viernes, 23 de julio de 2010

Séptima Entrada de Brumas

La mañana siguiente

Cuando Ami despertó un rayo de luz casi vertical ingresaba por la hendija superior del postigo. Estiró su cuerpo como un gato que se despereza y miró el reloj. Los muebles por efecto de la luz parecían dobles, uno material y otro de sombra. El silencio de la casa apenas era roto por el periódico chapoteo de una gota al caer desde la flor de la ducha. Giró su cuerpo y con ambas manos arqueo la almohada formando una herradura que enmarcaba su nuca y sus oídos, abrió los ojos de forma exagerada forzando los párpados y luego con un movimiento brusco se puso de pie. No era necesario hablar, ni gritar , ni reclamar la presencia de su madre de ningún modo, estaba ausente como casi siempre, o quizás como siempre, hasta cuando físicamente se encontraba a su lado parecía ausente. Recorrió la sala y se sentó en una silla de la cocina luego de extraer un pote de yogurt de la heladera , encendió el televisor , cambiando rápidamente de un canal a otro hasta detenerse en un programa de modas, las esbeltas modelos caminaban la pasarela con gracia y seguridad. Ami como siempre , deseó ser como ellas, vivir rodeada de lujos , recorrer el mundo, aparecer en las tapas de las revistas, posar sugerente en los avisos de ropa interior. Continuó mirando extasiada por largo tiempo, luego se dirigió al baño y se dio una ducha tibia. Se vistió con un pantalón vaquero y una remera. Sintió en su piel las manos de él, como si volvieran a recorrerla, cerró sus ojos y se dejó llevar por la sensación , por el recuerdo vívido de sus sentidos, que la rescataban de la soledad, corta pero insoportable soledad de su ausencia. Lo extrañó de forma intensa y súbita, como si la completa vigilia le hubiese quitado la coraza protectora del sueño, y nuevamente su alma desnuda se expusiera a la intemperie de las emociones. Encendió la FM y “ Ruleta” de Los Piojos sonó estridente. Envuelta en la música se tiró en el sillón y dejó volar sus pensamientos.



Las brumas.

Fran no había logrado conciliar el sueño con facilidad, largos minutos se quedó mirando el techo y pensando. Tratando de revivir lo que había pasado en esa noche, que para él tanto significaba. La noche deseada, aquella en que la ambigüedad no había tenido lugar, aquella en que las cosas fueron como siempre debieron ser. Repasó uno a uno los momentos vividos, quiso besar nuevamente cada beso, trató de acariciar nuevamente cada caricia, de captar cada mirada , cada sonrisa . Hasta que el sueño lo fue atrapando, sumergiéndolo en las profundidades de sus aguas mansas.
Su cuerpo se fue relajando, hasta descansar lánguido en el silencio acogedor de su cuarto. La voz de su madre y de su hermana conversando animadamente en la cocina , lo volvieron a la realidad, cuando la hora de la siesta promediaba. Fue cuando vio aquello por primera vez. La bruma. La bruma que ocultaba el piso de su cuarto, cómo si hubiera despertado en una ciénaga , como si su cama flotara en el miasma nauseabundo de un pantano , las voces familiares se alejaron hasta convertirse en un murmullo ininteligible , sintió frío, mucho frío. Apretó sus párpados, con ambas manos cerradas y reabrió sus ojos. Una súbita oscuridad lo invadió todo, fugaz. Luego todo volvió a la normalidad, Fran pensativo se quedó sentado al borde de la cama unos instantes. Convencido de que solo se trataba de un sueño tardío se dirigió a la cocina.
La tarde transcurrió con normalidad, pero de a ratos pensaba en aquello, alejándolo de su mente de inmediato, con la imagen de Ami. Su ángel de la guarda.



La colilla.

Matías se despertó taciturno, se arrojó agua en la cara con violencia, comió en silencio. Sin contestar las preguntas de sus padres, sobre su estado de ánimo . Luego salió a caminar por el Paseo de los Puentes, sentándose en un banco de cemento , inmerso en su rabia. Impotente y furioso.
-¡Pendejo de mierda, hijo de re mil putas!- dijo en voz baja para sí. Unas lágrimas cayeron por sus mejillas, pero no lágrimas de pena, lágrimas de odio. Un secreto deseo de venganza se instaló en su pecho, como una colilla encendida en un bosque reseco.
Chispa primordial de terribles incendios.



