vi aquello. El rostro del anoftalmo que me sonreía desde la profundidad, maligno, desafiante. Se cuenta que Satán engendrará un hijo con su semen maldito en el vientre de una joven virgen, que ése será quien condenará al mundo, que nos sumirá en las llamas para siempre. Ese es el anoftalmo. La encarnación del mal. El hijo del diablo.
Yo desandé el camino de ésos desgraciados, y comprendí de que huían . Muchas noches, en mis sueños, aparece aquel brocal tiznado y mientras mis pasos se acercan , el horror me despierta. Y escucho zumbar el viento entre los pedregales, y temo verlo aparecer por mi puerta y en el fondo de mi corazón deseo el fuego purificador“

Fragmento del encuentro con la Vieja Adela extraído de “Recuerdos de un Relato en la Pampa” de Giussepe Fioramonti 1925

lunes, 19 de octubre de 2009

Octava Entrada

Nogoyá, mediados de 1996 Las inconsistencias de NOAR


El ambiente amplio, luminoso, estaba dominado por un escritorio de roble, recubierto con un grueso vidrio. Un velador metálico a la derecha sobresalía de una sábana de papeles en aparente desorden. Un volumen de una Historia del Arte, el tercer tomo de Historia de la Segunda Guerra Mundial de Churchill encuadernada en un gris celeste que con el paso del tiempo adquirió un color indefinido, el segundo tomo de Historia de Nogoyá de J. Segura e insólitamente un libro de Coustou encuadernado en amarillo descansaban en el otro extremo. Al fondo una estantería de tablones de madera y ladrillos cerámicos contenía infinidad de volúmenes que dudaba que NOAR hubiera leído en su totalidad. Siempre se me plantea la misma duda cuando veo bibliotecas abarrotadas. NOAR estaba muy delgado por entonces, la diabetes lo consumía poco a poco. “Dejate de joder con eso pendejo” me dijo “si alguien ascendió a los cielos no creo que eligiera la Argentina para hacerlo” continuó. “Ponete a estudiar al Gauchito Gil que por lo menos era argentino, no ascendió a los cielos pero dicen que es milagroso, o no sé, otra alternativa válida es la Historia de la Gomera en las Cuchillas Entrerrianas, es un buen tema, déjate de boludeces, ése Pérez de Roldan es otro fraude argentino, y además olvidado, supercherías, producto de una época donde se aplicaba el pensamiento mágico continuamente, no vas a encontrar nada más que tonterías e
inexactitudes de viejas desocupadas. Lo de L no sé, me tiene perplejo, pero bueno, yo no se nada de él hace varios años, quizás se murió estaba más jodido que yo y no tenía nada que envidiarle a una locomotora a carbón, dejaba una estela de humo al caminar. La última vez que nos vimos fue en el bar el Círculo en Laprida y 3 de Febrero, en Rosario por supuesto aquí no hay ningún bar en ésa dirección, estaba como siempre apurado. Me comentó que el médico le había prohibido fumar, pero se fumó 10 cigarrillos en un rato. Quizás se hizo humo.
Sabías que era marplatense. En una oportunidad me invitó a casa de su madre, hace muchos años por supuesto.” “Debe habérselo comido algún cáncer o un enfisema, pobre L su única familia era su madre, ya muy vieja por entonces, estaba más solo que Hitler en día del amigo. Yo he tratado de escribir una historia imaginaria, una ficción a partir de lo que los verdaderos historiadores escriben, vislumbrar el verdadero carácter de las cosas, la verdadera personalidad de los protagonistas de ésa historia, partiendo de lo que está documentado. La mayoría de los historiadores bucean en documentos oficiales o de personajes que has desempeñado importantes roles en el Estado, muchas veces el resultado de ésa investigación se transforma en una historia oficial o en la historia del Estado (municipal, provincial , nacional) y no en la historia de los pueblos , pero bueno eso es harina de otro costal, también las subjetividades sesgan muchas veces ésa investigación y los lleva a descubrir lo que quieren descubrir y a obviar lo que es