domingo, 13 de diciembre de 2009

Décimo Sexta Entrada Los Custodios del Sello


Tiempo indefinido (alrededor de 1968) Nogoyá Los Custodios y Las Dudas

“Cuando los mil años se cumplan, Satanás será suelto de su prisión” Apòcalipsis20-7

Nogoyá, despertaba envuelto en las brumas del otoño. Los álamos carolinos ya manchados de amarillo, emergían de un mar de niebla a la vera del camino, iluminados por los primeros rayos del amanecer. Los bancos con su superficie superior achatada cubrían el campo, formando una llanura blanco grisácea, que ocultaba las vías del ferrocarril y la alameda hacia el Norte, así como el Cementerio y las últimas avanzadas del pueblo hacia el Sur. Los tres permanecían en silencio.
La noche había sido agotadora. El grave sonido del motor de la camioneta invadía el habitáculo, casi una vibración. Flores Schneider carraspeó, llevó su mano izquierda al bolsillo de su camisa y extrajo un atado de Jockey club, se llevó un cigarrillo a la boca y la luz del fósforo iluminó sus rasgos que ya denotaban los primeros signos de la madurez, inhaló con fuerza encendiendo la brasa naranja, apoyó su brazo izquierdo en la ventanilla abierta y extendió el derecho sobre el volante. “Es totalmente inútil una pérdida de tiempo” dijo “No lo creas, siempre debemos vigilar” contestó NOAR
“Si las Puertas se abren, será el fin de todo” agregó. “Yo no sé que pensar” exclamó Flores Schneider mientras sorbía de su cigarrillo lo que hacía que su voz sonara arrastrada y labial “Muchas veces me pregunto si realmente, existirá la puerta, si está justo aquí y si realmente eso la mantiene cerrada, o es todo una sarta de mentiras, y nosotros los únicos tontos que las creemos” guardó silencio y agregó “Cualquiera que nos viera pensaría que estamos locos, en lugar de buscar mejorar nuestro futuro ,hacer un capital , nosotros perdemos el tiempo en ésta …cruzada yo diría , para no decir más groserías” calló. “Yo jamás me pongo a pensar que es lo que dirían los demás o que pensarían, pues nadie conoce lo que hacemos ni el riesgo que corremos, nadie conoce el peligro al que está expuesto el mundo , si la puerta se abre…contestando tu pregunta creo que si supieran lo que hacemos no nos creerían locos” dijo NOAR
Flores Schneider miró al otro amigo buscando apoyo a sus opiniones, pero éste recostado sobre la puerta derecha parecía dormir sin importarle nada del asunto. Cuando llegaron al Boulevard España las esferas de iluminación permanecían encendidas como múltiples lunas simétricas bordeando la calle.
Los dos acompañantes bajaron del vehículo y se perdieron en la neblina, cuando la camioneta llegó a la intersección con 9 de Julio las luces de posición dejaron de verse.
L encendió un nuevo cigarrillo, guardó sus manos en los bolsillos y se marchó caminando por 25 de Mayo al norte, sentía un temblor interno una vibración dentro del tronco que era de tal magnitud que debía realizar un esfuerzo voluntario para que no se transmitiera a sus brazos, a sus piernas a su cuello. Desde pequeño percibía las presencias (buenas o malas) en su cuerpo. Todo en él se transformaba en una sensación física, y ahora sentía en su propio cuerpo como el mal se revolvía, inmundo, expectante, tras las puertas del infierno. Al llegar al cuarto que había alquilado, subió la barranca cubierta de gramilla, resbalosa por la humedad hasta la vereda de ladrillos, abrió la puerta y entró. S e arrojó sobre el colchón desnudo, el rítmico sonido de las hojas de un ligustro contra el techo de chapas acompañó a las hipnagogas apocalípticas que precedieron un sueño inquieto y poco reparador








Sueños

“Y entró Jesús en el templo y echó fuera a todos los que se dedicaban a comprar y vender en el templo: derribó las mesas de los cambistas y los asientos de los vendedores de palomas al mismo tiempo les decía: Dice la escritura: Mi casa será casa de oración, pero vosotros la estáis convirtiendo en guarida de ladrones”
Mateo 21, 12 a 14.

Villa La Ola dormía bajo el cielo gris de la siesta. Las oscuras nubes al sur presagiaban tormenta. El viento recorría las calles semidesiertas como una jauría aullando amenazante. Pérez de Roldan miró por la sucia ventana hacia el camino arenoso envuelto en polvo. Sentada bajo el árbol permanecía inmóvil como hace una semana la muchacha escuálida y mugrienta. Su furia aumentó. “¡Oh Señor!” pensó “¡Por qué el pasado me persigue Señor!! ¿Porque se interpone entre mi obra y vos? ¿Por qué se interpone entre tú altísimo y yo? Ayer eché a todos esos malditos feriantes pero ¿cómo puedo echar el mundo?” guardó silencio cortó un generoso trozo de morcilla y lo introdujo rápidamente en su boca desdentada, con la mano izquierda sacó las migas que habían caído sobre su abdomen de batracio. Miró los bloques de adobe que por meses había ido amontonado contra la pared de la precaria galería. La angustia lo obligó a comer otro trozo de embutido. Su mano se elevó amenazante, bajó bruscamente clavando el cuchillo en la tabla sucia de la mesa. Respiraba rápidamente casi jadeante, las violáceas vénulas de sus mejillas parecían dilatarse en su rapto de furia. Se levantó dificultosamente y pateó la vieja silla de paja que rodó por el mugriento recinto de piso de ladrillos, abrió de un tirón la vieja puerta destartalada y salió a la enramada a la que él llamaba “galería” tomó con dificultad tres bloques de adobe y los llevó hacia adentro. Poco a poco la visión de la descarnada muchacha se fue oscureciendo por las hiladas de adobe que ocluyeron el vano de la ventana. Luego continúo con las puertas. A media noche a la luz de las velas el viejo y destartalado templo era un claustro cerrado, hermético, el viento silbaba en el techo. Tendido su rechoncho cuerpo en el suelo Pérez de Roldan oraba, con oraciones de delirio. La pequeña imagen de la Virgen del Carmen parecía mirarlo en la oscuridad
La niña aterida de frío acurrucada bajo el árbol dormitaba, la despertó el estruendo, las llamas que encendían el mar y el cielo. Corrió, hasta que las últimas fuerzas la abandonaron.

L despertó con las últimas luces de la tarde, los rayos del poniente se colaban por las hendijas de la puerta destartalada, se levantó de un salto la abrió y corrió.

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