martes, 15 de febrero de 2011

Tercera Parte de Las Brumas del Destino. Octava Entrada

Dos más (continuación)

-Necesitamos que nos ayuden.- interrumpió Mili-es indispensable que nos ayuden, tienen que hacerlo por nuestra amistad y vos Delfi porque sos mi hermana del alma y sabés que yo ando mal y que debo salir de esto.

-Debemos aclararles que lo que pretendemos hacer es peligroso, hemos sido advertidas de los peligros que correremos.- dijo Ami con voz queda y los ojos llenos de lágrimas- pero es la única salida que vemos al tormento que sufrimos durante las noches. En sueños. Sueños que son tan reales, como no puedo explicárselos. Son vívidos como la vida misma.

- Nosotras consultamos una mujer con poderes, una vidente, una mística. Que nos explicó como lograr nuestro propósito, pero para eso debemos ser cuatro mujeres, cuatro mujeres unidas.-dijo Mili.

-Y no tendremos otra oportunidad, pues la vieja no nos quiere ver nunca más. Es ahora o nunca. La primer luna nueva de Julio dentro de cinco semanas.-agregó Ami.

- Perdónenme chicas- interrumpió Delfi- pero yo no entiendo nada de lo que están diciendo. Una bruja, la primer luna nueva, que es todo este quilombo. Yo estoy en bolas, gurisas, no entiendo nada.-terminó.

Mili y Ami intercambiaron una mirada . Permanecieron un rato calladas como calculando el efecto de las palabras que iban a decir y luego removiéndose en el almohadón en que estaba sentada , Mili dijo

-Queremos invocar el alma de Fran, queremos hablar con él y sabemos como hacerlo, conocemos todos los pasos de la ceremonia. Lo hemos repasado con Ami muchas veces. Pero tenemos sólo una oportunidad . No existirá otra. Debe ser ahora, por eso las necesitamos.

-Discúlpenme.-dijo Flor con un gesto de incredulidad.-¿Qué quieren qué? ¿Invocar el espíritu de Fran? Chicas ustedes están locas.- dijo poniéndose bruscamente de pie , inquieta.

- Yo creo lo mismo, ¿Qué les pasa, han perdido el juicio ustedes dos?-dijo Delfi extremadamente quieta-¿Desde cuándo Mili estás pensando en esto? Cómo es posible que no me hayas dicho nada. ¡Cómo pudiste ocultarme todo esto , Mili! Te desconozco.

-¡Chicas por favor! Tranquilícense. Yo sé que es muy difícil entender todo esto. Pero traten de entender. Hay mucha gente que lo hace, ¿No lo han visto acaso en la televisión?- dijo Ami con desesperación

- ¡Pero no seas estúpida Ami! Lo de la televisión es todo verso , como las películas de terror. Una cosa es mirar por televisión sobre fantasmas, sobre espíritus o exorcismos . Otra cosa muy distinta es intentar hacerlo nosotras. A mí se me hiela la sangre de solo pensarlo.- dijo Flor, caminando de un lado para otro. Como hacen los locos, con ése estado de hiperquinesia característico de algunos dementes.

- Si.-dijo Ami.- a mí también me corre un escalofrío de solo pensarlo. Pero estoy decidida a hacerlo. Si ustedes no me acompañan buscaré otra forma de hacerlo. Debe haber alguna otra –dicho esto su rostro se crispó en una mueca de llanto y las lagrimas comenzaron a brotar a raudales de sus ojos mientras se cubría la cara con ambas manos, como quien oculta facciones horribles y vergonzantes.

Flor se acercó arrodillándose a su lado y abrazándola con ambas manos apoyó su rostro sobre su pecho. Luego acariciándole el cabello, mientras dos lágrimas rodaban por sus mejillas le dijo

- Yo te voy a acompañar Ami, aunque sea un desatino lo que querés hacer, yo te voy a acompañar. Sabes que soy tu amiga y que siempre podrás contar conmigo

- Bueno ya somos tres- habló Mili con la garganta reseca, y mirando a su hermana que permanecía quieta y en silencio.

- Está bien , hermanita yo las acompañaré, aunque todo esto me parezca una locura, a los muertos hay que dejarlos en paz- dijo Delfi como para si, pensando que no podría abandonar su hermana en una situación límite como ésta y convencida que no podría hacer nada para hacerla cambiar de parecer. Ella sabía de la tozudez de Mili.

Las cuatro permanecieron un largo rato en silencio. Luego Mili, comenzó a explicarles a las otras dos la ceremonia de invocación, tal como se las había descripto la pitonisa. Las otras escucharon, realizaron algunas preguntas y luego como si nada hubiera ocurrido se dirigieron a la cocina a tomar unos mates. Las cuatro se miraban con esa mirada enigmática con que se miran en silencio los integrantes de una gavilla que preparan un golpe importante. El golpe más importante de su vida. Donde el riesgo sería mayúsculo, pero que les podría abrir las puertas de un nuevo mundo. Con ésa secreta tensión que se siente en nuestro interior ,como un temblor, cuando las manecillas del reloj nos acercan a un momento crucial, como una batalla o un duelo. La tensión de los generales en la noche previa al movimiento que durante mucho tiempo han pergeñado para vencer a su enemigo poderoso y terrible. Un pacto tácito de silencio, eliminó cualquier posible mención del proyecto común. Un proyecto que ahora era de cuatro. De cuatro mujeres como exigía la bruja. De cuatro almas mortales en busca de robar un poco de eternidad.