incomodo para la ideología que profesa el investigador de todos modos yo parto de una base cierta, seguramente falaz . Pero constatable en los escritos de otros. Después puedo deducir que las cosas fueron de otro modo distinto, pero L, él partía de la nada, la niebla era su materia prima, investigaba cosas olvidadas, de gentes olvidadas, en lugares olvidados. Pasó años estudiando mapas, leyendo cartas, diarios, actas de nacimiento y casamiento, entrevistando gente. Buscando donde estaba esa famosa (únicamente para él, ignorada por el resto de la humanidad) Villa La Ola. Y sabes que logró, sabes que encontró, cuatro letras NADA. Nada de nada, si ése lugar existió fue tragado por el mar como la Atlántida. Una Atlántida criolla, subdesarrollada y miserable por cierto. Investiga la historia de la gomera, averigua si Hernandarias o Rocamora ¡cazaban pajaritos! Menos rompederos de cabeza y vas a salir ganando”. NOAR estaba iluminado por un haz de sol que entraba por la ventana, el pálido sol de ésa tarde de invierno permitía ver las partículas de polvo suspendidas en el aire, abrió uno de los cajones y extrajo una botella de Ballantines,”Hace frío, nene, vamos a calentar el gargero” dicho esto me alcanzó una de las dos tazas de café que había extraído junto con la botella y vertió Whisky en ella.
“ L me dijo un día , hace muchos años, pero aún lo recuerdo, que para lo absoluto el hombre tenía la misma trascendencia que las hojas de los árboles, pero como a los botánicos les gustaba clasificarlas y estudiarlas, a él le gustaba indagar sobre vidas olvidadas e insólitas. Bucear en los hechos extraños que se han perdido en el tiempo y en la inmensidad de nuestra tierra americana. ¡Y ahora el olvidado y perdido es él!”
“Ya estoy muy viejo y enfermo, creo que mis recuerdos mezclan realidades con fantasías. El transcurso del tiempo nos lleva a recordar, lo que creemos valioso, hasta a idealizarlo y transformarlo. Olvidamos lo doloroso, lo feo. Como te dije hace un rato sesgamos también nuestra memoria. Lo mismo debe ocurrir con las sociedades. Si tuviéramos nuestras heridas permanentemente abiertas sería imposible la vida. Nadie puede vivir con su dolor a flor de piel. Las sociedades tampoco.
Algo de eso debe haber ocurrido con toda ésa patraña de Ascendido de Villa la Ola. Una manipulación histórica que en algún momento hicieron determinados grupos fundamentalistas, y que al ver que no le servía lo descartaron y olvidaron. Son peligrosas las supersticiones, pueden alterar determinados órdenes, tocar determinados intereses. L intuía eso, quizás por eso lo buscaba, pretendía impregnarse de todo eso. Como en las guerras civiles recordamos las batallas los acontecimientos épicos pero olvidamos, como dice Bush padre, los “Daños colaterales”. Los saqueos, las matanzas de inocentes, las violaciones. Todo eso es borrado por los historiadores, olvidado, nada por aquí, nada por allá, desapareció, por eso te decía que muchas veces, la inmensa mayoría de las veces, se escribe la historia de los estados, no la de los pueblos, la de gente de carne y hueso que viven las vejaciones de la guerra o de las revoluciones o de las hambrunas”. Su rostro cansado se contrajo en una mueca, seguramente el dolor de sus piernas, que casi le impedía caminar se había incrementado. Pensé que tenía mucha razón en algunas cosas de las que decía, en otras me parecía adivinar una resignación velada por sus gestos de inconformista. Si bien habían sido amigos con L, me costaba pensar que aceptara su aparente desaparición, su paradero incierto, ése acto de magia que lo había esfumado del mundo. “ En mi próximo trabajo” dijo Noar de pronto interrumpiendo mis comentarios sobre los sentimientos de Sarmiento hacia Entre Ríos “ demostraré que Nogoyá no existe y nunca existió, desde ya nunca fue fundado” “ Una vez que lo demuestre todo desaparecerá y despertaremos en plena