domingo, 29 de noviembre de 2009

Decimo Cuarta Entrada de Los Custodios del Sello

Notas

“Cuando el Tata murió o no sé, cuando se fue, el cielo se incendió sobre el mar, llamas como nubes enmarcaron el cielo sobre el mar, el agua hervía , si si hervía, así me lo contó la Camiseta, ese día cuando vino, estaba flaca , arruinada, la Camiseta, pobre, ni sabía que la mama había muerto hace rato o se había olvidado, no sé, estaba tan flaca , los ojos hundidos, los pelos como paja , pobre la Camiseta . Se sentó bajo el alero y se quedó mirando al monte, si apenas respiraba pobre, fiera como siempre pero ahora encima de fiera arruinada, descuajeringada, las canillas como vara de biznaga las manos como arañas apoyadas en la falda hueca y vacía. Cuando el Tata murió, encerrao como un loco, capaz que estaba loco el Tata, la mama siempre me dijo que era un arrancao verde, el cielo se prendió fuego, me lo contó la Camiseta aquella tarde cuando vino por el camino del monte. Pa mí que la Camiseta estaba loca, loca de hambre seguro, por lo flaca, seca estaba seca, piel y huesos. A mí que el Tata se hubiera ido , la verdad nunca me trajo pena, apenas lo recuerdo, la mama sí, la mama si que estaba siempre , la mama nos cuidó como una gallina a los pollitos, si hasta sabía ser brava cuando algún invitao se quería sobrepasar con alguna de las gurisas, brava muy brava, con el facón en la mano era mejor que cualquiera , dicen que a alguno le sacó las tripas a tomar rocío, no se yo no la ví , pero dicen , vio la gente dice tantas cosas. Pero la mama era como una liona cuando había que cuidarnos, mientras fuimos chicos después no cuando los mas grandes se hicieron hombres, ya no necesitó, el Sombrero era bravo muy bravo el Sombrero. A mi que el Tata se hubiera ido, nunca me causó pena, si apenas lo recuerdo. Pero la Camiseta, era otra cosa, a la Camiseta le agarraban ésas pensaderas , seguro que como el Tata era media arrancada verde , hasta que una tarde después de encerrarse con la mama , la mama era buena pero era brava, tomó sus pocas pilchas y se fue a buscarlo al Tata. Le agarraban ésas pensaderas, se ve que le llenaban la cabeza, las pensaderas hasta que le dio la viaraza y se fue. Pa mi que la Camiseta está media loca , dice que hervía el agua en el mar por ahí por donde el Tata se murió, que el Tata se murió la verdad, que a mí no me apena , cuando se murió la mama , cuando se murió la mama si que el cielo no se prendió fuego , pero el campo se me hizo mar por las lagrimas que me brotaban de los ojos, no hervía el agua del mar me hervía el cuerpo de rabia, por que Dios me la quitaba, tan buena y tan brava la mama.
Mirá Camiseta, le dije, quedate o andate, pero del Tata no me contés más cosas fantasiosas, no quiero oírlas, si se murió, se murió que se lo coman los gusanos.
Tan flaca la Camiseta, la piel y los huesos, le agarraban esas pensaderas, que le pudrían la cabeza, pobre Camiseta “
Fragmento de “Recuerdos de un Relato en la Pampa” de Giussepe Fioramonti 1925


