domingo, 27 de septiembre de 2009

Quinta Entrada.

Lugar indeterminado . 1994 Recordando a Fioramonti

La ruta catorce aún no era autopista de Ceibas a Zárate. La luz de los coches que circulaban hacia el Norte en una caravana interminable iluminaba los rostros de los pasajeros y provocaban un contraste en ocasiones grotesco.
Con los ojos cerrados, escuchaba el agudo zumbido de los neumáticos en el pavimento que acompañaba el grave traqueteo del diesel en la parte trasera del ómnibus. Una combinación que me causa somnolencia. En lugar de contar ovejas intentaba deducir que clase de vehículo había cruzado en sentido contrario por el sonido que originaba
Poco a poco mis pensamientos fueron derivando en aquella historia del adolescente que llegó catapultado a tierra firme y que ya viejo terminó emparedado.
Comentan que en sus primeros años en éstas tierras luego de las caóticas primeras décadas en los que no se sabe bien cual fue su destino, algunos refieren que acompañó a Liniers en la reconquista, otros dicen que fue uno se sus matadores luego de la Revolución, de todas formas ser Español nativo, no era muy popular en aquellos tiempos ,de todas formas el patriotismo de Pérez de Roldan era precursor del que luce el argentino medio en nuestros días, no tardó en acomodarse a la nueva situación y tratar de sacar provecho de ella. Si bien su viaje marítimo es un total misterio, algo debió aprender en él y algo lo convirtió en el primer hombre bala del río de la plata.
Su relación con Conchita Vergara, poco a poco fue del castaño claro al castaño oscuro.
Tuvieron una larga y apasionada relación, de la cual nacieron 12 hijos a los que le pusieron nombre de prendas, en homenaje a su encuentro.
Ella siempre le decía “Nunca imaginé que en mi canasto encontraría algo para divertirme en lugar de trabajar” Los cuatro primeros varones se llamaron Pantalón , Sombrero, Camisón y Zoquete , luego tres niñas Camisa, y las mellizas Medias Derecha (la mayor) Izquierda (la menor) el 7º(parto) fue varón pero no Lobizón ni ahijado de presidente alguno, pues en ésa época no existían, se llamó Cinto , luego otras dos nenas Camiseta y Bufanda, los benjamines fueron Calzoncillo y Chombita las más pequeña
Todas se apellidaban Vergara pues nunca contrajeron sagrado matrimonio.
Hay lenguas maledicientes que afirman que en realidad no son hijos de Juan, ya que afirman que él hacía realizar a Conchita labores reñidas con la moral y las buenas costumbres, más haya que se trata de labores muy antiguas. En otras palabras acusan a Juan de ser un vividor y de permanecer al lado de Conchita por los beneficios que obtuvo de ella mientras fue joven (ella por supuesto) y su miel atrajo moscas.
Que ésta docena de niños tuviesen el apellido Vergara, no implica ninguna valoración sobre sus cualidades. He escuchado la frase “Camisa Vergara” pero referida a prendas de vestir y no específicamente ha esta persona, que seguramente lleva más de un siglo bajo tierra por más longeva existencia que halla tenido.
Estas maledicencias se empezaron a escuchar con posterioridad, a que El Catapultado ascendiera a los Cielos o muriera de hambre y sed, emparedado en una capilla, en un
desolado rincón de la pampa húmeda o la patagonia . No son pocos los que opinan que esto forma parte de la misma campaña de exterminio del recuerdo, como el incendio de Villa La Ola y la amnesia de los Oludos.
Una discusión subida de tono entre los dos adolescentes que viajaban detrás de mí, sobre la reforma constitucional y la necesidad de incorporar los tratados internacionales a la carta magna, me volvió al presente. Pero con la convicción que los Oludos no se han extinguido. Cuando llegué a Retiro mis pensamientos se centraron en la Reunión de Trabajo a la que me dirigía y que nada tiene que ver con el actual relato.