La Moto

No fue fácil , pero al final su madre le compró la moto. Una Agrale 125
usada , no era la Yamaha 600 del gordo Jorge, ni la Honda pistera del amigo de Sole, pero era una máquina , bien respetable .El negro le quedaba muy bien y estaba muy cuidada. Fran miró su bicicleta, con una sensación agridulce, la envolvió en un nylon que había sido la funda de un colchón y la colgó en el gancho que en la galería servía para atar la soga del pequeño toldo que cubría parcialmente el patio. Al hacerlo , fue como colgar su infancia , su pubertad y adentrarse en la adolescencia.
Miró la rueda trasera que giraba lentamente , tras su opaca cobertura dejando escapar el grave ruido del piñón. Y pensó, en que seguramente la bici se sentía abandonada, mujer al fin , sólo emitía esa queja rumorosa, sufría en silencio su destino. Rió de sus pensamientos y se dirigió junto a la moto , unos metros mas allá.. La lavó con un cuidado casi obsesivo, lustró los níqueles y pasó silicona a los espejos y las cuerinas.
Por el pasillo lateral sacó el vehículo a la vereda, montó y luego de dos o tres intentos el motor se puso en marcha, Fran arrancó con una brusca aceleración. Una estela de humo azulado lo siguió cuando giró por Bv Sarmiento rumbo al sur, los álamos pasaban rápidos uno tras otro , pasó delante del ingreso del Polideportivo a toda velocidad. Sentía el viento en su cara como una caricia del mundo. Se sintió suspendido en el espacio, se imaginó saeta, cortando el aire con su rostro. Al llegar a la planta de silos disminuyó la marcha girando sobre la explanada de piedritas blancas retornando a Nogoyá con el mismo entusiasmo. Recorrió todo el Bv Sarmiento , esquivando autos, en el semáforo de las cinco esquinas giró a la izquierda por Hipólito Irigoyen, condujo frente a la plaza de la Estación , y en su vereda vio a Mili la más alta de las mellizas Ardiles, que desplazaba sus encantos bajo los árboles. Fran se detuvo junto al cordón , sonriendo a su amiga, que se acercó casi corriendo y en un instante estuvo parada sobre los pedalines traseros, cuando la moto salió disparada hacia delante, ella se aferró a su cintura y emitió un gritito agudo y gozoso . Pasearon un buen rato, hasta que la dejó sobre calle 3 de Febrero en casa de una amiga. El resto de la tarde la pasó con Facu y el negro Seba en el Parque Ramírez, charlando y tomando mate.
- Lo que más me gusta de tu moto, loco, es que es negra, a mí me encantan las negras, sobre todo si son estilizadas, con mucha carrocería no me gustan de ningún color. Son más fáciles de montar las más livianitas.-bromeó el negro Seba.
- Con vos una blanca hace mucho contraste. Negro sobre blanco. No, no va, estoy en total acuerdo con vos Seba, las que a vos te convienen son las negras. Sos como El Zorro, sólo te falta la capa. Aunque algunos dicen que Diego de la Vega era comilón , pero son detalles que no hacen a la persona.- opinó Facu.
- ¡No seas loco , no me descubras! .- contestó el negro en broma
- Fuera de joda , loquito está buena tu moto, no como la Mili , pero que le vamos a hacer.- dijo Facu dando una palmada en la espalda de Fran que sonreía , tanto por las bromas de sus amigos como por la felicidad que le causaba poseer una moto. Si hasta ayer , su único medio de movilidad era su bicicleta , casi todos sus compañeros tenían motos ,algunos como Facu se movilizaban en autos. El se sentía desubicado, como discriminado por no tener un medio de movilidad, distinto de su mountain bike o de sus zapatillas. Bajo ningún punto de vista Fran creía que eso lo hacía mejor o peor, simplemente ahora se sentía más integrado con su grupo, más a la altura de sus compañeros.
- ¡Che despertate, te la nombramos a Mili y te quedaste tildado! Como se ve que a vos te gusta la flaca ésa, pero no sé Fran , si te agarra me parece que te deja seco como esas ranitas que se mueren al sol. ¡Exprimido como un limón!.- dijo Seba.
- ¡La verdad que limones no le faltan! Si me dejó dos moretones en la espalda , donde me clavaba los pezones cada vez que frenaba. Pero yo opino que al que le gusta la flaca es a vos no a mí, Seba- contestó Fran siguiendo con la chacota
- ¡ No te agrandes tanto! A ver mostrame ésas marquitas .- le dijo Facu a la vez que se arrojaba sobre él, que logró esquivar el manotazo de su amigo y salió corriendo sobre el césped recién cortado. Se persiguieron un rato entre risas, hasta que extenuados retornaron al banco , donde Seba mateaba plácidamente, tal vez pensando en la muchacha..

