martes, 3 de junio de 2014

Gallito Ciego Novela. Cuadragésimo Sexta Entrada

Despues de algún tiempo continúo con la publicación. Develando el misterio de los muertos que caminan y todas esas cosas...



                   XIV  Consultorios y librerías.


-Sí, al tipo lo pusieron ahí de eso no tengo ninguna duda-me dijo Schumacher, mientras de pie delante de mí me alcanzaba una taza de té. Parecía más joven de lo que realmente era. Era un hombre consecuente con su prolijidad. La misma que mostraba cuando no era norma serlo. En aquella universidad revolucionaria y convulsionada. Buen tipo Schumacher. Siempre lo aprecié más allá de no haber compartido el camino en la lucha.  En ese mismo momento pensaba que me agradaba más estar con él un reformista que con Horacio un  verdadero duro en aquella época. Quizás yo me había ablandado con el paso del tiempo. Pero Horacio ahora era empresario. No se había unido a las FARC o a los Zapatistas.-Todas las evidencias anatomopatológicas, o sea el examen de los tejidos postmortem-continuó-no dejan duda ninguna con respecto a que ése cadáver tenía por lo menos tres o cuatro días de muerto. Sin considerar que  había sufrido una primer necropsia, posterior a su homicidio.-se detuvo un momento para sorber  su té, se acomodó los anteojos metalizados y continuó.- Como te imaginarás, negrita, nadie puede sobrevivir a una necropsia. Más allá que lo que acabo de decir es un absurdo absoluto.-sonrió tímidamente-Es una práctica quirúrgica que se realiza sobre un cadáver, por lo tanto es absurdo hablar de sobrevida.  Además tuve oportunidad de ver el protocolo de la necropsia anterior. Al tipo lo mataron a balazos. De eso no hay ninguna duda.-me miró con la expresión de quien había dicho todo lo que sabía.
- Te agradezco Javier-le dije-Lo que pasa es que tengo un interés muy especial en todo este asunto. Por una confusión nada más.
-Era amigo tuyo
-No, no era casualmente un amigo. Pero un conocido. Sí un conocido.
-Bueno lamento no poder ayudarte más-me dijo haciendo un gesto de impotencia con su rostro y sus manos.
-Me has ayudado-le dije-Me has ayudado bastante.¿que dirías si yo te dijera que lo vi caminando por calle Tucumán dos o tres horas antes que lo encontraran?
-¡Qué es completamente imposible! Los muertos no caminan-me contestó serio.
-Pues yo lo ví-le dije mirándolo directamente a los ojos.
-Evidentemente , negrita, se trata de una confusión. No es posible que haya sido la misma persona.  Te lo acabo de explicar.
-Si, y no tengo porque no creerte.-contesté-Pero yo conocía a ésta persona. Lo conocía mucho y lo seguí hasta que ingresó a la iglesia. Si hasta me saludó. 
-No se, para mí eso entra en el campo de lo inexplicable. Una posibilidad es que hayas visto efectivamente a este sujeto. Pero no el día en crees haberlo visto. Muchas veces ocurre. Sobre todo cuando las noticias se difunden con cierto retraso como en este caso. Quizás eso  es lo que te causó la confusión. Es probable que lo hayas visto el Domingo anterior,  a su asesinato.
-Es posible Javier-le dije pensativa-Es posible.
- Si, seguro que es lo que ocurrió. Se por comentarios que están tras la pista de unos adolescentes que habrían profanado la tumba y extraído el cadáver para realizar esta broma. Macabra. Pero broma al fin.-me dijo tratando de explicar la situación de tal forma de borrar mis dudas. Seguramente su espíritu racional no le permitía ni siquiera por un momento salirse del campo de lo científicamente explicable y demostrable. Me puse de pie.  Había averiguado lo que deseaba. Ahora  debería investigar por otro lado. Le di un suave abrazo, un beso en la mejilla y me despedí. Jessica que había permanecido a mi lado escuchando como ausente me preguntó.
-¿Vos crees que te podés haber equivocado de día?
- Parafraseando a mi amigo Javier Schumacher, es posible pero no probable. Yo se que Domingo fue el que lo vi.-contesté
-¿Y estás segura que era él y no una persona parecida?
- Existen rostros que nunca se olvidan-le dije mirándola  pero viendo aquellos años en que creímos en la patria socialista, en que Evita sería montonera. En que nuestros sueños dieron de cabeza con muchos Serras manejados por López Rega y su triple A,  con otros muchos Serras infiltrados en nuestras organizaciones, delatores, traidores. Con Serras conformando bandas de predadores armados por el poder.-No tengas dudas que lo reconocí y  lo volvería a reconocer en cada oportunidad que lo viera.- guardé silencio.  Un silencio pesado. Jessica me tomó el brazo y caminamos juntas, largo rato, cada una inmersa en sus pensamientos. Por fin ella me dijo
-Y el pibe. ¿Crees que está en peligro?
-Si, lo está. Y no podemos advertirle nada. El no sabe con lo que se enfrenta. Por seguir el rastro de éste  hijo de puta, dio con el nido de víboras en pleno. Nosotros sabíamos a través de un tipo, un tal Furno, de la existencia de una organización de exrepresores y neonazis  que al parecer practicaban magia negra. Este Furno era también una porquería uno de esos soplones  a sueldo, un tipo capaz de vender la madre por un peso. No le dimos mucho crédito. Hasta ahora. Hasta que yo lo ví a Serra caminar hacia la Iglesia y comenzamos a seguir la pista de su cadáver. Estos tipos que se hacen llamar la Hermandad del Gallo Azul, según Furno robaron las manos de Perón-me detuve, miré la cara de sorpresa y la palidez en el rostro de Jessica.-Eso dice Furno, ya te dije que es un tipo de la más baja calaña, que su único interés era el dinero.  Como su información no era digna de mucho crédito Horacio no le pagó y el tipo desapareció. Casi habíamos olvidado todo ese episodio. Hasta ahora.
-Entonces no es tanto haberlo visto a Serra muerto caminando lo que te preocupa sino la existencia de esta agrupación de fanáticos- afirmó Jessica como comenzando a comprender.
-Si y no. Si me preocupa que de la forma que sea esos grupos permanezcan activos. De ellos no puede salir otra cosa que no sea violencia y muerte. Pero me preocupa también que Serra camine por las calles después de muerto. Y esta Hermandad practique ritos mágicos. No te rías .
-Me parece que ves fantasmas en el aire. ¡Las manos de Perón! ¡Qué boludez!-me dijo Jessica con una sonrisa que iluminó su rostro como casi nunca.
-Para vos o para mí es una boludez. Pero no todo el mundo lo considera así. ¡Hay gente que les prende velas a Perón y a Eva! No te confundas. Ahora en pleno siglo XXI, no en la edad media. No te confundas.
-¡Vamos negra! Horacio y vos me parece que se están volviendo locos. Además él dice que al pendejo lo levantó la gente del chancho Guzmán y a ése lo tenemos hasta las bolas.-me dijo nuevamente seria.
-Si, al pendejo lo levantó la gente del chancho Guzmán. Todo lo indica.- le dije a la vez que la invitaba a entrar a una librería. Quería pensar. No discutir.