Nogoyá, Agosto de 2001 La personas importantes

El agua ya estaba caliente, la vertí en el termo con cuidado, con un vaso empecé el mate con un poco de agua fría para no quemar la yerba, coloqué la bombilla en un costado para no mojar toda la superficie a la vez, me gusta que un pequeño montículo de yerba seca permanezca como un médano sobresaliendo de la superficie de espuma verde grisácea. Me dirigí a la mesa y me senté frente a mi primo que apagaba nerviosamente su enésimo cigarrillo en el cenicero azul con la propaganda de Gancia, al que no le entraban mas abollones. Le ofrecí en primer mate con una sonrisa pues como dicen las viejas es el mate del sonso o muy frío o muy caliente, con una mueca se levantó hacia la bacha de la mesada y escupió el liquido verdoso “Boludo, está helado” me dijo “Lo empecé con agua fría para no quemar la yerba” repuse. Estiró su mano devolviéndome el mate, mientras con la otra hacía un ademán ampuloso con el puño cerrado, se sentó nuevamente en la silla y encendió otro cigarrillo, exhalando el humo hacia el techo.
“¿Podrás hacer negocio?” Pregunté casi por compromiso, su respuesta fue una mueca de duda.” Es una buena propiedad” dijo “pero de rompe y raje no se puede vender un campo, salvo que tengas la suerte, que otra vieja con plata como ella, venga con el dinero y el capricho de ésta señora Berezaga, varias veces me he preguntado por lo raro del comportamiento de ésta dama , sobre todo después que me constaste que se conocía con mi amigo Ari del Monte, él nunca me lo comentó ni siquiera cuando vino a comprarle éste campito me consultó, le hubiera ofrecido campos mucho mejores por el 60% de lo que le costó éste. Por eso te digo que hacen falta dos elementos, dos condiciones sine qua non 1) el dinero y 2) el capricho” vociferaba con elocuencia tomándose el índice y el dedo mayor de la mano derecha entre el pulgar y el índice de la mano izquierda para remarcar su enumeración. “Eso si tiene un pozo embrujado, patos fantasmales y degollados insepultos que van a mejorar el precio de la propiedad” le dije mientras le alcanzaba otro mate “El viejo Bautista me contó hace muchos años una vieja historia de su juventud” continué “una historia muy rara, que después relacioné con otros acontecimientos, me contó que una noche presenció un hecho que podría llamarse misterioso con todo derecho y hasta con algunos elementos sobrenaturales. Y ahora él cuento de Carlos María sobre el pozo y los fantasmas me lo recuerda e inconscientemente lo he relacionado…” me detuve ante la interrupción de mi primo “Vos loco, siempre con boludeces, siempre con cosas raras, ¡me parece que tenés un exceso de imaginación o de credulidad! El viejo Bautista era un delirante, sus testigos están en el cementerio, vos debes ser el único que le ha creído todas las idioteces que decía. Los huesos luminosos en el arcón bajo el sauce, si si, el pescado luminoso, si si, mirá luminosa tiene que haber estado la caña o la grapa que se habrá tomado en el arroyo para calentar el cuerpo. Además sabes muy bien que nunca pudieron encontrar nuevamente el famoso arcón, solo la tierra removida que la tiene que haber removido el mismo Bautista, en pedo esa noche. NOAR me contó ésa historia y el la conocía de boca del mismo viejo mentiroso que te la contó a vos, pero NOAR no era ningún ingenuo” Vociferó golpeando la mesa con el fondo de su encendedor descartable para enfatizar las sílabas “Mirá yo no creo que el viejo Bautista haya sido un delirante y no se porque pero yo le creo, yo creo en lo que me contó , en sus ojos no se leía un atisbo de mentira , creo que el viejo vio algo en aquella oportunidad, creo que el viejo fue un elegido, un testigo, no se de qué , no se si para bien o para mal, pero creo que el viejo ( adolescente entonces) recibió un aviso en forma de pez fosforescente y eso lo llevó al monte, el miedo hizo el resto. No loco, no creo que fuera un delirante, ni siquiera era tan viejo como parecía, estaba avejentado quizás por la discriminación de la que era objeto, aquí te ponen el cartel de Delirante y fuiste, no te lo sacás