lunes, 12 de julio de 2010

Sexta Entrada de Brumas

Facu
Fran continúo caminando por Maipú hasta Bv Sarmiento rodeó la Escuela Alvear y con paso cansino se dirigió al Sur. Su mente era un desorden, pensamientos contradictorios ganaban alternativamente su conciencia. Al llegar a calle Alem , un Chevrolet 400 , pintado de un furioso color rojo se detuvo junto al cordón de la vereda, al bajarse el vidrio polarizado del conductor vio la sonrisa de Facu en el interior.
- Hola Fran , subí loco, vamos a dar una vuelta por el centro, a ver si lo encontramos al negro Seba.
- ¡ qué máquina Facu! Quedó joya.
- Lo terminaron de pintar el Jueves, ayer a la mañana me lo entregaron, lo ando probando , pero el viejo no me lo quiere dar hasta muy tarde. Le tiene miedo a los municipales . Yo le dije que no pasa nada, pero viste como son.
Fran casi corriendo giró por detrás del auto y subió por la puerta del acompañante, el potente motor de 6 cilindros lo empujó contra la butaca, cuando Facu aceleró bruscamente haciendo chirriar los neumáticos. En la esquina de 25 de Mayo encontraron al negro Seba, recién bañado, subió atrás y encendió su infaltable cigarrillo.
- Que nave, Facu, vas a tener que cuidarte, las nenas te lo van a querer arañar todo- rió.
- Vas a tener que reforzarle los amortiguadores, por si cargas algunas gordas- agregó Fran riendo con ganas..
- Los tiene bastante reforzaditos- contestó el conductor, mientras doblaba por Quiroga y Taboada frente a la Basílica- es a prueba de gordas muchachos lo tengo todo pensado, sino no voy a poder sacar a pasear mi novia-bromeó a su vez..
Continuaron paseando por calle San Martín que lentamente se llenaba de coches, lo que hacía el tránsito bastante lento. Las mesas de los bares en las veredas comenzaban a llenarse de gente, a ésa hora sobre todo familias. En la esquina de Tucumán vieron a las mellizas Ardiles que caminaban por la vereda, moviendo sus caderas insinuantes. Se detuvieron y las invitaron a subir, las chicas emitiendo grititos de júbilo se acomodaron junto al negro Seba . Facu continúo hasta la ruta 12 y por ésta doblo hacia el Este acelerando el coche que bramaba con cada cambio estirado hasta el límite de revoluciones, pasaron a toda velocidad por los dos primeros puentes y luego con sucesivos rebajes desaceleró para pasar casi a paso de hombre por la caminera, giró hacia el Aero club dando vuelta en la entrada empedrada regresando hacia la ruta casi a paso de hombre, el policía vestido con su chaleco fluorescente, le hizo un gesto con su índice en el párpado inferior de su ojo derecho, Facu le respondió con el pulgar elevado y retornó muy sosegado hacia Nogoyá. Se detuvieron en la YPF de la entrada y tomaron una cerveza alrededor del Chevrolet, mientras charlaban los cinco animadamente.