Nogoyá , fines de primavera de 1997 La conspiración imaginada

Tomábamos mate en la galería , mi primo parecía contrariado. Si bien ése es casi su estado natural, una pequeña inquietud por saber la causa me surgió.
“Que te pasa viejo” le dije. Sus ojos encapotados y congestivos, me miraron detrás de los anteojos oscuros. “ Te acordás de Ari el Balcarceño?” me preguntó. “Si, Del Monte”. “Aja, ¿y las pajerosidades que dijo?” “Sí, me acuerdo bastante”
“Bueno hace tiempo que todas ésas pavadas, me dan vuelta en la cabeza”continúó casi sin oír mi respuesta “El pendejo Catapultado a la costa, que resulta ser el mísmo, que ése otro pelotudo de Alfaro Rodríguez dice que se encerró en una Iglesia en el culo del mundo, bueno eso me tiene las pelotas infladas, y sabes qué , Ari nos largó esa historieta haciéndose el perro puto, como si no supiera de quien estaba hablando.”
“De alguna forma, éste infeliz, sabe del interés que tenemos sobre ése tema, y nos largó la perlita entre cañas de pescar y catapultas medievales. Sabes qué, sabes que me tiene los huevos como el muñeco de Michelín, que todo esto es una conspiración de los Judíos” “Cómo, qué decís” musité atónito. “Claro, claro, ya lo decía Hugo Wast, ya lo decía, desde el siglo pasado hay una conspiración de los judíos para dominar al mundo, y en nuestro país ,siempre fueron muy activos. Todo éste asunto que el gurí llegó por los aires, que los catapultaron de un barco, que vivió de putas, que tuvo doce hijos que no se saben si son de él, que se pasó la vida yirando por Córdoba por Bolivia, terminando de cura, encerrándose en una Iglesia, es todo una ridiculización de nuestra vida . Un ataque al cristianismo. A la iglesia de Roma .Al único santo posible de nuestras tierras. Ya lo decía Hugo Wast. Si hasta subastan en las sinagogas los bienes nuestros, para ver cuál de ellos se los queda. Cual de ellos es el lobo con piel de cordero que nos va a joder. Todo esto no tiene otra explicación. Mirá vos, una cosa, pero mirá lo que te digo, ése cura rosarino canceroso que vos conocías, resulta que ahora nadie sabe nada de él, que no existió , que nunca estuvo en ésa parroquia y las pelotas de Mahoma. Todo, todo, es obra de los judíos, infiltrados algunos. Claro si me escuchan algunos progres, me van a mandar el Inadi. Con el asunto de Hitler, de la Amia, de la embajada, son San José y la Virgen María juntos estos guachos, pero seguro que esto es cosa de ellos.”
Acostumbrado a las diatribas y los fervores nacionalistas, preferí callar. Su rostro estaba encendido, temí un ataque de apoplejía o un infarto, de lo que sí estuve seguro era que no lo llevaría a internar al Hospital Israelita. La anafilaxia lo mataría.
Pregunté, “no fuiste a la reunión de las Hermanas del Santo Sable”
“Si fui pero hay mucho zurdaje dando vuelta, algunas quieren hacer de San Martín la versión Siglo XIX del Che Guevara, vos sabés que la asociación nació como correctivo de aquello del “Santo de la Espada” ya que San Martín usaba un Sable Curvo no una espada. De ahí lo de Hermanas Adoradoras del Santo Sable. Es como un desagravio al Santo del Sable que en realidad fue, frente a la versión progre de Santo de la Espada. Una defensa de la Tradición. Y ahora quieren hacer remeras impresas con la imagen de San José de Yapeyú, vestido como rappero con sus máximas en la espalda. Imagínate, todas esas zurditas. San Martín, Rosas y Perón, así de sencillo, no hay otra nene” Encendió su Parliament con un encendedor hecho en Taiwan, tomó el último mate y se marchó. Tenía una reunión del Comité de Re.reelección de Menem, con una cena que pagaba la compañía de Telefonía Celular en la ex estación del ferrocarril. Me quedé sólo pensando en teorías conspirativas ¿y si no eran los judíos y eran los musulmanes? ¿o los hinduistas? En plena revolución productiva ¿podrían ocurrir éstas cosas? Cómo afirma NOAR en su Historia Apócrifa:
“Lo del Santo de la Espada es historia vieja y archiconocida, quisieron hacer una película épica sobre San Martín y obtuvieron un film escolar, la película no se distinguía mucho de las páginas centrales de Billiken en un 17 de Agosto. Se dice que por presiones de agrupaciones San Martinianas se describió el Prócer de Bronce y no el hombre con sus miserias y sus limitaciones que a pesar de ellas lideró una de las gestas mayores de la independencia Hispanoamericana. Es difícil imaginar una persona que cada vez que abre la boca lo hace para decir una frase celebre, o una máxima.
Muchos padecen de ésta tesaurismosis la Enfermedad del Bronce, personas que van perdiendo su frescura y espontaneidad, y se van tornando cada vez más solemnes . Ya cerca de su muerte prácticamente son estatuas de bronce listas para ser colocadas en sus pedestales en las plazas públicas .Algunos de ellos de jóvenes ya tienen el cerebro y la cara de piedra, lo que les permite ingresar al Panteón de la Patria con mayor rapidez. En particular el carácter de Prócer a San Martín se le dio con posterioridad a su muerte en vida no volvió a su país , por desinterés o por imposibilidad , vaya uno a saber por qué ¡¡ Luego fue elegido por los historiadores oficiales como un Héroe Neutro de las luchas internas y se lo ungió de cualidades a medida para ésa finalidad. Recién en el Siglo XX fue declarado Padre de la Patria (quien habrá sido la Madre de la Patria?? No debe haber sido fácil parirla, a pesar de ello se dice que creció huérfana) Estas reflexiones me pueden valer la Hoguera si alguna de las Adoradoras del Santo Sable me leyese los pensamientos. Torquemadas siempre existieron, menos que en la Edad Media, o menos desembozados que entonces.
Un clarísimo ejemplo de su resentimiento y carácter antisocial, al que se refería León Morientes.