más. Probablemente los mismos que lo enterraron lo sacaron y lo pusieron en otro lado con todo el lío que tiene que haberse armado con éste pendejo desmayado y hablando de cosas fantásticas, Nogoyá en aquellos años era mucho mas chico que hoy , y si ahora todo el mundo se entera de todo, imagínate en ésa época.” dije súbitamente verborrágico. La mirada de mi primo era entre divertido y sorprendido, sorbía el mate en silencio. “Lo que te falta decir es que los enterraron en el campo de Lorena Berezaga con eso redondeas el concepto” me dijo risueño “en realidad personas importantes creen que algo de eso puede haber ocurrido, personas importantes creen que cierta secta fanática y clandestina, puede haber traído los restos de cierto sacerdote enigmático a Entre Ríos y más precisamente a Nogoyá. A ésas personas no les parece bien que eso pueda haber ocurrido. Y menos que anden husmeando en el pasado” Repentinamente serio se levantó me saludó con la mano y se fue, unos instantes después regresó, retomó asiento, aceptó en silencio el mate ofrecido, puso sobre la mesa una de las tantas Obras de León Morientes que leía habitualmente, y me dijo “Aquí está todo sobre la Conspiración de los Judíos, sobre como ésa ridícula historia de Pérez de Roldán forma parte de un plan perfectamente orquestado para ridiculizar nuestra religión y nuestra cultura. El viejo Morientes si que la tiene clara, clarísima, léelo y te convencerás de lo que te digo. Tiene consideraciones sobre la mendaz historia de Fioramonti ,por ejemplo no se si sabes ese libraco Recuerdos… lo publicaron los hijos de Fioramonti después que se había muerto, nunca se encontraron los manuscritos ni nada que pueda afirmar la veracidad de sus dichos, si es que Fioramonti en realidad había escrito algo” se detuvo con su palma depositada en la tapa verde del libro de Morientes “ Desmitificación de Entre Ríos : combate a la pérfida mentira de los paganos y los oportunistas” respiró profundamente y continuó “ Don León cree que en realidad Fioramonti era un gringo iletrado , un inmigrante analfabeto e ignorante , que para lo único que servía era para puntear tierra siempre que le explicaran cuan era el mango y cual la hoja de la pala, así de bruto era, clarito lo explica Don León en su libro ,y los hijos , los hijos eran una manga de trepadores que se aprovecharon de la generosidad y la tolerancia de nuestra tierra , como si los títulos conseguidos en nuestra universidades pudieran sacarles el olor a bosta de sus orígenes. Hasta en un capítulo arriesga la teoría que Fioramonti haya sido un descendiente de Judíos conversos (Hipócritamente conversos por cierto) y que sus hijos, como no podía ser de otra manera, se prestaron para publicar en nombre de su padre muerto, y movidos por un interés puramente monetario una serie de historias falsas, inventadas por todo ése grupo de idiotas que querían santificar a Pérez de Roldán, sentando las bases para toda la mentira posterior. Como si se hubiera creado todo un mundo imaginario en el cuál basar lo posterior. Claro que cómo bien demuestra Don León La Gran Conspiración de los Judíos se valió de todo este asunto para llevar agua a su molino. Ya te dije hace mucho, cundo Ari Del Monte nos vino con toda ésa patraña del diario intimo de monje pederasta no hay nada inocente en todo esto , nada” Guardé un silencio reflexivo , me interrogué cuales serían las fuentes que Morientes y sus seguidores tendrían para realizar aseveraciones tan tajantes , sobre el carácter de las personas, escritores, políticos , periodistas etc. O de las organizaciones o grupos étnicos o religiosos a los que no dudaban en atribuir las más abyectas de las conductas, para lo cual no tuve ni tengo respuestas. Es probable que se tratara de iluminados por una verdad revelada, ajena al común de los mortales. No lo digo por mi primo, que es un hombre sanamente convencido de los valores de la tradición, la patria y las escarapelas. Existen temas que mejor no tratarlos con él como los referidos a los súcubos, íncubos y demás demonios que según ciertas personas pululan por el orbe.

