jueves, 27 de enero de 2011

Tercera Parte de Las Brumas del Destino. Sexta Entrada

Otra vez, las notas.

“Me siento como el loco Santella, ése del cuento de Facu, al que le robaron el alma, pero yo no la puedo encontrar, no sé donde está escondida, y ella vaga sin mí”

“Veo como si estuviera subido a un árbol, ellas no me ven. Estoy escondido entre el follaje de la noche oscura. La luna nueva asoma en el cielo negro.”

“Siento la escarcha quebrarse bajo mis pies, y sin embargo no tengo frío, estoy desnudo y no tengo frío”

“El tiempo ha pasado, lo veo en el color de los campos y en las ramas casi desnudas de los árboles. Las golondrinas se han marchado. Pero yo no tengo noción del tiempo. El hoy, el ayer y el mañana se me confunden.”

“Me siento caer con el viento y remolinear entre la hojarasca. Soy una hoja más, reseco y liviano a merced de las ráfagas”

“Yo soy el despojado. Me acerco como un ladrón hacia la luz. Y mis pasos no se escuchan. Ellas no me ven. Sigiloso me aproximo como un descastado”.

La mujer guardó los arrugados papeles en un sobre y dejó éste entre las hojas de un libro. En realidad no necesitaba leerlos, los conocía de memoria. Pero ver los trazos del ausente, la acercaban un poco a él. Ahora sí, después del cuaderno de Facu, entendía mejor aquellas notas. Distraídamente miró el almanaque de la pared de la cocina.

Faltaban tres noches para el cambio de luna.

Dos más.

Ami dejó tras la puerta los gritos de su madre. Su permanente malhumor la convertían en una constante de agresividad hacia su hija. Ésta se había construido una coraza que la aislaba . Que la protegía. Como un bunker. Resistente a las descargas de artillería , de sus reproches e improperios. Hace mucho tiempo que Ami se convenció que su madre no la quería, o al menos no la quería con la forma que conocía en otras madres. Su dolor además la había endurecido. Una cáscara dura la envolvía, la hacía impermeable. Su alma quedó prisionera de su cuerpo hermético. Inmune a los sentimientos. Encallecida por la pena. La calle le daba la ambigua sensación de recuperar otras épocas, otros tiempos que fueron felices, pero además le devolvía la sensación de la ausencia. Esa certeza descorazonadora de no encontrar nunca más en una esquina la figura de aquél que amó con todo su corazón. La exacta magnitud de la muerte. Ése absoluto que nos priva de las presencias. Que nos arrebata de la percepción. Ése escarnio al amor , que nos depara el destino implacable.

En ése estado de ánimo caminó taciturna por las veredas soleadas, con el pálido sol del inicio del invierno. Ella la que había libado de la flor de la amargura. Ella la que se sentía culpable de una injusticia. Una injusticia monstruosa . Que como un ariete había derribado los muros de la felicidad, movilizada por aquél inmundo gusano de la duda, que había taladrado sus entrañas. Ese gusano pertinaz que la había arrojado a los brazos de otro hombre en el preciso momento en que su amado moría. Con la misma ligereza que un niño mata un pájaro, sin comprender el inescrutable misterio de la vida. Así ella, por el más puro despecho había entregado su cuerpo a Matías en el preciso momento de la catástrofe. Nunca los interminables baños pudieron borrar de ella esa afrenta autoinfringida. Se bañaba de forma compulsiva tratando de borrar los imaginarios vestigios del otro en su piel. Hasta que un día lo soñó. Lo soñó con tanta vivídez que todo lo anterior le pareció un sueño. Como si la única realidad fuera la onírica. Y no quería despertar, no quería despertar nunca. Y sólo pensó en recuperarlo con un pensamiento febril, enfermizo , obsesivo. Solo recuperarlo a través del tiempo y de la muerte. Y un día viendo Discovery como siempre, pensó que podría contactarse con él . Y ésa idea hasta entonces subyacente, comenzó a oscurecer los otros pensamientos, hasta ocupar el lugar central de su conciencia. Y ésa esperanza descabellada, le comenzó a devolver la alegría una especie de calidez interior. Cómo la esperanza del enfermo terminal en una cura milagrosa. Así fue como empezó aquel peregrinaje con un amigo de Fran y con otro. Buscando indicios. Hasta aquella charla esclarecedora con Mili, en la que confirmó su error. Su terrible error. Y ambas , no sé porque circunstancia encontraron una química común, una compatibilidad inimaginada. Quizás por su comunión en el dolor. Y emprendieron juntas ésa búsqueda que hoy llegaba a un punto álgido, crucial, el convencer a sus acompañantes. A sus coinvocantes . A aquellas dos mujeres que completarían el círculo hacia el más allá. El portal.