selva de Montiel , quizás escuchemos los golpes secos provocados por el cuchillo de un cura tallando una estatuilla del tronco de un Aguaribay ,para un historiador que se base en actas fundacionales Nogoyá no existe, si hasta el mismísimo Quiroga y Taboada sólo anduvo de vez en cuando por aquí y por un lapso breve entre 1782 y 1784 , en que su conflicto con Rocamora lo hizo marchar casi preso a Buenos Aires, y después el mismo Rocamora tuvo que marcharse , en realidad a nadie le interesó éste rincón de selva , refugio de marginales , sin títulos de propiedad , todo muy provisional, por eso lo del cura gaucho es un leyenda más, pero bueno que le vamos a hacer, en una de ésas Morientes me reta a duelo.”
“ Quizás en mi próximo trabajo demuestre que la plaza libertad se formó por el impacto de un meteorito, o mejor aún de un cometa” ”Cualquier cosa se puede decir y escribir, encontrado esto por un investigador del futuro puede crear una nueva historia sobre nuestra aparición en la faz de la tierra” dijo sonriendo “Pero seguro que si escribo lo del meteorito , no va a faltar un boludo que venga a realizar excavaciones, en busca de ADN de extraterrestres, y hasta en un de esas lo encuentra” guardo un momento de silencio y prosiguió “ Cuando don José Flores Schneider transformó su estancia en Área Protegida del Aperea Entrerriano todos se rieron a sus espaldas y hoy recibe gente de todo el mundo, que vienen a ver esos bichos, cualquier cosa es posible, me contaban que organiza excursiones guiadas, especie de safari fotográfico , ¡ni que fueran a ver dinosaurios los pavotes!. El viernes pasado, unos integrantes de la agrupación ecologista Los Verdes de Palermo, casi mataron a golpes a unos gurises a los que encontraron cazando apereas con ése arma que te recomendaba estudiar, como diversión, o para comer quien sabe, a cosa es que si algunos de los secretarios de Flores Schneider no los contienen los matan a los pobres. Podés ver entonces que existen locos para todos los gustos. Uno de los gurises todavía está internado en el Hospital, se dice que la Asociación defensora de Animales de Nogoyá, los denunció por intento de Faunicidio autóctono, figura penal que aparentemente no existe, pero que se proponen crear a través de los legisladores verdes e imponerle carácter retroactivo. Nada es sorprendente hace unos meses una Jauría de perros vagabundos atacó a un par de escolares, provocándoles heridas de consideración, un grupo de vecinos con palos salió en defensa de los infantes, hoy están denunciados por maltrato de animales. Y a vos te sorprendería que la plaza Libertad se haya formado por un meteorito que impactó en épocas inmemoriales ¡Bah, Todo es posible¡” “Hasta en una de ésas no era un meteorito, sino que era el mismo ángel caído al descender al infierno, que interesante
sería convencer a los turistas que en Nogoyá están las puertas del Averno” “Flores Schneider salía hoy para Santiago del Estero a cazar jabalíes con perros dogos, me contó Carlos María, el mayordomo, dice que mandó a pintar varios apereas con
Anilinas de distintos colores para llamar la atención de un contingente de japoneses que llegaba ésta semana, tiene pensado también ofrecerles apereas criados dentro de una botella, muy con su cultura oriental. De lo contrario le hubiera llamado para convencerlo de las posibilidades de una puerta al infierno como atractivo turístico, pero no sé él está en el ramo ecologista. Además hizo llenar un tanque australiano con agua salada y tiene un tiburón en él para natación aventura, dice que es un éxito total.” Viendo el rumbo que tomaba la conversación a raíz de las repetidas tazas de whisky me despedí con los últimos rayos del sol. Me fui pensando en aquellas palabras de L “NOAR está loco” y nunca estuve mas convencido de ello pero recordé además “Las habladurías de viejas, locas o desocupadas otra coincidencia con L”