domingo, 20 de septiembre de 2009

Cuarta Entrada

Bajo el puente del arroyo Sauce .La Tentación. Paraje La Cumbre 1982

“y le dijo: Todo esto te daré, si postrado me adorares” Mateo 4-9

Desde que su madre le quemó las manos con agua bendita hirviendo y lo dejó dos días arrodillado sobre granos de maíz frente a la imagen de Santa Teresita, Casto Morales no se masturbó más en su casa. Pero lo hacía en sitios alejados y solitarios. Frecuentemente con su bicicleta tomaba por los caminos rurales, para ir a pescar, como había hecho esa mañana, el arroyo Sauce corre encajonado en ese paraje y siempre tiene agua, es un buen sitio, tuvo una buena pesca aquel día , comió los bagres fritos y bebió un buen medio litro de vino, tenía mandarinas para que su madre no percibiera el olor a alcohol cuando regresara. Casto Morales era un muchacho solitario. Tenía pocos amigos pues casi todos se burlaban de su aspecto regordete y de su personalidad apocada. Tirado sobre la espalda contemplaba la estructura de hormigón del puente, en aquella siesta de verano, con gesto distraído bajó el cierre de su pantalón vaquero extrajo su pene y comenzó a apretujarlo y estirarlo hasta que estuvo erecto, comenzó luego a masturbarse con movimiento rítmicos de su mano. “Pajero, onanista” escuchó como en susurro. Abrió sus ojos y buscó en derredor mientras se cerraba apresuradamente la bragueta. Sobresaltado se puso de pie y entonces vio al muchacho sentado en la otra orilla a pocos metros de la cabecera opuesta del puente, que con un mojarrero en la mano lo miraba con una sonrisa burlona. “Que me coma la tierra” pensó Casto “Sí, te podría comer la tierra y de hecho algún día lo hará, ¡Y no se perderá mucho!” dijo el otro leyéndole los pensamientos. Casto lo miró atónito “Si, se todo lo que piensas vos y cualquiera” dijo el pescador recién llegado. “¡Pero como es posible!” preguntó a su vez “Para mí nada es imposible, hasta puedo convertir a un gordito Pajero como vos , en un ganador , en un ganador en todo, plata , mujeres, poder todo, si no me crees mirá” Dicho esto se elevó por los aires y cruzó el arroyo volando “Que te parece gordito?” preguntó.
“Cómo es posible?” repitió Casto “ Es posible pues yo soy el todopoderoso, y estoy aquí porque deseo que seas mi seguidor” contestó el otro “ Pero si yo me confieso todos los Sábados y voy a misa todos los Domingos, yo soy tu seguidor, te prometo que no lo volveré a hacer, solo te pido que mi madre no se entere” dijo el gordito cayendo de rodillas. “Estúpido gusano, yo no soy el que está en esas iglesuchas llenas de curas y viejas chotas como tu madre, yo soy el verdadero todopoderoso, algunos me conocen por Lucifer, Diablo, Satanás, Luzbel, Demonio. Yo soy el verdadero Dios pero no soy ni misericordioso, ni bondadoso ni muero por tus pecados, digamos que tengo un costado mas comercial” y rió con una risa que heló los huesos del muchacho pero que a su vez incrementó su curiosidad y su ambición. “ Quieres hacer un negocio conmigo? yo no tengo otra cosa para vender que no sea mi bicicleta y tengo que volver a mi casa que queda como a tres leguas” dijo el muchacho. “Realmente sos un gordito pajero, yo lo que quiero es tu alma para después y tus servicios hasta que llegue el momento que me entregues mi compra, yo puedo darte lo que quieras si me das lo que te pido”
tentó el diablo “ Hace aparecer un muchacha calentona para que yo me la coja ahora, entonces” sonrió Casto descreído. “Si te complazco, el trato queda hecho gordito, ojo no hay marcha atrás” susurro Lucifer casi en su oído. “Bueno” dijo Casto. El recién llegado giró sobre sus talones y desapareció tras un grupo de árboles tarareando Satisfacción de los Rolling Stones. Casto quedó solo un largo rato, cuando comenzaba a recoger sus cosas avergonzado y pensando que nuevamente le habían tomado el pelo , una columna de agua se levantó de la lisa superficie del arroyo y de ella apareció un hermosa mujer , con el cabello mojado y solo gotas de agua cubriendo su desnudez caminó sobre los círculos concéntricos que provocó al emerger y se paró frente al adolescente desabrochando lentamente su camisa mientras le mordía la oreja izquierda diciéndole
Hazme tuya, ya, por favor, por favor , ardo de deseo, mi vientre se va a incendiar ,si no me posees”