Hacía una semana con Mili fueron a comprar las velas, las 13 velas, luego el trámite de la bendición.

- ¿Para que quieren tantas velas , chicas?- preguntó el sacerdote, sorprendido.

- Por las tormentas, han venido muchas tormenta eléctricas y conversando entre nosotras , que somos muy miedosas, nos acordamos de la costumbre que tenían nuestras abuelas, de encender velas benditas para evitar daños por los temporales.- contestó Ami, que ni siquiera había conocido a sus abuelas.

- Pero son un montón de velas, con que les bendiga dos una para cada una , listo. Si con que la prendan un rato mientras dura lo peor de la tormenta listo, no necesitan más.- les dijo el cura divertido.

- Tiene razón padre-intervino Mili.- pero nosotras queremos obsequiarle a nuestras amigas. No sea cuestión que nosotras estemos protegidas, y a nuestras amigas les pase algo .

- ¡Pero que ataque de fe les agarró a ustedes! Entre otras cosas podrían venir más a misa que las veo bastante salteado por aquí- dijo el cura- y no tengan ninguna duda que las ayudará más que un millón de velas benditas.

- Bueno padre, vendremos por aquí , lo que pasa es que nosotras vamos mucho a San Ramón.- mintió Ami.

- ¿Y por qué no van a bendecir sus velas a San Ramón entonces?- les dijo el sacerdote, mirándolas sonriente.

- Si lo pensamos, pero resulta que el padre había salido, entonces por eso nos vinimos para acá.- dijo Mili.

- Bueno vamos a proceder entonces y quiero verlas en misa, aquí por lo menos Domingo por medio.- agregó el religioso.

Las chicas le alcanzaron los paquetes de velas Ranchera y el cura las bendijo.

miércoles, 12 de enero de 2011

Tercera Parte de Brumas. (Quinta Entrada)

La posdata.

La mujer que había terminado de leer el cuaderno que Facu le había enviado por correo, apoyada sobre el pequeño escritorio de aquella habitación para siempre solitaria leyó la posdata. Escrita con la misma letra , pero con otra tinta, como un agregado último. Como un agregado , escrito con dudas. Lo leyó

“P.D.: Le he hablado de la culpa. Que de alguna u otra manera a todos nos alcanza. A usted como madre, a mí como amigo y a todos los demás. Con el único objeto de paliar su amargura y la mía. Le he hablado del destino. Le he hablado de los sueños. Le he hablado también de los que quieren comunicarse con el más allá. Lo intentarán en la luna nueva de Julio, en el cementerio, a los pies de su tumba. Perturbarán su descanso. No me pregunte como lo sé. Entre otras cosas porque el ciego me lo dijo. Yo no puedo impedirlo. Quizás usted sí, y evitar nuevas catástrofes . Hable con ellas. Que Dios la acompañe y le de paz”

La mujer cerró el cuaderno naranja sobre el escritorio, apagó la luz de la lámpara y luego de permanecer un rato en silencio salió de la habitación, cerrando suavemente la puerta como lo hacía antaño para no perturbar el sueño de su hijo. Ese mismo sueño que ahora quería ser perturbado.

Recuerdos de una charla.