domingo, 22 de noviembre de 2009

Décimo Tercera Entrada de Los Custodios del Sello

Monte Santiagueño mediados de 1996

“Volverán a la tarde, ladrarán como perros” Salmo59-6

A pesar de ser principios de Agosto el calor era insoportable en el apostadero.
Flores Schneider estaba impaciente., hacia dos horas que esperaba la aparición de ésa maldita chancha por el sendero. No soportaba más esperar, la paciencia del cazador no era su fuerte, a él lo entusiasmaba la aventura, el vértigo, el enfrentarse con su presa el disparar su fúsil. Descendió por la escalera de madera y comenzó a caminar por el estrecho sendero, sus perros entrenados lo seguían sedientos de sangre. De pronto inquietos comenzaron a ladrar y salieron disparados tras la maraña de espinas. Flores Schneider corrió tras ellos, habían identificado la chancha, seguro que sí.
Guiado por el estruendo de los ladridos divisó su jauría que rodeaba el animal bajo un algarrobo enorme, apuró aún más su carrera, de pronto el suelo cedió bajo su pie derecho, una cueva había atrapado su bota, al caer con todo el peso escucho el crepitar de su pierna al fracturarse, tocó su pantalón húmedo de sangre tibia y palpó el extremo distal de su tibia fracturada emergiendo de la piel “Carajo” dijo.”Como salgo de ésta” pensó. Con esfuerzo paso sus manos debajo de la rodilla derecha y traccionó la pierna y el píe fuera del hoyo. “Seguramente podré arrastrarme hasta el apostadero donde están los muchachos” pensó .Realizó varios disparos para llamar la atención pero nadie concurrió seguramente pensaban que estaría ultimando al jabalí .Comenzó a arrastrarse de regreso, un extraño silencio se produjo en el monte. El aliento del animal en su nuca tibio y húmedo, como el beso apasionado de una mujer pero con el hálito inmundo de la muerte. El Dogo lamió su pierna lastimada Flores Schneider agradeció al cariñoso animal con una palmada en la cabeza, fue su último acto voluntario antes de la mordida inicial, pronto la jauría entera se arrojó sobre él.
Cuando lo encontraron solo quedaban huesos y vísceras, el cuero cabelludo estaba casi intacto bajo el casco de corcho. Un viento húmedo y cálido revolvía la hojarasca, una sombra se movía en la espesura con el silencio de la muerte. Uno de las baqueanos fue el encargado de sacrificar los perros. A cientos de kilómetros en la campiña entrerriana una mujer temblorosa y agitada levantaba el teléfono con su mano derecha para recibir la terrible noticia de la trágica muerte de su esposo, con la mano izquierda apretaba la cabeza de su amante entre sus muslos abiertos. En la espesura del monte vecino extraños chillidos cortaban el silencio del atardecer.






Monte Entrerriano Mayo de 2003

Pocos lugares son tan sobrecogedoramente hermosos como el monte, tan raramente misteriosos tan llenos de silencios y sonidos. A su vez tan inhóspitos y salvajes. Donde todo toma otra dimensión, donde cada rincón con sus claroscuros oscilantes esconde un misterio o un peligro, sobre todo visto por los ojos de un niño de 12 o 13 años. Pero también es un lugar propicio para la aventura, para satisfacer uno de los instintos primitivos del hombre como es la caza, los dos niños caminaban sigilosos entre las matas por los senderos abiertos por los vacunos mirando hacia el irregular techo vegetal en busca de sus presas aladas. Las gomeras tensas cargadas, listas para ser disparadas, una bolsa de tela en la cintura servía de recipiente para los proyectiles de canto rodados. Un par de palomas montaraces llamó la atención de los niños en un claro cerca de una pequeña cañada se acercaron en silencio y uno de ellos con un disparo certero abatió al animal que cayó aleteando bajo un ñandubay añoso, corrieron para atraparla con el temor de que solo se encontrara aturdida y fue cuando vieron el bolso entre dos ramas del viejo árbol. Perdido el interés en su presa uno de ellos subió de un salto al tronco, y en pocos segundos se encaramó en el mismo, prendiéndose con una mano de un delgado tronco con la otra tomó el bolso y lo atrajo hacia sí. Luego lo arrojó al suelo donde su compañero de correrías lo tomó, una pequeña y fingida disputa por el trofeo se llevó a cabo con corridas, gambetas y caídas. Cansados y riendo los dos jovenzuelos se sentaron en el suelo y lo abrieron. Extrajeron una campera polar azul, una caja y media de cigarrillos negros, un viejo encendedor a gas desgastado por el uso, una agenda y un atado de bolígrafos, una jabonera plástica vacía, un cepillo de dientes y un tubo de dentífrico casi vacío. Seguramente serían de algún cazador o de algún bichero que se lo había olvidado un cazador al que le gustaba escribir. Abrieron un atado de cigarrillos que extrajeron de la caja abierta y comenzaron a fumar con gestos teatrales haciendo ademanes con el encendedor metálico. Uno de ellos desabrocho la agenda de cuero marrón encontrándose con páginas llenas de una letra pequeña y casi ilegible, dibujos incomprensibles y un sobre cerrado con un destinatario desconocido. La volvió a cerrar y la arrojó dentro del bolso abierto, colocándose luego la campera que le llegaba a las rodillas gesticulando como un vaquero del lejano oeste en pleno duelo, extrayendo Colt imaginarios de su cintura y soplando el humo del caño tras el disparo. Al cabo de un tiempo guardaron todo nuevamente y emprendieron el regreso, la paloma olvidada extendió sus alas dotadas de un particular brillo y levantó vuelo.

domingo, 15 de noviembre de 2009

Décimo segunda entrada

Nogoyá Enero de 1996 León Morientes

“Si la Verdad atenta contra los sagrados intereses de nuestra causa, contra los mas acendrados principios de la Tradición y La Patria, es de hombres de bien, de argentinos de ley, optar por la Mentira” León Morientes. Alocución de Enero de 1996 en la presentación de la primera parte de su “Negación…..” Copia Taquigráfica.