El hormigueo
.Ami entró a su casa desierta, encendió la luz de la sala, se dirigió a la cocina abrió la heladera y se sirvió agua de una botella de Seven up que estaba en los estantes de la puerta. Distraída caminó por la casa, encendió la televisión y miró sin ver una de las películas del Domingo por la noche. Aún le parecía sentir los labios de Fran , besando los suyos, ése raro hormigueo que le había recorrido todo el cuerpo, ése deseo animal de tenerlo cerca, de tocarlo. ¿Por que sería tan tonta y siempre lo arruinaba todo?. No quería que Fran adivinara lo mucho que deseaba verlo y estar con él. No podía hacer todo tan fácil, ya se lo recomendaron sus amigas. Los hombres toman lo que se les da y cuanto más fácil lo obtienen , más rápido pierden interés. Tan ensimismada se encontraba que cuando su madre entró , casi se le cae el vaso vacío, que hacía rato largo sostenía en sus manos.
- ¿ Qué te pasa a vos , que ni siquiera has puesto la mesa?- dijo la madre con ostensible mal humor.
- Ya voy – contestó Ami dirigiéndose a la cocina.
Solo la calidez de sus pensamientos, lograron protegerla de los gritos de su madre,
a quien veía como a la imagen de un película muda. Hasta el momento en que se
encerró en su habitación con un sonoro portazo, dejándola sola con sus ilusiones y
sus sueños, ésos que sin Ami saberlo su madre secretamente envidiaba. Como ese
viejo decrépito que sentado en un banco del parque envidia a los muchachos que
corren tras una pelota, privado para siempre de la vitalidad de la juventud..

Aquella noche.

Matías y el gordo Jorge, tomaban Fernet con Cola en una de las mesas que estaban sobre la vereda de la plaza Libertad. El gordo como siempre contaba una historia sobre alguien. Ahora hablaba de un fulano que cambiaba vaquillas de pedigrí por vaquillas de decimonovena categoría. Al parecer con éste recurso se había enriquecido. El gordo no sabía bien cómo, pero citaba a ilustres desconocidos como testigos incontestables. Se lo había contado Lucho Marioni que tenía una estancia cerca de Mansilla , se lo corroboró el Panchi Ortega que trabajaba con la viuda de Flores Schneider y todas cosas por el estilo. Cuando Vale y Flor se acercaron a su mesa, los sorprendieron, no las vieron llegar. Las chicas se sentaron en las sillas vacías y comenzaron a reírse. Ellos las miraron sin entender mucho, las saludaron sin mucho entusiasmo, las dos estaban en la pavada, eso era algo seguro. Pero eran lindas nenas. Siempre se debe sembrar para cosechar. El gordo Jorge, giró su silla hacia ellas, y les preguntó porque no las veía nunca por el Boliche, le contestaron con evasivas, que si, que no, que ya irían. El gordo le contó lo bien que se ponía, que dos gurisas como ellas la pasarían bomba, que el mismo se encargaría de atenderlas a las mil maravillas. Matías intervino diciendo que él mismo las llevaría, que yendo en grupo se la pasa mejor y cosas por el estilo. Además les dijo que lo ideal es que se juntara todo el grupito de ellas, seguramente si todas salían conseguirían autorización mucho más fácilmente. Así son los viejos, cuando ven que todos tus amigos van a un lugar , no pueden negarte a vos la posibilidad de ir. Y así fue nomás, las cartas estaban echadas , si bien aquella noche del bailable , las cosas no le habían salido bien a Matías , porque Facu se había ido a unas carreras, ahora todo se le sirvió en bandeja, y dos viejos cazadores como el gordo y él no dejaban escapar una presa tan fácil. Y sin la ayuda de nadie pensó Matías, solitas vinieron a la trampera.
Las luces de neón enmarcaban la fachada del boliche contra el cielo de la noche.
Los jóvenes se agolpaban contra la reja de la entrada, ingresando de uno en uno hacia el patio abierto que precedía al edificio principal. Fran , Facu y el negro Seba se entrechocaban en la penumbra esperando su turno , apretujados entre la muchedumbre , como una recua que lentamente ingresa al cargadero.