El negro Seba se secó las manos en un trapo blanco deshilachado que alguna vez había sido una toalla. Se miró al espejo y con un pequeño peine negro acomodó sus cabellos, salió del pequeño baño cerrando con el pie la puerta metálica, y se dirigió a la minúscula habitación que servía de oficina, a la izquierda del escritorio de Cacho, sobre una mesada de concreto un anafe servía para calentar agua. El negro Seba destapó la pava enlozada roja con la figura de un pájaro, la llenó con agua en el grifo cubierto de sarro y con su encendedor descartable encendió la hornalla. Luego tomó un paquete de yerba Taraguí abierto , cuyo extremo superior había sido deformado en forma de V , para posibilitar el más cómodo llenado del mate. Vertió la picadura verdemarrón en la pequeña calabaza, y esperó con el termo sobre la mesada, la cobertura plástica del artefacto de color celeste claro , tenía múltiples anillos superpuestos convexos y cóncavos, en éstos últimos se veía el color oscuro de la grasa, lo que daba al conjunto un aspecto moteado. El negro Seba , encendió un cigarrillo, en la hornalla y miró por la ventana hacia la calle en el preciso momento en que una moto Honda amarilla y plateada pasaba con una pareja, enfundada en sus cascos al tono. Al negro Seba no le llamó la atención la moto , a él ese tipo, las ruteras, no le gustaban. A él le gustaban las en duro, las cross, que le daban la sensación de ir montado en un caballo de acero. Con la posición de manejo erguido , como llevando las riendas, a diferencia de éstas otras en las que uno tiene que manejar agachado inclinado hacia delante. ¡Nada que ver! Pensó el negro Seba. Poco después , un fracción de segundo después, su conciencia reconoció a los motociclistas, eran Soledad, la hermana de Fran, y su novio. O mejor dicho en el fuero íntimo del negro Seba , el boludito del novio. Un verdadero “careta” en su pensamiento. Él definía con ese vocablo a las personas que sólo se preocupaban por su apariencia, que gustaban de la ostentación. Como tantos políticos actuales. Como pavos reales, que si bien exhiben su hermoso plumaje al hacerlo muestran el culo. Rió de sus pensamientos, mientras vertía el agua en el termo . Se sentó en la silla que estaba tras el escritorio de Cacho, colocó sus pies sobre éste y empezó a tomar mate. ¡Tenia tantas ganas de tomar mate! Miró a través de la puerta el Peugeot 307 gris, lo había terminado en un ratito, ahora solo debía esperar que el dueño lo buscara , luego estaría desocupado. Cacho hacía más de media hora que se había ido a su casa , igual que todos los otros muchachos, sólo él había permanecido con ése cliente de último momento. Pero bueno había sido poca cosa y ahora solo tenía que esperar y aprovechar para tomar unos buenos mates , ¡tranquilo de la vida!.Para usar sus propias palabras.

Poco a poco aquella visión de la pareja, le trajo el recuerdo de un momento pasado con su amigo. Días antes de su trágico final.

Sentados en el pilar del parque Bicentenario, ambos estaban silenciosos. El negro Seba fumaba, como siempre y Fran con los brazos abiertos apoyados sobre el barandal metálico miraba pasar los autos. Con una mirada distraída.

-¿Qué te pasa loquito? Que estas tan callado-le había preguntado a su amigo mientras sorbía enérgicamente su cigarrillo casi totalmente consumido, para luego arrojarlo a la ancha vereda, con un gesto automático, casi despectivo.

-¡Que se yo lo que me pasa! ¡Tantas cosas me han pasado últimamente! Que en realidad no sé que decirte, pero sinceramente no sé que decirte. Por momentos me ocurre esto, como que me meto en una cápsula, en una caparazón, y mis pensamientos comienzan a manejarse solos. Sin que yo los maneje. Cuando vos, tenes un problema negrito, te pones a analizarlo, a ver como mierda salís de el embrollo. Yo también lo hacía así. Pero después de todo lo que me pasó, por momentos es como si escuchara voces que hablan en mi cabeza, y sé que son los pensamientos que andan funcionando solos. Y pienso cosas , pienso cosas que no quiero pensar, cosas que no han pasado pero que se me presentan como recuerdos vívidos. Nítidos. Recuerdos que no son solo visuales o voces como te decía recién , sino recuerdos que tienen tacto, olor , dolor. Recuerdos de cosas que nunca pasaron ¿me entendés?.

- Más o menos , vos sabés que yo soy medio cuadrado, medio bruto, no soy como Facu que es un libro abierto. ¿Desde cuando te ocurre eso?