“Para mí no tiene nada de raro”, dijo Flores Schneider, girando la cabeza hacia mí “si tenés hijos con una lavandera lo más normal es que le pongas nombres de prendas de vestir, sobre todo si la que trabaja es ella” me sorprendió pues yo nunca tuve mucha confianza con él, por una cuestión generacional y de distancia, ya que vivía en el campo y pocas veces viajaba a Nogoyá por mucho tiempo., como para compartir
charla, además mi conocimiento, superficial por cierto, era a través de NOAR. , me sorprendió también que estuviera prestando atención a nuestra charla, pues conversábamos en voz baja y él parecía dispuesto a saludar a toda la concurrencia.
“Lo más normal nene, si te casas con una médica, tendrás que ponerle a los gurises nombre de antibióticos por ejemplo, una nena Penicilina, otra Tetraciclina un varón Metronidazol ¡fantástico! Si te casas con una abogada código civil al nene y si es nena constitución nacional, el problema si te casas con una prostituta, ¡cómo le pones a los gurises!” Dijo riendo con ganas a la vez que con su mano hacía un ademán al aire como diciendo “déjense de embromar con pavadas.”
Las Hermanas Adoradoras del Santo Sable hicieron su aparición en fila india, por el pasillo central luego se bifurcaron y ascendieron en columnas convergentes, desde los laterales de escenario, la ceremonia conmemorativa, a la que yo asistía por pura curiosidad comenzaba con el encendido de una cruz, luego la taparon con un trapo húmedo (como se cubrían las imágenes el viernes santo) a la vez que del techo descendían dos estandartes con las imágenes de San Martín y la Virgen del Carmen.
Las palabras de introducción las realizó la presidente de la agrupación, con encendidas palabras sobre la tradición y las buenas costumbres, con reiteradas citas a los padres de la patria y a distintas advocaciones de la virgen. Frases de difícil constatación, origen indeterminado y más rebuscada interpretación. El cierre del acto lo realizó el propio Dr. León Morientes presidente de la subcomisión de Literatura e historia, del Comité eclesiástico militar para la defensa de la Tradición Patriótica y Religiosa de Entre Ríos sus palabras cascadas por la edad, tenían el filo de un cuchillo gaucho y las certezas absolutas de los ignorantes. Su intolerancia dividía la historia en Negros y blancos. Buenos y Malos, Probos y Réprobos. “Como el gaucho separa el ganado, así debemos apartar a los apátridas, cómo el gaucho sacrifica el caballo herido así tenemos que sacrificar ésa parte de nuestra sociedad gangrenada, infectada por las ideologías foráneas y alejada de la santa tradición, de la recta senda fijadas por nuestros prohombres y por nuestra sagradas creencias” La gente aplaudía cada una de estas frases absolutas, que dan la seguridad de lo infalible, era como escuchar la voz de nuestro padre a los cinco años de edad. Terminado su alocución muchos se arrojaron sobre el escenario para abrazarlo, para pedirle autógrafos o una dedicatoria de su última obra “Negación de la Teoría de la evolución de las especies y el regreso a la verdadera tradición gauchesca y cristiana. Primera parte” Mientras nos retirábamos NOAR me dijo “Gracias a Dios éste viejo tiene poco hilo en el carretel, no creo que vuelva a escribir, nos salvaremos de la segunda parte. Si este viejo pasaba cerca de Nuremberg seguro que lo ahorcaban” mi primo nos alcanzó presuroso con un papel en la mano
“viste loco me dio un autógrafo, es grosísimo el viejo” dijo. “Este viejo es mi guía espiritual” dijo con entusiasmo. NOAR lo miró con una mirada que traslucía una mezcla de asombro y asco, nos detuvimos ante el cartel que anunciaba la conferencia de Morientes patrocinada por Telecom.”Vamos a tomar un vinito nene, pero dejemos a éste loco contradictorio acá” aprovechando que mi primo se había detenido a conversar con Flores Schneider nos retiramos caminando por calle Caseros.
“Estos tipos defienden la cáscara del huevo y se olvidan de la yema, son la misma clase de tradicionalistas que se mandaban a mudar a Francia, los que defienden la pavada nacionalista, la cosa folklórica y entregan los recursos naturales, los mismos que decían que éramos Derechos y Humanos” Dijo NOAR con una mirada melancólica hacia la plaza detrás del cristal, las luces de los autos que pasaban por la calle San Martín se reflejaban en los cristales de sus anteojos.”Viva la diarrea estival” dijo antes de vaciar su copa y levantarla en dirección al mozo, para que trajera otra.
Luego nos quedamos absortos observando el grupo de Hermanas Adoradoras del Santo Sable que entró al local en compañía del Dr. León Morientes arropadas con ponchos celestes y blancos con la publicidad de agroquímicos en lugar del sol y banderitas de Entre Ríos fabricadas en Taiwan. El mozo corrió presuroso con vasos hielo y unas botellas de Whisky importado, el Dr. Morientes con un gesto campechano extrajo un cuchillo de su cintura y al grito de “¡Vamos a degollar al monje!” cortó de un solo tajo el pico de la botella para verter la bebida con mas fluidez en los vasos levantados.