Cuando por fin traspusieron la entrada se mezclaron con los grupos que dispersos por el patio conversaban animadamente sobre el césped o en los senderos de piedrecillas blancas bordeados de antorchas que quemaban citronella.
Cuando Fran la vio, se dirigió sigiloso por detrás y la tomó con ambas manos por la delgada cintura, inclinó su tronco hacia delante y le besó el cuello. Ami , sorprendida, saltó hacia delante hasta casi chocar con Matías. Este la tomó en sus brazos y miró a Fran con cara de pocos amigos. Cuando ella giró y vio a Fran , sonrió y lo besó en la mejilla, demorándose en el gesto. Lo tomó del brazo y se puso a su lado. Matías le dio la mano sin mucho entusiasmo y tomando a Vale por los hombros , continuó charlando sin intención de integrar al recién llegado. Fran percibía la calidez del cuerpo de Ami casi pegado al suyo, y súbitamente un deseo compulsivo de abrazarla y besarla apasionadamente lo invadieron. Le habló al oído invitándola a caminar un rato. Ella lo miró por un momento y lo acompañó, siempre tomada de su brazo, en silencio. La música invadía el ambiente, aumentando su intensidad en la medida que se acercaban al edificio principal o la pista abierta que se encontraba en un extremo del gran patio, donde algunas parejas y grupos de chicas bailaban al ritmo del reggaeton , poco a poco se alejaron hacia la periferia acercándose al alambrado olímpico perimetral a cuya vera una hilera de fresnos de mediano tamaño formaban una cortina vegetal. Diversas parejas charlaban bajo los mismos, donde la sonoridad era menos intensa y se encontraba cierta apariencia de intimidad. Casi en el extremo más alejado del recinto, se detuvieron, sin hablar, él la giró suavemente asiéndola de sus hombros y acercando su rostro al suyo la besó largamente en los labios, saboreando el sabor de su brillo labial y sintiendo el temblor de su cuerpo apretado contra el suyo. Millones de años de instinto, se despertaron en su interior, a la vez que una inmensa ternura invadía su corazón . El estaba ahí, un hombre , como millones de hombres a través de todos los tiempos, apretujado contra aquella fragilidad, tan femenina y tan poderosa. Conociendo en un instante los misterios insondables de la humanidad, el impulso primigenio, la fuerza de gravedad que lo hacía caer en la maravilla del sexo. Y a su vez, dominado por ése otro impulso masculino de la protección, del sentir a la mujer pegada a su cuerpo como una frágil figura de cristal, que se podía romper a la menor brusquedad, como la ilusión.
Permanecieron largo tiempo abrazados, o quizás un breve tiempo si era medido por sus deseos. No eran necesarias las palabras pues el lenguaje corporal las reemplazaba.
Toda la noche hablaron de cosas triviales, riendo sin razón aparente, imbuidos de la felicidad del amor, o de lo que a esa edad puede interpretarse por amor.
Al final de la noche bailaron lentos retro, deseando que el día nunca llegara, deseando que aquel sueño nunca se acabara, que el día no los arrojara en sitios diferentes, que el día no los separara aunque sea momentáneamente, rompiendo el encantamiento de aquellos momentos de ensueño. Que la poción mágica de sus besos, no agotara su efecto con la salida del sol , con la claridad del alba.
Pero el día llega con la misma certeza con que toda noche termina, abrazados caminaron por Belgrano y por Bv España con el sol a sus espaldas y abejas en su pecho , con la miel del amor en sus corazones casi niños.
Matías desde la camioneta, los vio caminar abrazados y un súbito impulso lo hizo acelerar bruscamente y doblar por 9 de Julio con un rechinar de neumáticos radiales que expresaban su estado de ánimo.