- Desde que perdí con Ami , en ése momento las comencé a escuchar, pero de a ratos, no siempre. Después que fui a ver ésa mujer que te conté los otros días, fue mucho peor. Por eso chupaba, negrito, por eso. Porque el alcohol, como que me apagaba las voces, me borraba ésos recuerdos inventados por mi cabeza. ¡Pero claro, casi me morí chupando! Después desde que comencé a ir al doctor éste de Rosario, son cada vez más alejadas. Pero por momentos, como recién , cuando menos lo espero se me presentan. Y me da bronca no poderlos manejar. Sé que son cosa que solo ocurren dentro de mi cabeza. No creas que veo visiones y que creo estar hablando con personas reales. No para nada yo se que son cosas que ocurren dentro mío. En mi mente. Pero bueno, negrito , ya está así como se van distanciando ya se irán. No tengo que darle bola.

-Yo, Fran, no es porque vos estés aquí presente , yo te veo cada día mejor. De corazón te digo. Cada día te veo mejor. Si yo no supiera , lo que te pasó. Para mí que vos te diste manija con ésa vieja de mierda. Te sugestionaste, ¿Te acordás de ése programa que vimos los otros días cuando almorzamos? Ese del tipo que llevaba el grupo de muchachos a una casa abandonada, y los convencía que había fantasmas. Y al rato estaban viendo, escuchando cosas. ¿Te acordás Fran? Para mí que a vos te pasa lo mismo. Esa vieja te tiene que haber hipnotizado. O capaz que te dio algún té o algún cigarrillo con droga, o algo así. Yo, vos sabés que soy tu amigo del alma, te veo cada día mejor.- dijo gesticulando con su índice , con el tronco inclinado hacia delante y rotado hacia su amigo, para mirarlo al rostro, donde se veía la cicatriz en la frente, como una impronta de sus desgracias pasadas.- Eso otro de los pensamientos que hablan dentro de tu cabeza, que se yo. Yo no entiendo nada. Pregúntale al matasanos ese, al loquero en una de ésas el sabe, lo que te pasa. O si más tarde lo encontramos a Facu le preguntamos , en una de ésas el sabe algo.

-Gracias, negrito, me hace bien escuchar lo que me decís . Yo también te quiero , sabés que sos un amigo del alma . Yo te cuento porque vos me lo preguntas, de lo contrario no te digo nada, además te aseguro que ya me siento mejor. Pero lo que pasa es que en ésos pensamientos me veo muerto, mirando desde arriba un grupo de gente, y lo veo como si estuviera ahí Seba, y estoy despierto no estoy soñando. Pero bueno negrito ya va a pasar.- terminó

Ambos amigos se pusieron de pie y se dirigieron a la heladería de la esquina de Alem y 9 de Julio. Compraron facturas, el negro aún ahora , podía oler el aroma de éstas. Subieron a sus motos , Fran era el primer día que volvía a conducir la suya, y se fueron a tomar mate a casa de Mili. Inmerso en ésos recuerdos el muchacho tomaba mate en forma automática. Se sobresaltó cuando le golpearon el vidrio de la puerta. El dueño del 307 . El mecánico se levantó de la silla de Cacho, tomó las llaves que estaban colgadas en un llavero de madera con ganchitos metálicos, se dirigió al recién llegado y extendiéndoselas le explicó el desperfecto del auto. Cuando el hombre se retiró en su vehículo, el negro Seba, cerró la puerta de la oficina , corrió el portón metálico que da a la calle le colocó el candado y se alejó a paso lento por la vereda hacia su casa. Se desprendió dos botones de su camisa de trabajo y extrayendo la cruz de su cadena la llevó a sus labios ¡Qué Dios te tenga en la gloria loquito! Se dijo a sí mismo y una leve acidez se instaló en la boca de su estómago.. A la tarde iría a verla a Mili. Sabía lo que tenía que decirle a la flaca. ¡Lamentablemente los hombres no pueden vivir llorando a sus muertos! La vida continúa. La flaca tiene que entenderlo. Tendrían que dejar que Fran parta definitivamente. Liberarlo definitivamente, como quien abre la jaula de un pájaro cautivo para darle la libertad. Elevó sus ojos y vio una pequeña nube en el firmamento celeste, y dentro de su cabeza escuchó la risa amistosa de su amigo. Sonrió.

La nube comenzó a deshilacharse lentamente, como alejándose.

martes, 4 de enero de 2011

Tercera Parte de Las Brumas del Destino Cuarta Entrada)

La búsqueda.