domingo, 11 de octubre de 2009

Septima Entrada

Barrio El Morajú. La Cena. Marzo de 2000


Caminé hasta la estación de servicio, a buscar el coche, lo había llevado para lavarlo, cosa no muy frecuente, pero consideré inapropiado ir a un compromiso de ése tipo, en un auto mugriento. Cerca de las nueve menos cuarto tomé la ruta para dirigirme hasta El Morajú. Era una noche cálida, el aroma del campo impregnaba el aire. La luna en cuarto creciente asomaba en el horizonte. Las luces del paseo público iluminaban los fresnos ya amarillentos. La casa de la mujer se ubicaba en la primer calle, tejas esmaltadas y galería con arcadas, no tenía gran personalidad pero era agradable precedida de un pequeño jardín. Leticia me abrió la puerta, me pidió que me sentara en la pequeña sala, pronto vendría la señora Lorena, me ofreció un Whisky, lo rechacé, no me gusta beber en casa de extraños, y ésta Lorena no era otra cosa para mí. A los pocos minutos apareció la vieja, vestida de Jean y una blusa crema parecía salida de una película norteamericana hasta los grandes aros de bijouterie denotaban mal gusto.
Sin embargo su conversación era agradable, una mujer de modos suaves, contrastaba su encanto personal con su aspecto, un tanto ordinario. Luego de los saludos de rigor, me contó que no hacía mucho que estaba en Entre Ríos, era nacida en un pueblo llamado Las Nutrias cerca de Lobería en provincia de Buenos Aires. Había decidido cambiar de aires por circunstancias personales, que no me comentó. Me habló de sus ataques de pánico, del tiempo que había transcurrido hasta que le hicieron un diagnóstico de certeza y un tratamiento que si bien no la curó disminuyó mucho su frecuencia. Casualmente , la mala interpretación de esto fue la causa que desencadenó el episodio en que la conocí, el distanciamiento de las crisis la llevó a creerse curada, abandonando la medicación, “ UD presenció los resultados” Me dijo que había conocido circunstancialmente a mi hermano, en una reunión de la sociedad rural ,donde también había conocido a mi primo. Algo sobre vialidad y el estado de los caminos, de los cuáles se quejó amargamente. “no se puede sacar la producción, si el campo no produce, la Argentina se muere” afirmó tajante. No se bien cómo derivó la charla, pero en un momento le comenté de mi encuentro con Aristóbulo del Monte, el historiador de Balcarce, ella cambió de actitud un parpadeo repetitivo denotó tensión. “¿UD conoció a Ari? El me consiguió el campo aquí. ¡El pobre! sabrá que murió, lástima era un buen amigo” Le contesté que ignoraba su muerte y que mi conocimiento de él se reducía a un solo encuentro. Sin embargo lo lamenté, pues me resultó un tipo simpático y yo no compartía las teorías conspirativas de mi primo.”Si por muchos años fuimos amigos” me dijo “Era un hombre muy lindo en su juventud y lo seguía siendo en su edad madura, muchas de la zona estábamos enamoradas de él, le hablo hace 35 o 40 años o más” Se sonrojó. “Sin embargo murió soltero, no sólo, pero soltero. Sus propiedades las heredó un hijo que engendró con una mujer de Dos Naciones cerca de el cerro El Bote, donde su familia tenía un establecimiento rural” “Así que UD conoció a Ari!! La última vez que lo vi fue en Balcarce en su casa, me invitó a cenar como despedida pues yo el fin de semana siguiente viajaba para aquí, hablamos hasta bien entrada la noche en compañía de un amigo de él, otro historiador, de ése tipo raro de historiadores que rodeaban a Ari, éste investigaba sobre personajes religiosos desconocidos, apenas se escuchaba su voz por la disfonía, un flaco desgarbado que fumaba como un murciélago, por el que Ari parecía sentir un gran aprecio. Unas semanas después Ari presentó una Hemorragia, vomitaba sangre, aparentemente por su apego a la ginebra, duró poco, me
enteré de su muerte como un mes después de ocurrida. Lo sentí mucho” “Ginebra con poco hielo”, pensé, “más ginebra que hielo”, recordando aquella noche de San Miguel.
“Ari era una gran conversador” continuó “era uno de ésos tipos que te envuelven con su charla y que acortan el tiempo” calló un momento, miró a través de la ventana hacia el jardín y la calle pero se sabía por su expresión que su mirada no era externa sino hacia la memoria” Lo conocí una noche de carnaval en el Club Cultural de las Nutrias haya por 1947,creí que era el hombre de mi vida, y aún hoy me pregunto si no me equivoque al rechazarlo, pero UD sabe como eran las cosas entonces. Era un muchacho extraño que estudiaba Historia no se ocupaba de las cosas del campo y encima no era constante en sus visitas. Una tía me llevó a una vidente, una pitonisa de Mechongue muy renombrada en la zona (Lorena usaba con frecuencia la palabra Zona y Campo) y especializada en cuestiones del corazón, ella me recomendó que me alejara de él pues ocultaba un secreto, un secreto imposible de compartir, que podía llevar al desastre a quienes se le acercaran. A los dieciséis años, menos que eso es suficiente para no mirar más a un chico, más aún con mi personalidad aprehensiva. Luego de muchos años lo reencontré y estuve dispuesta a no perderlo, creo que fui su amiga” Leticia entró con el café Lorena volvió a su compostura de antes “pero mire lo que le estoy contando, caramba, vamos a la galería a tomar el café y a charlar de cosas mas agradables”
De regreso imaginé la escena de Ari, Lorena y su amigo fumador, tan parecido al inexistente padre L, fui al centro me quedé a mirar un partido de fútbol por alguna de las múltiples copas de asociación sudamericana de Fútbol, los amigos me invitaron a seguir con una truqueada en casa del ruso, desistí, ésa noche soñé con secretos revelados entre vómitos de sangre y humo de tabaco. Secretos imposibles de sobrellevar. Desperté bañado en transpiración y con sensación de asfixia”