jueves, 1 de julio de 2010

Quinta Entrada de Brumas...

La Ilusión.

Ami sonreía en la oscuridad, mirando el cielorraso de machimbre, mientras escuchaba a Alejandro Sanz en la FM “ ya lo ves que no hay dos sin tres, que la vida va y viene, que no se detiene..” ella ya no tendría el corazón partido., seguro que no . El sueño la reclamó desde la profundidad se su colchón y se hundió en él en un estado de gracia, podría decirse, con la gracia de la esperanza y la ilusión, sería más adecuado. Esa noche se soñó bella. Bella como una princesa de cuentos de hada, que espera a su príncipe encerrada en una torre del castillo. Con la certeza que vendrá a rescatarla en su caballo blanco y haciendo brillar el filo de su espada justiciera.



Los de la vereda y las Ardiles.

La música se escuchaba desde la vereda, mezclada con la voces de quienes estaban en el interior , como un fondo grave roto esporádicamente por alguna risa o algún silbido.
Un grupo de muchachos tomaba cerveza en grandes vasos plásticos transparentes y charlaban formando una ronda frente a los escalones que precedían el ingreso.
Fran y el negro Seba los vieron al doblar la esquina de calle 9 de Julio, continuaron acercándose lentamente, con las manos en los bolsillos.
- Me parece que ésta noche tendremos quilombo- dijo Seba a su amigo
- Estos locos, siempre arman lío, seguro que querrán seguir la rosca de los otros días. Por las dudas no nos pongamos cerca.
- Eso desde ya, pero si te agarran de punto, no tenés forma de zafar , salvo yéndote y muchas veces eso es lo que quieren, para soplarte las pendejas , así que si querés lograr algo hoy, tenés que evitar meterte en líos. Así de fácil nene.
- Nos hacemos los boludos nos mandamos adentro y chau.-dijo Fran
- Como digas jefe-dijo el negro Seba sonriente.
Ambos chicos pasaron junto a los muchachones , éstos los silbaron como a chicas, sin hacer caso a la provocación, sin darse vuelta , sin mirar, abrieron la puerta metálica con gruesos vidrios escarchados entregaron las entradas a las chicas de 5º que organizaban el Bailable y se mezclaron con los que estaban dentro.
Se pararon contra la pared, moviéndose al ritmo de la música , el negro Seba encendió un Marlboro, siempre que estaba entre la gente fumaba, probablemente en un intento de parecer más grande. Ambos muchachos sonreían a las chicas que pasaban indiferente delante de ellos. Momentos después se dirigieron hacia la barra y pidieron dos cervezas, si bien casi nunca tomaban alcohol , les pareció que si no lo hacían , tendrían el aspecto de dos nenes de pecho. Con sus grandes vasos plásticos comenzaron a caminar entre los distintos grupos que charlaban animadamente, chicas que bailaban solas, parejas que se hablaban al oído , algunos otros chicos como ellos que vagaban de un lado al otro del salón sin destino cierto. En un rincón cerca del baño, Vale , Flor y Ami estaban sentadas muy juntas, parecieron no verlos. Los muchachos siguieron caminando, se encontraron con las mellizas Ardiles, que si bien eran mayores, tenían simpatía por ellos, bailaron marcha , cumbia, hasta que las chicas se disculparon y se fueron a reunir con dos chicos de 5º año que estaban sentados en los taburetes de la barra tomando whisky. Riendo Fran y el negro Seba tomaron sus vasos de cerveza de la mesa donde habían estado las mellizas, y tomaron el caldo caliente que les pareció orina, pero como no tenían más dinero siguieron con sus vasos en la mano, bebiendo de tanto en tanto la poción amarga y tibia. Ami y sus amigas habían desaparecido. Fran sintió cierta inquietud, no mucha en realidad, la bebida alcohólica le causaba una sensación de indiferencia , de distanciamiento, por fin las vieron en el mismo grupo donde estaban las melli, los muchachos de la vereda las acompañaban, gesticulando y riendo. Las chicas los miraban con ojos pícaros. Fran se acercó con su amigo a un costado del grupo y se apoyo en la barra de espaldas con ambos codos apoyados en la misma, mirando hacia la pista y charlando con el negro Seba que se encontraba a su lado , casi encorvado sobre la barra y jugando con su vaso. Delfi la mas petisita de las melli , les arrojó un maní y les guiñó un ojo cómplice. Los chicos se acercaron , saludaron a Ami, Vale y Flor y se quedaron charlando.