Rosario 1990 Charla con L


La avenida Pellegrini es el límite sur, de lo que podríamos llamar el centro de Rosario, comienza al este actualmente en la avenida circunvalación y termina en el bajo cerca de La Siberia contra el Río Paraná. Sobre ella, entre Paraguay y PTE. Roca se encuentra una Iglesia, Nuestra Señora del Carmen.
El padre L, lo llamaremos así para no rebelar su identidad, ejercía su ministerio en ella.
Pronto pasaría a cuarteles de invierno o a mejor vida por su edad y su hábito de fumar en forma incontrolada. A lo largo de su vida investigó a diversos personajes singulares de la Iglesia, como entretenimiento, no por otra razón.
A Alfaro Rodríguez lo había conocido en su juventud.
“NOAR es un loco” me dijo “cree que puede describir la historia, desde sus pensamientos actuales, lo que deforma y contamina todo de una subjetividad malsana”
“Yo le conté el episodio de Villa La Ola, pero él lo tiñó de ideología y lo transformó en el ejemplo de la iglesia encerrada en sí misma, que se aísla del mundo y se pudre en su inmovilidad” “Nada que ver” dijo mientras encendía otro cigarrillo con la colilla del anterior. El olor de la Celulosa Argentina de San Lorenzo impregnaba el ambiente con un olor desagradable. Es uno de los olores característicos de Rosario cuando el viento norte lleva las emanaciones de la planta industrial sobre la ciudad. El ruido de los autos no me permitía por momentos escuchar lo que el viejo decía con su voz de madera. “Muchos dicen que Pérez de Roldan ascendió al Cielo rodeado de ángeles en una nube, si sí exactamente igual que la Virgen María” (otros en cambio afirman que la capilla fue su tumba , pensé) “NOAR no cree en los milagros y en todo ve segundas intenciones, pero yo creo en lo que se murmura , es probable que Pérez de Roldan en realidad fuera un Santo” Dónde realmente está Villa La Ola? Pregunté. El Viejo me miró con sus ojos hundidos, el anillo claro que rodeaba su iris pareció brillar, exhaló una bocanada de humo y me dijo “No está, no existe, no está en ningún lugar .Es cómo la ciudad de El Dorado muchos la han buscado, yo entre otros.”
“Se sabe que estaba a la orilla del mar, no se sabe si al Sur de la Provincia de Buenos Aires o en la actual Río Negro. Por ahí estaba, existir existió seguro. Pero muchas sombras rodean su historia. Probablemente relacionadas con su desaparición y por intereses posteriores.” “Juan llegó como cura a ésta villa castigado luego de estar en Bolivia y en Buenos Aires, nunca lo quisieron, en realidad era un pueblo de matreros y marginales según dicen” “Es verdad , que otros afirman que el cura era un loco, que pasaba de una excentricidad a otra, lo que erosionó la Fe de su pueblo y los alejó de la Iglesia” “Muchas son habladurías de viejas” “Que llenaba el cáliz con vino , que en lugar de pan usaba embutidos para la hostia, nada de eso está documentado” ”Habladurías de viejas” mascullaba y tosía. Sus ojos se posaron en un grupo de muchachas que cruzaba la avenida Pellegrini hacia el politécnico, una sonrisa pícara se le dibujó en el rostro, “Las rosarinas son las más lindas de la Argentina” dijo “la Pucha” agregó. “ Es probable que a éste tipo le faltara un tornillo, pero también es posible que fuera un incomprendido” “Este olor a celulosa es un mierda” , dijo,
“En Mar del Plata en casa de mi madre el olor a harina de pescado es insoportable pero es constante y a los pocos minutos no se percibe, pero éste olor intermitente no nos permite acostumbrarnos” En Nogoyá, el viento del este y sudeste, dije, también saturan la atmósfera de olor a cloacas. Un Nogoyaénse solitario en cualquier lugar del mundo al inhalar ése olor nauseabundo, solo tendrá que cerrar los ojos para que la memoria perceptiva lo transporte a los paraísos perdidos de su terruño, como Marcel Proust y la magdalena en el té. Agregué. “La cosa es que Villa la Ola desapareció de la faz de la tierra”, continuó, mientras con un gesto desaprobaba mi intervención sobre memoria perceptiva y paraísos perdidos. “Se rumorea que algunos años después del cierre de la capilla, la plaza principal de la villa era una Feria permanente donde se vendían desde estampitas del cura ascendiendo a los cielos dibujadas o pintadas por artesanos ante la mirada de los feriantes y bendecidas en el momento por agua que se extraía de un pozo, que según la tradición fue bendecido por el propio Pérez de Roldan para ahorrarse el trabajo de bendecir todos los días un poco de agua. Malabaristas, equilibristas, ruedas de la fortuna, tiro al blanco, venta de comidas y bebidas. Mujeres de vida licenciosa que ofrecían su cuerpo por dinero, pero afirmaban tener sus zonas íntimas benditas, por lo que fornicar con ellas no constituía pecado alguno, sino más aún constituía un ejercicio espiritual. Como un comodín, que en caso de un Juicio Final ajustado podría salvar del Fuego Eterno al fornicante. Se dice también que en una oportunidad un hombre que vomitaba fuego provocó un incendio que habría destruido el lugar así de simple” “Otros en cambio aseguran que el incendio fue intencional, provocado por alguna facción del catolicismo que deseaba abortar el culto del ascendido de Villa La Ola (de corta existencia pero que rápidamente ganaba adeptos entre la población mayoritariamente inculta y con una innata tendencia a creer en supercherías.). Los Oludos después de este incendio se dispersaron.”
“Otros , me contaron que una falange de jesuitas fanáticos encubiertos e infiltrados en la multitud de feriantes incendiaron la villa y dispersaron la gente, luego araron el predio y le arrojaron sal como en Cartago” “ Amenazados y temerosos los protagonistas de ésta diáspora, negaron para siempre su origen e incluso la existencia de Villa La Ola, el gobierno de la época guardó silencio, el rudimentario y politizado periodismo de la época guardó silencio y ése silencio constituye la sombra que rodea ésta historia y de la que te hable antes.” Antes de entrar nuevamente a la iglesia de N.S. del Carmen el Padre L apagó su último cigarrillo, abolló el atado vacío y mientras se despedía me dijo “Creo que lo único que quedó en pie fue la capilla tapiada, parece que no la quemaron ni la destruyeron pues es un recinto sagrado. Saludos a NOAR chau”
Pensativo, me acerqué a la esquina detuve un Taxi y me dirigí a la Terminal de Ómnibus Mariano Moreno, pensando que para muchos Troya era una ciudad literaria y luego se encontraron sus ruinas tan reales como la Cordillera de los Andes