Mili sentada frente a la vieja, pensó en lo que habrá sentido Fran sentado frente a ésa mujer. Facu le había contado de la entrevista que él había tenido con ella. El peor momento de su vida seguramente. Y en su corazón herido sintió un ramalazo de dolor.
De dolor por su amigo muerto. Y en aquellos ojos húmedos de batracio, presintió el brillo de algo maligno. Pero tuvo la certeza de respuestas.
Presintió la puerta por la que podrían ingresar en ése otro espacio. Al que se ingresa a través de la muerte. Elevó su mirada hacia Ami parada a su derecha y luego volvió a depositarla en las manos de la vieja, que estaban apoyadas sobre el mantel sucio de la pequeña mesa. La luz se filtraba a sus espaldas a través de la puerta de vidrios repartidos. En cuatro haces de luz oblicua que formaban sobre los opacos mosaicos de color borravino , rectángulos más claros , que dejaban ver en los mismos el desgaste propio de años de uso. El aire les parecía denso, pesado, invadido por la presencia de la vieja, como por una extensión de su cuerpo físico. Como si la vieja se propagara más allá de su piel hacia el ambiente circundante. Como si la casa estuviera invadida de su ser. Como si las paredes palpitaran al ritmo de su corazón y dependieran de su temperatura vital. Como si toda la mampostería , las aberturas y los muebles estuvieran constituidos de su protoplasma. Mili sentía que ambas estaban dentro de una cámara hermética dominada por la voluntad de la pitonisa, que sentada frente a ellas las miraba en silencio. Cuando ella había querido hablar para explicar la razón de su llegada, la mujer levantando ambas manos a la altura de su cabeza les había pedido que guardaran silencio. Luego callada se había sentado y las observaba . De repente cerró sus párpados arrugados en los que casi no había pestañas. Comenzó a balancear su tronco con un movimiento de adelante atrás , acompasado con los suaves golpes de sus palmas sobre el mantel.
- ¡Lo que ustedes quieren hacer es peligroso! No es bueno molestar a los ausentes. Más aún cuando existen cuestiones pendientes. ¡Nunca se sabe las cosas que pueden hacer aquellos que han partido! Muchos han pagado con su vida, el intento. La ira de los espíritus es terrible, desmesurada. Sus reacciones imprevisibles.-guardó silencio por un momento y abrió sus ojos, mirándolas con una mirada enigmática, mientras una luz maligna se encendía en sus pupilas, como un goce interior. Luego prosiguió su monólogo.
- Muy peligroso, es lo que ustedes quieren hacer-dijo con suavidad , mientras las palmas de sus manos dibujaban círculos sobre el mantel-¡No se enfrenten a sus propios demonios! Están a tiempo de dar marcha atrás. Luego será tarde, cuando se invoca a los muertos, y estos responden , no hay forma de retroceder- súbitamente calló.
- ¡Nosotras queremos hablar con un amigo! El no nos hará daño.- dijo Mili
- ¡Qué sabes tú! No sabes nada. Nada de nada. El imperio de la materia quizás lo puedas llegar a comprender. Pero esto no es para cualquiera. No puede ir un niño a enfrentarse con un Tigre de Bengala , armado con una vara de sauce. El animal lo devorará con seguridad. Y ustedes se exponen a ser engullidas por los monstruos de las tinieblas. Una parte de ustedes, el cuerpo, probablemente sea inmune a los peligros que las acecharán. Pero otra parte, la fuerza vital que lo habita, el alma inmortal, puede claudicar ante las fuerzas desatadas. No , muchacha de esto no sabes nada.
- Él nos habla en los sueños- dijo Ami con un hilo de voz.- el quiere comunicarse con nosotras. Lo necesita, estoy segura. Él no descansa, pues con su partida brusca, dejó muchas cosas sin aclarar. Y de alguna forma continua ligado a éste mundo-terminó.
- ¡Mucho peor entonces! Mucho peor. No lo recuerdas muchacha, pero hace muchos años te dije que estabas predestinada a libar de la flor de la amargura. A beber el amargo cáliz de la desdicha. ¡Ese es tu destino! No provoques las fuerzas ocultas. No lo hagas.
- Nosotras, sabemos que hay formas de lograrlo. Si no es usted será otra la persona que nos guíe en nuestro propósito-interrumpió Mili.