De violar el precinto inviolable de la tumba. De remover aquello que había vislumbrado Fran en aquel lóbrego sendero rodeado de paraísos.: misterios olvidados, de fuerzas que a través de ocultas puertas al pasado, retornaran del ayer . De un ayer perdido en una noche de verano, entre una bruma fantasmal y un motor rugiente. De recuperar lo perdido ante los ojos de un ciego, para ellas desconocido, involuntario y alucinatorio testigo de la verdad. De una verdad tan misteriosa e incomprensible como el proyecto de éstas cuatro cómplices silentes y desesperadas que se encontraban sentadas en una cocina común , vulgar, como cualquiera . En la que sin embargo, para alguien que estuviera enterado de su propósito , no le sorprendería ver un caldero hirviente y un búho.

La última consulta.

- Si el caso de su hijo fue un caso difícil señora. Muy difícil y extraño. Pero se estaba recuperando bien. Yo lamenté mucho su accidente cuando me enteré. Su yerno me hablo por teléfono y me lo contó. Un hecho desgraciado, señora, un hecho fortuito.

- Si doctor, indudablemente . Pero no piense usted que yo vengo aquí con ninguna intención aviesa. Yo sólo debo conocer, para mi misma, algunas cosas pues encontré algunas notas de mi hijo que me han tenido inquieta. Aquí las tengo , quisiera que usted las vea y me de su opinión.- dijo la mujer aparentando una tranquilidad que no sentía. Que solo constituía la fachada de una alma destrozada.

- Muéstremelas , si ése es su deseo. Desde ya le digo que su hijo tenía un trastorno paranoide como le expliqué ya, según creo. En su caso en particular se creía predestinado al infierno, o algo así. Evidentemente una personalidad predispuesta , por la ausencia paterna fuerte, que al recibir un trauma desencadenó una crisis que afectó su psiquis de forma grave. Llevándolo al terreno de la autodestrucción. A ver espere, me voy a fijar en su ficha- dicho esto giro su sillón y se puso frente al tablero del ordenador personal que estaba a su derecha , en la pantalla se interrumpieron una serie de dibujos de formas cambiantes , y apareciendo el escritorio de inicio, el hombre buscó en sus archivos el que correspondía a Fran- Si , él había sido impresionado, por una historia que le contaron unos amigos , sobre una persona presuntamente embrujada, que al parecer era algo parecido a un zombi, un muerto vivo. Y si bien nunca le manifestó a nadie el temor que esto le produjo, y hasta simuló tomárselo en broma. Debemos agregar que este episodio ocurrió en un momento particular de labilidad emocional. Los médicos decimos labilidad por vulnerabilidad, por momento de bajas defensas. Su hijo había tenido una diferencia con su pareja lo que había creado éstas condiciones , que trato de explicarle. Su hijo pensó mucho en ese personaje embrujado, y temió quizás inconscientemente sufrir la misma suerte. Cuando sufrió la ruptura de su relación de pareja, esto se acentuó. Ese temor inconsciente se acentuó. Eso le provocaba pensamientos obsesivos. No alucinaciones auditivas. Recuerde usted que éste tipo de enfermos tratan de proyectar en algo , sus propias frustraciones.

- Perdón doctor no le entiendo , que es lo quiere decir. ¿Que mi hijo era un frustrado?- preguntó ella

- No, no . En medicina llamamos frustraciones , a ciertos deseos o impulsos que no se han llegado a concretar y que su no concreción causa al sujeto una sensación de displacer que se expresa como angustia. Para decírselo en palabras sencillas causa amargura y el individuo se siente culpable , pero no puede aceptar esa culpa que se auto atribuye por lo que busca responsables reales o imaginarios, que lo persiguen o lo hostigan. Probablemente su hijo en forma inconsciente atribuía a estos seres imaginarios la responsabilidad sobre una situación que no podía asumir como real. Más adelante el episodio con la adivina , y las barbaridades que ésa mujer le dijo, terminaron de desencadenar el episodio agudo que como trato de explicarle ya se venía gestando, en su mente.

- Mire por favor las notas doctor , quisiera saber si usted entiende algo de lo que mi hijo escribió ahí .Por favor doctor. Yo entiendo poco lo que usted me explica, estoy segura que usted debe tener razón en todo lo que me está diciendo y seguramente . Mi hijo estaba loco y le pasaban todas ésas cosas . Pero fíjese doctor en ésas notas.-solicitó la mujer.- Yo vine desde Nogoyá solamente para saber su opinión. Necesito saber su opinión. No tengo a quien más consultar. Compréndame doctor- dijo la mujer , casi en un ruego. El médico tomó con desgano los papeles que ésta le ofrecía. Los miró un largo lapso. Luego devolviéndoselos con cierta parsimonia le dijo

- Señora, ya le expliqué que su hijo tenía ideas obsesivas. Eso es nada más que la confirmación de lo que le he dicho antes.- dicho esto se puso de pie, dando por terminada la entrevista y mirando su reloj en forma significativa. Como diciendo que su trabajo lo requería.

La mujer salió del consultorio, nuevamente convencida , como hace mucho tiempo que a los problemas del alma no lo podían resolver los psiquiatras. Caminó hasta la esquina y tomó un taxi hacia la Terminal de Ómnibus. Estaba decidida a buscar al ciego ése que le había mencionado Facu en su cuaderno. Quería escuchar las cosas de él , de primera mano. No sabía si sería posible por que según le habían dicho era muy difícil, que acepte hablar con alguien que no sea de su entorno íntimo.

La mujer miró las angostas veredas atestadas de gente apurada y pensó que entre ésos miles de rostros, como en todos los millones de rostros de la humanidad, ya nunca volvería a ver el de su hijo.

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