domingo, 13 de septiembre de 2009

Tercera entrada

Nogoyá 1997 Vísperas de San Miguel


Lo que paso a contar, ocurrió un 28 de Septiembre en vísperas del feriado provincial de San Miguel Patrono de Entre Ríos.
Desde que la democracia se instaló en el país, se volvieron a declarar feriados los días correspondientes a los patronos provinciales, toda una tradición, en reemplazo de efemérides militares, tan comunes en la dictadura, como el “Día de la segunda hemorroide del Cabo Olivera”
Me encontraba ésa noche conversando con Aristóbulo del Monte, conocido historiador de la ciudad de Balcarce, quien estaba de paso por Nogoyá no sé bien por que razón. Tampoco recuerdo si se lo pregunté. Nuestro encuentro fue casual y único, nunca más lo volví a ver, me contaron que falleció de cirrosis.
Aristóbulo, a quien le gustaba, según refirió ,que le llamaran Ari (ya que Tobu o Bulo no eran “auditivamente agradables, casi disonantes“ y su nombre a su entender era muy largo, bromeó.) llegó acompañado de un primo mío a quien había encontrado en otro bar. Encuentro éste, que luego, me pregunté muchas veces si habrá sido casual.
Ya que me encontraba sólo, se acercaron a compartir mi mesa. Dejé a un lado La Nación Deportiva (no muy interesante ya que Rácing había perdido por enésima vez consecutiva, y eso para mi le resta interés a dicha sección del diario de los Mitre)
Digo el diario de los Mitre pues es la forma como lo denominó Ari mientras me daba la mano para presentarse y con la otra llamaba al mozo para que le trajera una ginebra con poco hielo “más ginebra que hielo” dijo.
Como primer conocimiento que el lector puede tener del historiador balcarceño, es que no era manco, pues con una mano me saludaba y con la otra llamaba al mozo,
Permítaseme esta digresión jocosa , pero como dicen mis paisanos , de algo debemos reírnos , aunque más no sea de una tonta ocurrencia , en medio de la narración, que por otro lado no es poca precisión para el mar de vaguedades que es la sustancia de mi relato. Con su índice golpeando levemente doblado sobre el papel valiéndose de rítmicas flexo extensiones de la muñeca, musitó “El diario de los Mitre, el diario de los Mitre” repetía, hasta que por fin dijo luego de sorber un largo trago de ginebra, “yo también soy historiador” comparándose tácitamente con Bartolomé Mitre.“Y yo el Príncipe de Asturias” replicó mi primo mientras sorbía a su vez un gran volumen de Whisky. Yo pensé, que cosa andaría haciendo éste historiador por nuestro pago chico.
La cosa que el finado Ari de Balcarce efectivamente era Historiador. Un raro Historiador, dedicado a estudiar el desarrollo de las máquinas de la antigüedad.
Entre ellas la Catapulta “Antigua máquina militar para lanzar piedras o saetas, que en la actualidad, modernizada, se usa en portaviones para lanzar aviones” nos explicó.
Divagó sobre sus orígenes, sobre su uso militar en la antigüedad. Sobre las grandes rocas que aplastaban arqueros en las murallas de las ciudades mientras los arietes derribaban las puertas de los recintos. Más locuaz, cuanto más borracho, del Monte se explayaba sobre el tema. Llega el punto de interés para mi Ari del Monte dijo, más como curiosidad que como elemento de valor histórico, que conocía el relato de un caso en que la catapulta había sido utilizada en el Río de la Plata para transbordar un pasajero de un barco a la costa, a falta de caballos, botes o porque el infeliz no quería embarrarse, sabe Dios por qué.
Un hecho cualquiera, es para una persona, verdadero, cuando lo percibe con sus sentidos.
Cuando sus órganos especializados son estimulados y las vías nerviosas llevan la información a los centros nerviosos, que lo interpretan, le consta, sabe que es cierto. Esto no es posible con los hechos remotos (en tiempo o distancia) que nos son trasmitidos por otros. A veces a través de muchos otros. El resultado puede ser parecido al del juego infantil del teléfono descompuesto.
Comentó que en su juventud, al momento de nuestro encuentro orillaba los setenta años, conoció en Balcarce a un profesor o maestro jubilado de apellido Azorín quien le había contado el episodio del río de la plata, que a su vez lo había escuchado de su abuelo o antepasado al fin, un contrabandista portugués radicado en Bs. As a principios del siglo XIX o fines del XVIII, quien había conocido al catapultado y había mantenido con él una relación de amistad por muchos años.
Los barcos en ésa época no llegaban a la costa por problemas de calado por lo que los pasajeros y las mercaderías se transportaban en los lomos de caballos o en carros y botes hasta la orilla. Eso era lo normal como las grúas y los contenedores en nuestro tiempo. Lo insólito fue que un día un pasajero fue literalmente catapultado hacia la costa con un aparato improvisado entre los mástiles.
Este episodio mínimo y curioso, sin embargo caló hondo en la curiosidad de Ari del Monte cuando le fue relatado por el mencionado Azorín en la década de 1940 aproximadamente. Como meta secundaria y marginal de su tarea principal de singular historiador de viejas máquinas, se propuso conocer más de éste hecho y de ser posible saber de su protagonista. Por fin en el diario íntimo de un monje pederasta, entre asquerosidades varias, encontró lo que buscaba. Leyó “Caminaba yo, por la ribera del gran río cuya vera se yergue éste poblado, cuando de repente el crujir de la paja brava desvió mi atención hacia un lado del sendero, para mi sorpresa me encontré frente a frente con un mozalbete zaparrastroso acompañado de una mujer. Ella conocida, una lavandera María Concepción Vergara, a la que le dan el abominable apelativo de Conchita y él desconocido. Preguntados por mí de que ocupaciones tenían entre los matorrales, el muchacho que dijo llamarse Juan Pérez de Roldan manifestó que fue arrojado con una catapulta desde un velero y que de no haber caído en el canasto de ropa de la mencionada conchita (que asco) se habría roto el pescuezo” hasta ahí el párrafo de interés, que estaba datado en 1782. Lo que nos relató Ari del Monte sobre el resto del contenido del mencionado diario íntimo no viene al caso, como tampoco emitir juicios de valor sobre ello.
Lo que si sorprende es que el historiador se hubiera tomado el trabajo de leerlo y más aún de que lo hubiera encontrado en la biblioteca de la catedral metropolitana.
El resto de la madrugada transcurrió entre recomendaciones de cómo pescar armados chanchos en el rió Victoria y la caza de chanchos salvajes en crucecitas 7ª
El amanecer nos encontró despidiéndonos en la calle San Martín en pleno día de San Miguel Arcángel patrono de Entre Ríos. Nunca más lo vi a Aristóbulo del Monte, ni me emborraché así. Tampoco sé si sus relatos son ciertos o pura imaginación de alcohólico. Pero fue la primer referencia a Pérez de Roldan en América, o mejor dicho la referencia sobre algo cronológicamente anterior a otros sucesos de su “Etapa Americana”o con más propiedad debería decirse “Etapa Sudamericana” que es la que nos ocupa en este relato tratando de entender su significado y su trascendencia . Sobre todo en la explicación de hechos posteriores acaecidos en Nogoyá.






