Con esta entrada comienza el segundo capítulo de la Novela. Se desarrolla en otra época, treinta y siete años atrás con respecto al tiempo del primer capítulo. Así será todo en esta obra, ir y volver en el tiempo, para armar el modelo. Espero les guste
II
Ayer. Horacio y la negra
El Fiat 128 celeste
disminuyó la marcha y doblando hacia la
derecha ingresó por el portón metálico de dos hojas que se encontraba abierto.
Inmediatamente dos figuras surgidas aparentemente de la nada cerraron las hojas
ocultando el interior del playón de estacionamiento. Esperé un rato, momentos
después, la estrecha puerta de servicio se abrió y por ella aparecieron dos
hombres corpulentos con camperas grises y anteojos para sol lo que daba a su rostro el aspecto de
insectos. Tras ellos salió él. Caminaría unos veinte metros , quizás
veinticinco hasta el sitio donde se efectuaría la reunión. Me saqué la campera de acuerdo a lo convenido,
un hombre de mameluco naranja colocó una barrera metálica en la esquina. El
polara frenó en la bocacalle se subió a
la ochava , los insectos no tuvieron tiempo a nada, los estampidos duraron
medio minuto, el coche retrocedió giró marcha atrás y se alejó. Cerré la
escotilla de la vereda, me coloqué la campera y me alejé caminando hacia
la camioneta, subimos la barrera y no alejamos lentamente. Doblamos por Ayacucho e ingresamos en el
sitio convenido, descendimos nos sacamos
los uniformes y quedamos vestidos de calle,
subimos con Serra al 504 , Videla
y Maravilla se fueron en el Chevy.
Al llegar a la esquina, Serra
giró y tomó del asiento de atrás una revista Siete Días, miró en la tapa el
anciano de abrigo verdusco tras el vidrio blindado, y se quedó pensativo, al
rato me dijo:
-El poder está en sus manos,
fijáte Horacio, todo el carisma está en sus manos. Hace rato que lo vengo
pensando. Sus manos son como un talismán para las masas. Como si toda su
energía se concentrara en ellas. ¿Recuerdas lo que te dije del Che? Su poder
estaba en su mirada. Cada hombre concentra la esencia de su poder en alguna
parte de su cuerpo. Él en sus manos.
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