domingo, 4 de octubre de 2009

Sexta Entrada

Notas

Marisa sentada en el sillón, de espaldas al ventanal iluminado por el sol de la mañana parecía liviana casi etérea, una figura rodeada por un halo de luz que la envolvía como sosteniéndola en el aire. Su voz desvaneció mi pensamiento, con un gesto rápido me extendió unas fotocopias. Las tomé en mis manos las coloqué sobre la mesa ratona y comencé a hojearlas en silencio “son fotocopias del diario de Azorín, algunos pasajes que me parecieron te podrían interesar” dijo “después te acercaré algunas de las notas que L tomó del libro ése, de Fioramonti, son cosas que L trajo en su última visita a papá, no hace mucho las encontré por casualidad” La miré en silencio, con ésa rara sensación que su presencia me causaba. “las voy a leer y después te comento, éste Azorín es el que según Ari del Monte le dio la primer versión sobre la llegada de Pérez de Roldan, será interesante ver que me has traído” agregué “bueno che, espero te sirva, nos estamos viendo” dijo despidiéndose. La acompañe hasta la vereda y la vi alejarse con paso rápido. Me quedé un momento disfrutando del sol de la mañana, luego busqué mis cosas, subí al auto y me marché a realizar mis actividades. Varios días después, quizás más de una semana, al retornar un libro a la biblioteca, ví la carpeta con las fotocopias que habían quedado olvidadas y decidí leerlas sin mucho entusiasmo, aquella mañana pensé que la visita de Marisa tomaría otros rumbos y proyecté en ésas hojas toda mi frustración, por lo que las dejé casi tiradas. Pero ésa noche mi estado de ánimo era otro y decidí examinarlas. Las fotocopias no eran de buena calidad, se veían oscuras y gruesas rayas negras cruzaban el texto, lo que hacía su lectura difícil , casi penosa, más aún teniendo en cuenta que se trataba de un manuscrito.
“Hoy conocí a un joven estudiante , Aristóbulo Del Monte, un muchacho despierto e inteligente quizás un poco petulante , pero no demasiado como para que su presencia sea desagradable a primera vista, no obstante cuando se entabla conversación es un chico amable y de sonrisa fácil. Conocí a su abuelo cuando ejercía en la escuelita de Cerro El Bote ya que ésta se encontraba en su propiedad, gente muy buena aquellos Del Monte! A mi me ayudaron mucho en aquellos años, yo creo que Aristóbulo es hijo del segundo de los hijos de aquel a quien me refiero. Está muy interesado en el uso de artefactos de guerra a través de la historia militar, hablamos mucho, desde los Elefantes de Aníbal hasta el Gas Mostaza y los primeros blindados. Desde la guerra aérea hasta la Arquería, el conocía mi interés por ése tema y decidió aprovecharlo. Creo que estuve casi tres horas hablando con él pero fue una charla tan amena que el tiempo se me pasó muy rápido, le conté entre otras cosas una vieja anécdota de mi familia que se ha ido transmitiendo de generación en generación respecto a un joven que aterrizó en éstas pampas más específicamente en lo que era la vieja Buenos Aires en el último lustro de la colonia, es un relato que le atribuyen a un antepasado mío , como toda tradición oral en sumamente imprecisa y probablemente repetidamente modificada por los distintos relatores. En mi familia aseguran que un joven fue catapultado (con una catapulta improvisada) desde un velero hasta la costa,, como un hombre bala circense según aseguran tuvo la suerte de caer en un cesto de ropa y por eso salvó su vida. Este personaje de alguna forma u otra luego de éste llamativo episodio de su llegada por vía aérea seguramente el primero en el mundo, de una u otra manera imprecisa estuvo ligado a mi antepasado, por lo que éste tuvo conocimiento de su estancia posterior en Buenos Aires unido a una mujer de vida non santa, con la que engendró una docena de hijos a los que le pusieron extraños nombres. Ya he contado mi entrevista con Fioramonti hace muchos años en Lihuel Calel , encuentro tan extraño como inesperado, éste investigador afirma , entre muchas otras cosas, haber entrevistado a uno de los hijos de éste catapultado , devenido en cura con el transcurso de los años y corrobora el relato familiar de los nombres dados a los hijos : prendas de vestir. Después Fioramonti relata una serie de hechos oscuros en un pueblo desaparecido, al parecer por la ira de Dios en el que éste joven devenido en cura tuvo un papel protagónico. En éstos temas derivó mi conversación con el joven Del Monte, quien se mostró sumamente interesado, llamativamente, en éstas viejas anécdotas familiares, que para mí no pasan de ser un simple curiosidad.”. Del Diario de Azorín reproducido sin autorización.