Nogoyá 1987 Fiesta Patronal

Nicolás Octavio Alfaro Rodríguez se encontraba mirando la multitud. Esta se desplazaba por la calle 25 de Mayo, ocupando la bocacalle con Quiroga y Taboada y desparramándose por el extremo sudeste de la plaza Libertad. La gente elevaba pañuelos blancos para saludar la imagen de la Virgen del Carmen que se encontraba en el atrio de la basílica. Enfervorizados por su Fe en la sagrada imagen o por los enoles consumidos desde la misa heroica o de hombres, a la madrugada, hasta ésa hora de la tarde.
Los oradores (tenientes curas, párrocos , obispos, arzobispos, presidentes de la acción católica, Hijas de María ,adoradoras del santo sable etc.) se dirigían a la masa excitada , hablando sobre los milagros del Carmelo, de Lourdes de Fátima ,del padre Quiroga y Taboada fundador de Nogoyá ( que con su cuchillo esculpió la primer imagen de la Virgen a fines del Siglo XVIII ) que ha ésa hora es milagroso por éstos lares. Se relatan los milagros más insólitos, desde la curación de una enfermedad terminal hasta la recuperación de un Sándwich de Mortadela perdido en el Monte durante el día de la primavera de 1953 por un Nogoyaénse que escribe desde California para saludar a la Patrona. Todo por la intersección de nuestra Sagrada Madre del Carmen.
De cuando en cuando los oradores o sus adláteres interrumpen sus alocuciones sentimentales, con un VIVA (La virgen del carmen, la madre de Nogoyá, Nuestra patrona, el cura párroco, el Arzobispo XXX , el Papa etc.) a lo que miles de gargantas responden con otro VIVA atronador.
Nicolas Octavio Alfaro Rodríguez, continuaba sentado en el borde de la fuente observando, sonriente, pero no con una expresión de felicidad, sino con una sonrisa entre comprensiva y burlona.
“Si ha éstos les dicen viva la diarrea estival, responden viva, con tal de seguir de joda”
Nicolas no era un Hombre muy devoto de las fiestas patronales, a las que entendía como folclóricas y llenas de superstición más que de Fe.
Ocasiones propicias para exacerbar los ánimos de la gente e incubar muchas veces el fanatismo y la intolerancia. (No en Nogoyá por cierto donde transcurre por otros carriles)
Enjuto, magro, piel trigueña y cabello corto y canoso. Noar como lo llamaban sus pocos amigos es el autor de la inédita “Historia Apócrifa de Nogoyá”, ( un esperpento en el cual vuelca “todo su resentimiento y características antisociales”, según nos comenta Dr. León Morientes presidente de la subcomisión de Literatura e Historia , del Comité Eclesiástico Militar para la defensa de la Tradición Patriótica y Religiosa de Entre Ríos que se creó en épocas del Arzobispo Adelfo Isabelino Palomino y cuyos volúmenes son fáciles de reconocer por las palomitas tórtolas rodeadas por una soga de cáñamo que constituyen su emblema. “Gracias a Dios nadie ha querido publicarla” agrega)
En la mencionada Historia Apócrifa relata entre otras cosas que en realidad Quiroga y Taboada no era un santo sino un libertino, que su vida licenciosa causó escándalo en Santa Fe y Gualeguay por lo que sus superiores le permitieron permanecer en estas tierras salvajes y montaraces alejado de los funcionarios políticos y religiosos de rango.
“Lo escondieron bajo la alfombra, como suelen hacer en muchos casos, aún hoy” afirmó Noar, mientras repetía socarronamente “Viva la Diarrea Estival” por lo bajo. Era provocador pero no estúpido como para vociferar algo así a pocos metros de las agrupaciones tradicionalistas, cuyos integrantes en general son muy valientes agrupados, por eso lo de agrupación ,y exacerban su pasión por el momento.
“Ojo, Nene” dijo “No solo esconden bajo la alfombra a los pícaros a veces también a los fanáticos cuando cruzan ciertos límites, como ése boludo que se emparedó, al sur de la provincia de Buenos Aires o en Río Negro porque sus fieles no concurrían a misa.” “El nombre no me lo acuerdo, debo tenerlo anotado, más aún lo tengo anotado en mi escritorio en algún cuaderno” Las bombas de estruendo a pocos metros, el tañir de las campanas, interrumpieron nuestro dialogo, luego nos separó una columna de artesanos y vendedores ambulantes que se dirigían al palco para gestionar una prolongación de la fiesta, pues sus ventas habían sido insuficientes. Chocaron con unos integrantes de la agrupación tradicionalista “Paja Brava” que tomaban Whisky en vasitos plásticos sobre el capot de una Pathfinder y se armó la batahola que terminó por dispersarnos. Recién varias semanas después me reencontré con NOAR.
Alfaro Rodríguez caminaba con dificultad por las sombreadas veredas del `Parque Ramírez arrastrando un pesado bolso de manos rumbo a la Terminal de Ómnibus.
Dejó el bolso en el suelo, me dio la mano, preguntándome que hacía en ese lugar a ésa hora de la mañana, le explique el desperfecto de la moto etc. Como siempre hizo comentarios sobre Ramírez el del Parque y La Delfina la de la terminal, pero se desdijo argumentando que no deseaba que se lo tache de iconoclasta.
“Ah, tengo algo para vos me dijo” extrajo un papel del bolsillo de la camisa y me lo dio. Luego con algunos vocablos entre dientes se despidió y siguió caminando con su bolso a cuestas.
Abrí el papel que era una hoja de cuaderno rayado y tenía escrito “Presbítero Juan Pérez de Roldan. Villa La Ola alrededor de 1860 o antes”

domingo, 6 de septiembre de 2009

Segunda Entrada

Notas

“El hombre me dijo que él había matado los perros, todos los perros, no había caso de dejar ninguno vivo, las bestias se habían cebado con carne humana, no se los podía dejar vivos. Si hasta tuvo miedo que se soltaran de sus ataduras y se lo comieran a él también, tal la ferocidad que demostraban. Valían plata los bichos, los podría haber vendido, pero tal fue el miedo que le inspiraron que los mató a todos, uno tras otro, sin pensarlo más. La baba chorreaba de sus bocas que le parecieron siniestras en sus cabezas ensangrentadas. Los estampidos del fusil retumbaron en los troncos y se perdieron entre la fronda espinosa. Dice que concluida su faena, se alejó casi corriendo por el sendero, sin tener ganas de mirar atrás. A llegar a su casa, vomitó su miedo en el baño hasta temer quedarse sin estómago. Eso me contó el hombre aquella tarde, lo escribo para que se sepa” De la agenda de L.