-¿Qué hacen acá pendejos, porque no se van a tomar la leche a su casa? – les dijo uno de los de la vereda, riéndose y señalándolos con su mano en la que tenía un vaso de cerveza.
- Flaco nosotros no te molestamos para nada.- contestó el negro Seba.
- Mirá el nenito es malo, me parece que voy a tener que hacerle chas chas sino se hace humo enseguida.
-No se porqué te metes con nosotros, no queremos quilombo, estamos hablando con nuestras amigas- dijo Fran
-¡ Mirá soretito , las chicas están con nosotros! Y ustedes se borran ya si no quieren que los mate a
trompadas- dijo el provocador acercándose amenazante.
- ¡ Vos y cuantos más ¡ - le gritó el negro Seba súbitamente envalentonado.
El otro dio un paso adelante y tirando al suelo el vaso le arrojó una furibunda trompada, el negro Seba se agachó , evitando el golpe y descargó contra el otro un derechazo que dio de lleno en la mandíbula del más grande, cuando éste se tambaleó echándose hacia atrás le arrojó un puntapié que se estrelló contra sus testículos haciéndolo arquear hacia delante. Las chicas emitían grititos de nerviosismo y se arracimaron a un costado, en el preciso momento que otro de los del grupo de la vereda, golpeaba al negro Seba con un taburete en la espalda. Fran tomó uno de los vasos de whisky de los que acompañaban a las mellizas Ardiles y se lo arrojó al segundo muchacho impactándole la frente, no lo cortó por milagro pero lo mareo de tal forma que calló de bruces. Los muchachos de las Ardiles reaccionaron separando a los contendientes en el preciso momento que dos policías de adicional se acercaban corriendo hacia el sitio de la batahola. A los gritos apartaron al negro Seba y a Fran hacia el grupo Ami y sus amigas y a los otros dos los llevaron hacia el otro extremo de la barra, gritando y a empujones los acompañaron a la calle, luego volvieron .
-Ustedes también deben retirarse, inmediatamente y no quiero verlos más por acá , tan pendejos y ya armando lío,! pelotudos de mierda!
- Pero los van a matar afuera- dijo uno de los acompañantes de la mellizas Ardiles-estos gurises solo se defendieron, los otros armaron el lío-agregó
-Vos también querés que te raje, boludo- dijo el policía de adicional mas gordo.
-No , no quiero que me raje, solo deseo que a los chicos no los maten , entre todos los locos ésos que están afuera.
-Está bien pendejos, ustedes vienen con nosotros a la entrada, se quedan un rato ahí y luego se desaparecen.
Ami los tomó del brazo a ambos poniéndose en medio.
-Porfi dejálos, si ellos no hicieron nada, los del lío son los otros, si vos ya los conocés no hay lugar donde no armen pelea.
- Acá el que mando soy yo-contestó el policía gordo- los guachos éstos se vienen con nosotros.
-Bueno – dijo Ami- nosotras vamos con ellos. Y los cinco salieron hacia la puerta escoltados por los de seguridad.
- ¡Como lo fajaste Seba! – dijo Flor sonriente y gesticulando como boxeador.
-¡ Vos tenés buena puntería , Fran!- le dijo Ami al oído.
- A mi me quedó el lomo a la miseria , te cuento- dijo el negro Seba , en voz baja, las chicas rieron .
- Yo te hago sana sana ¿querés?- Le dijo Vale con un gesto malicioso , a la vez que le tocaba la espalda en forma teatral.
- ¡ Dejá loca que me haces doler! – Casi gritó el negro Seba.
- Nosotras en realidad no estábamos con ellos, vinieron y no los podíamos sacar de encima cuando Delfi les hizo señas a ustedes, las tres nos miramos como diciendo por fin nos van a sacar éstos tipos de encima- dijo Ami tomándose fuertemente del brazo de Fran.
- Vieron gurisas, se los sacamos de encima, lástima que casi nos sacan la cabeza a nosotros- contestó Fran en broma.
Eran casi las cinco de la mañana cuando el grupo se alejó caminando por calle Gdor. Contín hacia 9 de Julio, de los patoteros no había rastros, pero todos sabían que tarde o temprano ésta historia continuaría.
Al llegar al Soldado el negro Seba , Flor y Vale doblaron por San Lorenzo hacia el sur hacia la casa de Vale donde ambas chicas dormirían ésa mañana. Ami y Fran continuaron por Fray Saldaña Retamal para doblar por Fitz Gerald hacia la casa de Ami. Fran sentía el roce de sus pechos contra su brazo, y una sensación de placer lo invadía. Cuando le besó la mejilla en la puerta de su casa, aspiró el perfume de su cabello.
Al acostarse, ya de día aún percibía ése aroma y sonreía , olvidándose de las piñas y los canas. Inmerso en una dicha inexplicable y desconocida
.