domingo, 8 de noviembre de 2009

Décimo primer entrada de Los Custodios del Sello

Lucas Gonzalez 2001 El Pozo

“A mi ésta plaza siempre me pareció deprimente, con ésa iglesia gris mirando al sur, realmente horrible. Yo cuando estoy aburrido de Nogoyá me vengo para acá, a los pocos minutos extraño y me vuelvo gustoso. Este pueblo es un pueblo pedorro debe ser porque lo gobernaron muchos años los radicales, viste, realmente un pueblo de mierda” se detuvo un momento para encender un cigarrillo más. Luego señalando un árbol me dijo “Mirá que linda rama para ahorcarse, si tengo que pasar un rato más en ésta mierda, te juro que me ahorco, loco, ni lindas hembras, nada. No tenes un lugar decente a donde tomarte un aperitivo, nada. Pe-do-rro no le cabe otro nombre a éste villorio infectado de radicales y rusos. Si no fuera que éste boludo de Carlos María vive aquí ni en pedo que estuviera me quedo esperando en ésa plaza de mierda”
Calló contrariado “Ya veo que hoy no es tu día” repuse. “No, a mí me revienta las bolas tener que esperar, necesito el negocio , sino en éste mismo instante me voy a la reputa madre que me parió” “ En una de ésas viene con la viuda de Flores Schneider” repuse “ahí se te va a levantar el ánimo” dije “Sí en una de ésas caen con un casalito de canguros para aclimatarlos a Entre Ríos , pero está buena la guacha, soy capaz de invitarla a correr en bolas por la plaza” dijo riendo. “¡Dale, dale! poné en contacto el auto que quiero bajar el vidrio” dijo imperioso “que pasa loco” conteste mientras giraba la llave y él bajaba el vidrio “Quiero vomitar, mirá esa gorda infame que viene por la vereda, que asco, si yo pasara dos años en el desierto y al volver a la civilización me dicen que ésa gorda es la única mujer que queda en el planeta, inmediatamente me hago trolo” dijo con un gesto de determinación. En ése instante una camioneta estacionó a nuestro lado. Descendió pesadamente Carlos María con ésa sonrisa que más que reflejar un estado de ánimo es una mueca, tiró su gorra hacia atrás con un manotazo sobre la visera, sacó un pañuelo arrugado del bolsillo trasero de su pantalón de grafa
Secándose la frente, los bigotes y el cuello, apoyó sus manotas sobre el techo del auto y dirigiéndose a mi primo dijo. “Mejor vamos en la camioneta que tiene aire acondicionado, se me hizo tarde con todas ésas pavadas del Parque Temático y la Reserva Natural, cada día más quilómbos, uno atrás de otro cosa de no creer, pero bueno es la única forma de seguir haciendo plata, ja ja.” Subimos a la camioneta y nos pusimos en marcha hacia el campo que mi primo intentaba vender, el camino era polvoriento por la prolongada sequía. A los 12 Km. aproximadamente doblamos a la derecha hacia el oeste por un camino secundario, dos mil metros después nos encontramos en la tranquera del establecimiento de Lorena Berezaga. “Lindo campo hermano ya vas a ver” dijo Carlos María en el momento que descendía del vehículo para abrir la tranquera. Ingresamos por un sendero que transcurría entre dos potreros de pastoreo en uno de los cuales pastaba un buen número de vacas lecheras. Efectivamente era un campo limpio, con buenas instalaciones, casi todo nuevo, como si su dueña pensara en quedarse largo tiempo con él antes “que le agarrara la loca por volverse” según sus propias palabras, para mí no pasaba de ser un paseo pues mi único interés en el asunto era acompañar a mi primo a recorrer la propiedad que pretendía vender,