Nogoyá alrededor de 1966 Primer conocimiento

El cielo plomizo cubría la ciudad mojada por el aguacero de verano. Contra el cordón de granito un torrente corría hacia el Este, formando borbollones y pequeñas olas sobre los adoquines del pavimento. Los barcos de papel cabeceaban y daban bandazos raudos en su viaje de bautismo y despedida hasta encallar en algún depósito de limo o en algún adoquín arrecife. Naufragios mínimos que causaban algarabías y risas en los niños arrodillados en la vereda. Astilleros de infancia restituían naves a la flotilla diezmada con la expectativa de que alguna de ellas llegara al lejano arroyo, en un viaje mágico que la mente de la niñez extendía hasta el río Paraná.
Corríamos por la vereda con la vista atenta en los ingenios de papel que flotaban llevados por la corriente, de tanto en tanto nos deteníamos bajo algún falso plátano de corteza blanquecina y sentados en sus raíces contemplábamos alguno en dificultades hasta que se hundía despedazado en la corriente o proseguía su deriva con retomado ímpetu. El olor de las tortas fritas inundaba la vereda escapado de ocultas cocinas de tardes lluviosas.
Los hombres hablaban con vehemencia y gestos ampulosos en la esquina bajo un falso plátano corpulento sin prestar importancia a las gruesas gotas que dejaba caer el follaje mecido por la brisa. Hablaban de temas extraños a lo cotidiano. Hablaban del diablo, del infierno, de una llave que impediría que sus puertas se abran, me miraron con ojos de furia cuando notaron mi presencia observándolos atónito, se marcharon caminando calle abajo, uno de ellos arrojó un cigarrillo que acertó a caer dentro de un barquito de papel, que para nosotros se transformó en un poderoso vapor, que dejaba estelas de humo de tabaco. Luego que los hombres se perdieron al rodear la esquina, proseguimos nuestro juego con entusiasmo, acicateados por las marejadas que producían los autos al pasar, produciendo repentinas turbulencias que sacudían la flotilla con furia de temporal. Pero ésa noche en mis sueños, ví abrirse la bocacalle como el cráter ígneo de un volcán, arrojando escombros hacia el cielo y en el interior de la densa nube que emergía, figuras de horror danzaban encendidas en llamas, hasta que el palpitar de mi corazón me devolvió a la vigilia. En puntillas me dirigí a la ventana y a través de la celosía vi la bocacalle intacta, bajo la oscilante lámpara de mercurio que se columpiaba bajo el influjo del viento sur.