- Existen formas de intentarlo, claro que sí. Podrán lograrlo o no. Pero yo les estoy diciendo que los peligros son grandes. Ustedes quieren invocar a un alma atormentada, el alma de alguien que estaba predestinado a la catástrofe. El alma de alguien que no tenía escapatoria. El alma de quien nunca debió nacer.
- ¡Pero por qué dice eso!.-casi gritó Ami, con su rostro encendido y los ojos inundados.
- Lo digo , por que lo sé , porque siempre lo supe. El fue como la manzana robada del árbol del bien y del mal. Yo siempre lo supe. Yo lo advertí. Antes de todo lo advertí. Pero no me escucharon como no lo hacen ustedes ahora- dijo la vieja bajando la mirada hacia sus manos rugosas, que parecían tener todos los años del mundo.
- No entiendo.- dijo Mili
- Ni lo podrás entender nunca. Son cosas que solo unos pocos entendemos. De nada sirve que yo me ponga ahora a explicarles, lo que ya no tiene remedio. Lo que nunca tuvo remedio. Estaba condenado desde el momento de su concepción. Pero bueno, esa es historia vieja y ustedes no han venido aquí por eso. Y si lo hubieran hecho , nunca las abría dejado entrar, nunca las hubiera recibido. Ustedes quieren dar tranquilidad a quien partió sin paz. Y creen que podrán lograrlo. Yo lo dudo.
- Queremos intentarlo- dijo Ami, mirando a su amiga que tenía la mirada fija en la vieja aquella, en la pitonisa, en la bruja.
- Si tanto lo desean , yo les enseñaré la forma- dijo la vieja con una sonrisa de su boca desdentada- deberán esperar la luna nueva de Julio. No antes ni después. Yo les enseñaré como hacerlo. Luego todo dependerá de ustedes. Y no quiero verlas nunca más aquí. Por ningún motivo. Nunca más. Ya les advertí , que lo que quieren hacer es terriblemente peligroso. Pero bueno ustedes se lo buscan.
- Bueno, nosotras estamos dispuestas a correr los riesgos. Si hemos venido aquí es porque estamos convencidas de lo que le pedimos.
- Ya lo sé , conozco lo que han hecho. No me pregunten como. Pero yo conozco. Sabía para lo que venían y porque lo hacían. Solo trate de prevenirlas, de convencerlas de que no lo hagan , pero sabiendo de antemano cual sería su respuesta. Ustedes se lo buscan. Realmente creo que no saben lo que hacen. La primer luna nueva de Julio, tendrán que tener 13 velas benditas, una por cada apóstol y otra por el Espíritu Santo. Deberán buscar otras dos mujeres, no varones, mujeres. Otras dos mujeres que estén convencidas como ustedes. Si no lo están ahora tienen tiempo para convencerlas y llevarlas para que las ayuden en su propósito. Luego de la entrada del Sol, cuando ya no se vea claridad en el horizonte. Deberán ir al cementerio, y juntarse a los pies de la tumba de él. Formarán un círculo con las 13 velas , se sentarán alrededor tomadas de la mano y esperaran a que aparezca la luna nueva sobre ustedes. En ése preciso momento encenderán 3 velas cada una, la restante se encenderá sola cuando el aparezca. Por ningún motivo suelten sus manos , luego que las velas estén encendida, por ningún motivo se alejen del círculo, por ningún motivo vuelvan la mirada hacia atrás. Tienen tiempo de arrepentirse hasta que las velas se enciendan. Luego ya será tarde.- Tomó un papel de un bloc amarillento y con un bolígrafo viejo escribió en una hoja, luego extendiéndoselas les dijo- ¡estas son las palabras para invocarlo mientras encienden las velas! No se las muestren a nadie y guárdenlas en lugar seguro. Las deberán pronunciar alguna de las dos. La más cercana. Yo les recomiendo que desistan. El papel deberán quemarlo con la duodécima vela encendida, luego de enunciar la invocación. ¡Ahora váyanse estoy cansada! Y no me den las gracias. No les hice ningún favor-dicho esto se puso de pie, haciendo una ademán de que se alejen, cuando las mujeres franqueaban la puerta volvió a hablar con una voz cavernosa y grave.- ¡No vuelvan nunca! Nunca más.
Mientras atravesaban el jardín yermo que rodeaba la casa, el agudo sonido metálico de las aspas de molino que comenzaban a moverse por el viento, las sobresaltó. Por el Este sobre el arroyo Nogoyá , unas nubes oscuras enmarcaban el horizonte.