“!Mira hermano¡ molinos nuevos aquí , toda la cañería es nueva, también las bateas, en la casa ya te voy a mostrar pozo nuevo con bomba sumergible que abastece todo el tambo y el resto de las instalaciones. ¡Una joya! te lo van a sacar de las manos” Dijo
Carlos María señalando hacia un pequeña isleta cerca de la cual se levantaba un Molino de viento para extraer agua “Boludo vos me dijiste que todo el campo estaba limpio, y mirá es montecito, ésa mugre te ensucia todo el campo , en dos o tres años vamos a tener la selva de Montiel” dijo mi primo extendiendo su mano a tal punto de casi quemar con la brasa del cigarrillo al conductor, señalando la isleta “pero ,más boludo sos vos hermano, no son ni cinco hectáreas eso es una cañadita, no se puede limpiar sino la erosión se lleva toda la tierra, además sirve de sombra a los animales, vamos te la muestro para que no hagas tanto aspaviento” dirigió la camioneta hacia los árboles y se detuvo bajo unos algarrobos moros añosos, era un monte alto limpio que rodeaba una pequeña laguna en forma de medialuna, entre los juncos nadaba una pareja de patos que al acercarnos levantó vuelo. Descendimos del vehículo, para estirar las piernas y aprovechar el aire fresco de la arboleda, caminamos por un terreno irregular debido a las huellas que las pezuñas de las vacas marcaban en el terreno blando, pequeños bañados de apenas un metro de ancho surcaban el terreno “puro barrero” dijo mi primo “Mirá que estás delicado hoy” dijo Carlos María. “¿Y eso que es?” Preguntó mi primo, “un brocal viejo, de una tapera de quien sabe cuando” dijo Carlos María. “Mirá te voy a contar una historia que les va a gustar a ustedes dos, dicen que aquí mataron algunos gauchos del ejercito de López Jordán cuando los nacionales lo terminaron después de lo de Urquiza, dicen que eran gurises que ni barba tenían, pero sabés que a Sarmiento le gustaban los degüellos, sobre todo de sus rivales, y de ése pozo viejo algunas noches salen luces y se escuchan los quejidos de los moribundos y los ruegos de los que esperaban el cuchillo. ¿Linda historia no? No se si es cierta pero por aquí la dan por verdadera, si mi patrón estuviera vivo ya le habría sacado provecho, él era capaz de convertir cualquier cosa en plata, y si vos le vendés el campo a algunos porteños en una de ésas con esto le sacas unos pesos más, en ves de quejarte por que este montecito te va ensuciar el resto” agregó “ De éste pozo lo único que pueden salir son apereas y víboras por que está lleno de ramas” dijo mi primo arrojando la colilla del cigarrillo por el brocal derruido y haciéndome un guiño cómplice. Tomé un pedazo de ladrillo que estaba en el suelo y lo arrojé hacia la laguna donde se hundió con escaso ruido formando anillos concéntricos que mecieron los juncos. Nos dirigimos al casco para ver el resto de las instalaciones. Lorena Berezaga ya no habitaba la casa, solo los peones del Tambo nos recibieron con cierta indiferencia. A pesar de lo cuidado de todo aquello, me pareció un lugar triste, sombrío a pesar del sol radiante, impregnado de algo malsano, pensaba el ello cuando el mayordomo pelirrojo de la vieja se acercó para mostrarnos la casa. “Cómo le va amigo, ahora no vendrá a socorrer la viejita supongo” me dijo con una sonrisa burlona. Tomó a mi primo por el hombro y lo llevó dentro de la vivienda.