Desde Paraná Abril de 2003 Las Señales

Los semáforos en Paraná son lentos e incoordinados en la hora pico es un suplicio para vehículos y personas, un atolladero que me llena de impaciencia y me hace recordar a cada momento a los familiares de los funcionarios de la dirección de tránsito municipal. Si a esto le sumamos un inconveniente adicional, como una obra en ejecución o una manifestación política es una combinación insoportable que me produce el impulso de bajarme del vehículo y continuar mi ruta caminando.
De avenida Almafuerte me desvié para salir por la Base Aérea pues en la ruta 18 y el parque Industrial un piquete cortaba el tránsito desde hacía varias horas, mi visita a Paraná no había sido satisfactoria y un profundo fastidio me embargaba. Deseaba profundamente que el piquete no se hubiera extendido a la ruta 12, mi día no había sido bueno como para aguantar otro contratiempo. Conduje con cuidado por el atestado tráfico de Avenida Zanni hasta que pude desviar a la izquierda por Jorge Newbery hacia la ruta a Nogoyá, pasando por las instalaciones militares, en las que las carcazas de viejos aviones turbohélice me traen el doloroso recuerdo de Malvinas. El sol de las tres de la tarde iluminaba el paisaje verde amarillento del otoño entrerriano, las lomadas se extendían ante mis ojos salpicadas de arboledas y animales pastando con ese particular cuadriculado de los campos de cultivo. En la entrada de María Luisa lo vi a Cabrerita haciendo dedo, me detuve, el hombre corrió con una carpeta en la mano y subió al coche. “¿Que haces por acá?” pregunté casi por compromiso. “Nada , tenía que hacer unos tramites en la caja de jubilación, vine hoy temprano en colectivo y dije me vuelvo a dedo así me ahorro unos pesos, vio, la cosa está tirante, los pesitos no sobran “ me contestó “ Bueno tuviste suerte, te llevo hasta Nogoyá” respondí “Vio que quilombo con los piqueteros, ya hace como una semana que están cortando la ruta y parece que la cosa va para largo, cuando no es por una cosa es por otra pero siempre tienen un motivo para hacer lío” comentó “ los que laburamos todo el día, tenemos que hacer buena letra para que no nos rajen y éstos tipos , reciben los planes sociales y nunca están conformes” agregó. “ Es un tema complejo ,Cabrerita, diez años cerrando fábricas, creando desocupados , aumentando la pobreza y la marginación, tenía que explotar en algún momento, la única forma de terminar con esto es creando fuentes de trabajo y yo creo que de a poquito vamos a ir saliendo, pero de a poquito, no hay soluciones milagrosas” repliqué “ y sí en eso tiene razón , cuando uno no tiene para parar la olla , la cosa se pone difícil , si uno ni siquiera puede mirarle la cara a los hijos, de vergüenza vio? Nosotros por lo menos en el municipio tenemos estabilidad y en el caso mío que estoy enfermo de la columna , capaz que hasta me puedo jubilar , en eso tiene razón, pero yo creo que uno puede protestar sin joder tanto a los demás, por lo menos así lo pienso yo vio” dijo “Capaz que tenés razón yo no te voy a discutir ese punto, que se yo , cada uno actúa como cree conveniente, pero cambiando de tema que era ese lío los otros días en la cruz del milenio, había una multitud de municipales, que se les dio por limpiarla o por pintarla ? “ pregunté “ ¡Ah ! era por los moscardones , impresionante la cantidad de moscardones, un asco le aseguro que era un asco, millones de moscardones se juntaron ahí, de ésos moscardones verdes grandes, yo nunca había visto tantos, un cosa increíble, fumigamos como tres veces y seguían viniendo, una nube , mire, una nube de moscardones” exclamó “¿ Che y de donde salieron esos bichos?, rarísimo en ésta época del año” dije “ Mire yo no puedo contestarle, lo único que algún gracioso había tirado la cabeza de un corderito en el barco , vio, pero ni siquiera estaba muy podrida como para atraer moscas y menos semejante cantidad, si hasta se nos metían en la boca , en los oídos ,en la nariz por todos lados “ comentó “ Pero mira que cosa rara moscardones, estaba todo el barrio convulsionado supongo, los habrán vuelto locos con las llamadas telefónicas ?” pregunté “ No fíjese que no, la noche anterior el Pedro ,el nieto de Acosta el sereno, con uno amigos habían comprado una cerveza en la estación de servicio y se fueron a tomarla ahí al barquito ése que esta al lado de la cruz vio, siempre se juntan muchachos ahí, a la madrugada escucharon el zumbido, cuando comenzaron a llegar las moscas, de noche fíjese, rarísimo, pero así fue, en un rato parece que toda la cruz del milenio se llenó de moscardones, venían del Este del lado del arroyo según cuentan, el Pedro le comentó a don Acosta y éste le avisó a uno de los jefes, por eso fuimos, si hasta unos caranchos habían venido del campo seguro que por la cabeza del corderito vio, cuando yo llegué , de los primeros, había dos caranchos parados en la cruz, y fíjese, mansitos los bichos, si recién cuando comenzamos a fumigar se fueron y no muy lejos al mediodía todavía revoloteaban arriba como seis o siete de ésos pajarracos. Bueno, la cosa que los vecinos ni se alcanzaron a dar cuenta pues nosotros llegamos temprano, pero tuvimos que fumigar como tres veces, para acabar con los moscardones, bolsas llenamos con los muertos, pero créame bolsas llenamos, después sí quedó todo limpito, pero eso sí había quedado como un olor a podrido, que duró varios días según me contaban los muchachos que hacen la limpieza, pero cosa rara, cosa de mandinga” terminó. “Será de las lagunas de estabilización de las cloacas, seguramente” dije “y que se yo, a nosotros nos mandaron a fumigar si quiere saber otra cosa pregúntele a alguno de los jefes, nosotros vamos donde nos mandan” replicó, evidentemente con ganas de terminar con el tema. Hablamos del clima del estado de las calles y otras generalidades, lo bajé justamente en la cruz del milenio, donde por cierto no ví ninguna mosca, ni corderos degollados ni anomalía aparente alguna. Me quedé pensando en éste episodio y recién varios años después encontré una explicación, a la que no podría denominar realmente como lógica. Ese mismo día, me enteré después, ocurrieron otros hechos extraordinarios, fue el día por ejemplo, que aparecieron los gusanos en el altar de las carmelitas y en el Hospital nació el niño sin ojos. Fioramonti escribió “dicen que antes del final, las moscas oscurecieron el cielo de Villa La Ola, las casas se infectaron de murciélagos y aves carroñeras sobrevolaban la plaza como anunciando la muerte. La gente no hizo caso a éstas señales y las comprendieron cuando sobrevino la debacle de fuego que consumió su mundo para siempre. Imágenes que los persiguieron en su largo éxodo y seguramente recordaron vividamente en el momento de su muerte. Quienes los vieron marchar aseguran que era un cortejo doliente y miserable perseguido por un silencio maligno, una presencia que en la inmensidad de la nada todo lo envolvía invisible salvo para los ojos del espíritu.
Yo seguí el rastro de ésta gente muchos años después de los acontecimientos, con algunos de ellos me logré entrevistar, pero su silencio era infranqueable, un pacto de olvido. Pero el horror en sus rostros retornaba cuando se les preguntaba, como si imágenes fantasmales se presentaran ante sus ojos a través del tiempo y la distancia”
Los escritos de Fioramonti abundan en reproducciones asombrosamente textuales de sus entrevistas, son escasos los momentos en los que el autor de “Recuerdos…” vuelca al texto sus impresiones. A Claude Bernard se le atribuye una frase “el que no sabe lo que busca, no lo reconoce cuando lo encuentra” y probablemente es lo que ocurre con los indicios, las señales, o como quiera llamársele. Como aquel pez fosforescente que buscó el anzuelo de un muchacho y marcó su vida para siempre, para bien o para mal, nunca volvió a ser el mismo. En retrospectiva es fácil reconocer indicios de cosas que sucedieron como pródromos, con anterioridad solo es posible percibirlas si uno las espera. Aquel día cuando volví a mi casa, me enteré de la muerte de Carolina y de su hermana, pobres viejas, parece que fue un escape de gas, aparentemente estaban irreconocibles solo un montón de carne y huesos calcinados. Como decían en El Mangrullo “perecieron en un infierno de llamas”.