El Beso.

Cuando el Domingo a la tarde se encontró con Ami en el Parque del Bicentenario más conocido como parquecito Alem, al verla volvió a sentir la sensación de su cuerpo apretado contra su brazo. Sonrió se acercó a las chicas y se tiró en el césped con la espalda apoyada en un fresno.
-¿Cómo andas Tyson? – dijo Flor riéndose.
- Por ahora bien, no sé como andaré si viene la revancha- contestó Fran, arrojándole una pequeña piedra a la muchacha, que la retomó y se la arrojó a su vez. Ami se sentó frente a él, también sonriente , fijando sus ojos en los suyos.
- ¿Cómo andas loquito?- dijo
- Bien loquita y vos, a juzgar por tu aspecto estás muy bien – dijo en voz baja , para que no escuchara el resto del grupo, que estaban alrededor de mini componente, escuchando un CD de los Fabulosos Cadillac.
- No seas mentiroso.
- No soy mentiroso, estás cada día más linda Ami, la verdad que es increíble lo buena que te has puesto.
- Deja de embromar, Fran, vos sabes que mentir es un pecado, y además crear ilusiones es cruel.
- Yo no te engaño, te digo lo que me parece, y no es la primera vez que te lo digo, pero vos parece que no me quieres creer.- agregó abriendo los brazos en un gesto que expresaba impotencia.
- Sabés que te quiero pero como amigo, no sé , no me siento preparada para otra cosa por ahora.
- Por ahora, ¿ qué quiere decir por ahora?
- Eso ni más ni menos, por ahora quiere decir por ahora.
- Algún día nunca llega, dice el refrán- contestó él mirándola fijamente.
- Nunca digas nunca, dice otro refrán- respondió , ruborizándose.
El le tomó la mano y le besó los dedos, soltándola suavemente, Ami bajó la mirada y permaneció en silencio. Luego lo invitó a caminar un rato. Lo hicieron en silencio por calle 9 de Julio hasta Bv. España, luego se sentaron juntos en un banco bajo las acacias. Las sombras de la tarde se alargaban hacia el Este, cuando el sol se acercaba al poniente. Permanecieron largo rato sentados, silenciosos, como si el don de la palabra se les hubiera perdido, de tanto en tanto se miraban largamente y se sonreían. Fran le apartó la melena y le llevó el pelo detrás de la oreja, ella permaneció quieta. Luego se acercó y le dio un beso en la mejilla, demorando los labios junto a la piel de la muchacha y aspirando el perfume de su rostro. Ella cerró sus ojos, lentamente giró la cabeza y le ofreció sus labios entreabiertos, el aspiró su aliento en el beso prolongado, se sintió invadido por el súbito deseo de abrazarla con más fuerza, de atraerla hacia sí y de sentir nuevamente la suavidad de sus formas contra su cuerpo. La atrajo , ella se dejó atraer, él pasó su brazo sobre sus hombros.
rotando su tronco que parecía desarticulado , apoyando sus senos contra su pecho y creyó sentir el latir acelerado de su corazón en su piel. Fue un momento mágico. Luego el se apartó y mirándola fijamente le dijo
- Siempre me has gustado Ami, deseaba tanto besarte, que haberlo hecho me parece un sueño.
- Loco – contestó ella
- Quiero salir con vos, no quiero perderte
- No sé, Fran, perderme no me vas a perder, pero no sé.
- ¿Que es lo que no sabés Ami?
- Me gustas Fran, pero no se si te quiero, no sé si quiero salir con vos, no estoy segura- dijo ella inclinándose hacia delante y apartando la mirada, juntó sus manos sobre sus rodillas, entrelazando sus dedos nerviosamente.
El se recostó sobre el espaldar del banco y perdió su mirada en los autos que pasaban lentamente, repletos de gente que tomaba mate o conversaba animadamente en el día en que Dios descansó. Todo a Fran le pareció lento , en blanco y negro, pasó de la excitación de momentos atrás casi a la desesperación, sin punto intermedio. Cuando ambos se pusieron de pie, la noche avanzaba por el Este y las luminarias comenzaron a encenderse. Nuevamente el silencio dominó a los dos jóvenes que marcharon muy juntos hasta calle San Lorenzo, el la acompañó hasta Maipú doblaron en el Parque Champagnat hacia Bv Sarmiento, se pararon junto a la puerta de su casa.
Ella sonrió, le pasó la mano por la mejilla y suavemente besó sus labios fugazmente casi un roce, tan distinto al apasionado encuentro de un rato antes.
-Mañana nos vemos lindo- le dijo – Y no te vuelvas loco.
Dicho esto, entró a su casa, cerrando suavemente la puerta tras de sí.