domingo, 1 de noviembre de 2009

Décima Entrada de Los Custodios del Sello

Barrio de las Ranas 1985 El pez fosforescente

“Présteme atención joven, usted recién empieza en esto, el único interés que tienen todos, del color que sean, es conseguir el voto, después por dos años desaparecen. Ahora son como hermanos, como de la casa, después si los encuentras en la calle no te conocen, y eso que en estos pueblitos mal o bien nos conocemos bastante. Yo diría que ni los miremos, con los perros no se van a animar a entrar, déjelos que se vayan a joder a otra parte” dijo el viejo. “Por mí no hay problema, don Bautista” repliqué.
“El Monte siempre fue bastante tupido en ésa zona, entre el Nogoyá y el Nogoyá viejo, ahora está muy invadido por acacias, antes había más Talas, Espinillos y Sauces, yo tendría 25 años , poco más , poco menos, nos gustaba ir a pasar la noche a la costa , pescar, cazar , comer y conversar alrededor del fuego . Cosas de jóvenes. Esa noche era oscura, las pocas luces de Nogoyá se apagaban a la medianoche. El firmamento se observa en todo su esplendor en ocasiones así, en eso estaba yo distraído, mirando el cielo, no porque sepa de astronomía, sino por el sobrecogedor espectáculo de las estrellas que nos acerca a lo incomprensible y nos reubica en nuestra propia insignificancia. Ves como te dije ya se van, le tienen terror a los perros, ¡que vayan a joder a otro lado! Los muchachos se habían internado en el monte andaban atrás de unas vizcachas o no sé que bicho, yo me quedé pescando que es lo que mas me gusta, o mojando la línea como se hace tantas veces. De repente escuché unos ruidos entre los matorrales como de pasos, algún animal pensé, seguí pescando , cuando sentí el tirón de un pez ,franco, decidido , di el seco para clavarlo y me paré para afirmarme mejor en la arcilla blanda de la costa, apenas se veía con la lámpara a mecha que me dejaron, recogí y cuando el pez salió del agua quedé perplejo, una extraña fosforescencia lo envolvía , un halo verde amarillento lo rodeaba . Los ruidos se escucharon nuevamente ésta vez con mayor intensidad , pensando que eran mis compañeros de campamento, subí la barranca con mi rara presa en una mano y la lámpara en la otra, fue entonces cuando los vi. Al principio creí que solo eran dos, pero más tarde vi al tercero, de lejos por cierto, conducía el auto. Cavaban al pie de un sauce grande que estaría a 30 metros al sur de donde yo estaba rumbo al puente de hierro que ya no existe, allí donde se ven esas ruinas de cemento, creyendo que eran mis amigos me encaminé decidido hacia ellos , seguro habían encontrado una vizcachera. A pocos metros me di cuenta que eran dos desconocidos, uno sostenía un farol y el otro hacía el hoyo, terminado esto colocaron un bulto en él agujero y lo cubrieron con tierra. Tomaron la pala el farol y se fueron casi corriendo hacia el puente, dónde los esperaba el otro en el auto, un Chevrolet 39 si mal no recuerdo, volvieron a Nogoyá por el camino viejo, como quien entra por aquí por calle Alem. Volví sobre mis pasos hacia el Sauce, escarbe con las manos hasta que descubrí la caja, con el cuchillo solté el candadito, al abrirla quedé mudo mirando los huesos que de pronto se iluminaron con la misma luz del pez que yo había pescado. Cerré la caja la cubrí con tierra y corrí .no se cuanto tiempo, cuando encontré mis compañeros, me desmayé. Me desperté aquí en mi cama, al día siguiente
mi madre me recriminaba el haber bebido tanto , pero yo joven , nunca he consumido alcohol, jamás. Le conté esto mismo a su primo, es todo lo que sé, a los pocos días de aquellos hechos comenzó a llover el arroyo se desbordó, la creciente modificó todo, nunca más encontré la caja. Luego ya no la busqué. Eso es todo lo que puedo decirle, solo para UD, no lo repita, no me gusta que me tomen por loco”. Me despedí del viejo con un apretón de manos, al borde de la galería varios rosales color salmón estaban en plena floración, don Bautista era muy buen jardinero. Cuando estuve en la calle, me detuvieron un grupo de jóvenes para entregarme votos, les agradecí, sonreí y seguí caminando, pensando que probablemente en unos meses ni siquiera me saludarían. El aroma de los rosales había impregnado mi ropa, volví la cabeza y vi al anciano sonriendo y mirándome desde la galería. Tuve la sensación que algo había quedado en el tintero y el impulso de volver
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