Pje La Ilusión. Principios de 2000. La Serpiente

Este encuentro es fruto de la casualidad como casi todo lo importante en al vida.
Casi todo no todo, el resto en general es fruto del esfuerzo y la constancia. O de la astucia y la oportunidad. Me refiero a encuentros interpersonales, cuando atribuyo a la casualidad la de brindarnos cosas importantes.
Lorena era una mujer sesentona, que adquirió una parcela de campo en la zona sudeste del Departamento Nogoyá en los alrededores de un paraje llamado La Ilusión, en homenaje a quién sabe que soñador. El ancho y polvoriento camino se bifurca en éste lugar , dejando un triangulo de terreno en medio, al que socarronamente en nuestra infancia llamábamos la Plaza de La Ilusión, si el vehículo en el que uno se desplaza desarrolla moderada velocidad es conveniente no pestañear pues es posible entonces perder la visión fugaz de éste lugar. Aquí se le ocurrió a Lorena comprar “su campo” como ella misma lo nombraba, próximo a Nogoyá sobre caminos moderadamente transitables “¡Ecológico pero no salvaje!” según sus palabras.
Volvía yo, de comprar yerba mate en uno de los pequeños comercios del caserío dirigiéndome nuevamente a la casa, cuando de pronto vi la Ford Ranger roja a la vera del camino. Me detuve detrás del vehículo averiado, descendí del auto y me dirigí a la mujer que permanecía inmóvil en el volante. “¿Necesita algo, doña?” pregunté . La mujer me miró con una mirada extraña, no podría describirla con exactitud., la mirada propia del pánico, sus pupilas midriáticas sus párpados muy abiertos, el rostro pálido.
Me observó en silencio. Abrí la puerta, observé que por el asiento se escurría un liquido hacia la alfombra. Se había orinado. La tomé del brazo, traté de tranquilizarla, me encontraba en ésa tarea cuando otro vehículo se detuvo en la cuneta opuesta. Descendió un hombre joven pelirrojo de pelo corto y rostro lampiño. “No se preocupe amigo” me dijo. “La señora tiene ataques de pánico” la condujo lentamente hacia su vehículo, la sentó en el asiento del acompañante y luego se dirigió hacia mí extendiendo su mano con una sonrisa cómplice “Está más loca que una cabra, esta vieja” me dijo mientras cerraba con llave la camioneta y por celular se comunicaba para que la viniesen a retirar.. Se alejaron rumbo a Nogoyá pronto la polvareda ocultó el vehículo. Subí nuevamente a mi coche y me dirigí a la casa. Cuando llegué con la yerba, me senté junto a mi hermano en la galería. Le comenté el episodio. “Sí ,sí Lorena Berezaga , es una porteña o de la provincia de Buenos Aires, compró un Tambo aquí a dos leguas dicen que no ensilla con todas las caronas” Luego nuestra conversación derivó en otros asuntos que nos ocupaban. Cuando me llegó la esquela, me sorprendí, primero por ser una forma de comunicación muy poco usada ya, segundo por quien me la enviaba. “De no tener otra ocupación, agradecería me acompañe a cenar el Jueves, me avergüenza la situación en que lo conocí y no desearía que UD. se lleve una falsa imagen mía, envíe la contestación con Leticia (la portadora de ésta).Atentamente . Lorena Berezaga.”
Repasé mentalmente si tenía algo que hacer el día Jueves, no tenía ningún compromiso, más por curiosidad que por otra cosa y pensando que sería una entrevista breve, “con unas cuantas palabras de compromiso me sacaré de encima la vieja” pensé, acepté la invitación que sería, según me informó Leticia, en la casa que alquilaba la anfitriona en el Barrio El Morajú, a unos cientos de metros del Aero Club hacia el Este de Nogoyá.
Vi alejarse a la muchacha con paso cansino hacia Boulevard España, un suave brisa del sur movía su ropa suelta mientras se marchaba.