sábado, 11 de diciembre de 2010

Tercera Parte de Brumas (Segunda Entrada)

El cuaderno de Facu (cont)

Aquella noche lo buscaron , sabiendo que estaba con Mili , supusieron, y lo hicieron bien, que él la acercaría hasta la casa. Lo esperaron. Cuando el regresaba dieron un rodeo para asustarlo , quizás para hacerlo caer de la moto, quizás para golpearlo. No para matarlo.
Ellos dicen que él se les vino encima, que nunca los vio, que miraba hacia atrás, la calle vacía. Los peritajes dicen lo mismo, que él nunca frenó y que la camioneta sí lo hizo.
¿Qué fue lo que lo llevó a la muerte? ¿Qué fue lo que lo llevó a conducir de forma desaprensiva? Eso me lo contó un ciego. Un ciego que dormía en la Villa 3 de Febrero del otro lado de la Ruta 12, en su casa. Un suburbio tranquilo y silencioso. En aquella noche cálida solo los insectos y las ranas rompían la calma nocturna. El despertó sobresaltado, y vio todo. Tras sus ojos muertos, se dibujaron imágenes de espanto.
En su relato dice que lo primero que vio fue un rostro horrible , no tanto por su aspecto sino por su expresión, por su gesto, el gesto del mal. Que ésa imagen permaneció en su cerebro por largo rato, hasta desesperarlo, provocándole un dolor pulsátil en su cabeza, como si ésta fuera a estallar. Que presa de un profundo desasosiego se sentó en el lecho y con ambas manos apretó sus parietales como tratando de expulsar la visión, que le sonreía desde su interior, maligna. Luego sintió como un desmayo como si las fuerzas lo abandonaran, como si el tono de sus músculos se perdiera, cayendo de espaldas sobre la cama destendida en forma transversal. Y poco a poco sintió elevarse por los aires, abandonar el cubo oscuro de su habitación y atravesando los techos , suspendido en el aire, flotar sobre las casas y los campos. Y en éste estado de inmaterialidad, flotó sobre la calle Diamante, derivó hasta la parroquia de San Ramón, la antigua estación de trenes, la plaza Entre Ríos y por sobre el barrio San Francisco llegó al boulevard Sarmiento hasta encontrarse con el propietario de aquel rostro horrible que estaba parado en la esquina de la Escuela Alvear. Inmaterial y etéreo , el ciego, se aterró de ver ,en su ensueño, a aquel monstruo de campera roja, que abriendo la boca hedionda lo aspiró hacia las oscuras tinieblas de sus entrañas.
Se sintió nuevamente en la oscuridad, asfixiado, rodeado de miasmas inmundos, en ésos pulmones fétidos, como los de un tuberculoso, o mejor aún como los de un cadáver.
Después se sintió ascendiendo hasta lo ojos del monstruo y a través de ellos vio.
La calzada cubierta de una bruma espesa, como el vapor blanquecino, que se formaba alrededor de las viejas locomotoras de carbón cuando las válvulas aliviaban la presión de sus calderas. Vio desde ésos ojos malvados, el terror en los ojos de Fran cuando éste se le cruzó delante, vio el rostro vuelto hacia atrás del muchacho antes de impactar contra la camioneta, mirándolo a él que era ciego, ciego desde hacía muchos años.
Despertó mojado en sudor, atravesado en su camastro, temblando. Solo atinó a acostarse nuevamente y taparse . Permaneció despierto con su respiración agitada, y la paloma de su corazón aleteando dentro de su tórax. Hasta que lejanas empezó a escuchar las sirenas, nítidas en el silencio de la noche, y lloró con sus ojos de sombra. Acongojado . Sabiendo porqué ululaban aquellas ambulancias y conociendo la inutilidad de su prisa.
Presintiendo que aquella visión, no sería la última que tendría y que ése rufián avernal de sus sueños , el que le había prestado sus ojos maléficos a él, a él que era ciego hace tantos años. Pero sólo para ver lo que nunca hubiese querido ver. Tuvo la certeza , que ese rufián avernal no daría por terminada su tarea.
¿Usted cree en el destino? Que difícil se hace comprender lo incomprensible. Nuestro entendimiento se choca contra un muro de misterios indescifrables. Es cuándo nos sentimos aplastados por una masa invisible de pesar o impelidos por un viento invisible hacia el futuro.
La vieja , también averigüé sobre la vieja. Conocida suya además , según me contaron.¿Cómo no reconoció a ésa pérfida? ¿Cómo usted se dejó embrollar por ella?
Con solo haberse mantenido alejada, nada de esto hubiera ocurrido. Así me lo dijeron.
Yo repito lo que me dijeron. Gente que afirma conocer. Aquellos que me presentaron al ciego.
Ami , la chica que tuvo amoríos con Fran, en realidad también formaba parte de éste destino. Desde su infancia. Sin que ella lo supiera por supuesto.
Su tía paterna . Es el nexo entre ella y su destino. Carmen se llamaba según pude averiguar. No era una mujer mala , todo lo contrario. Pero fue un instrumento. Sentía un gran cariño por ésa niña abandonada por su padre, y de alguna manera, según dice se sentía responsable de ella. Sobre todo durante las vacaciones de invierno, hasta terminar la primaria igual que en semana santa, casi todos los años. Ami visitaba su tía.
La madre , dejaba a la niña en casa de su tía, un poco como tirándosela a la familia de su padre abandónico. Como una cobranza. Como un desagravio. Y se sentía como liberada, como si la niña desapareciera por un tiempo de su vida y con ella desapareciera el recuerdo vivo del hombre que le arruinó la vida. Del hombre que la hizo sentir la mujer más desgraciada del mundo. La más fea . La más idiota.
Y dejar a la niña en casa de su tía Carmen, era como dejarla en el umbral de su casa paterna, envuelta en diarios y merced de los perros. Como muchas veces pensó que debería haber sido. Otras veces pensó que quizás debería haberla parido en una letrina.
Como un excremento. Al dejarla en casa de su tía Carmen la mujer pensaba que desaparecía. Que retornaba al esperma de su padre odiado.
Pero ella, la niña, era feliz en ese caserón de campo. Se sentía libre. Contenida, Querida. Su tía , madre de varones, se sentía complacida de poder atender a aquella niña triste, que corría hacia ella con su cabello suelto desparramado en el aire alrededor de su cabeza. Con sus ojitos redondos brillando de alegría.
Pero ése germen de la dicha, incubaba también el de la desgracia.
Su ruptura con Fran fue indudablemente originada por habladurías de un tipo que se llama el gordo Jorge y de un muchacho llamado Matías, que estaba interesado en ella, al que probablemente usted conozca, pues hace varios años frecuentaba a Fran.
Ellos inventaron un romance de él con Mili y ése fue el origen del enojo de Ami.
Luego seguramente , la incapacidad de ambos de comunicarse, contribuyó a convertir lo que pudo ser una simple rencilla de enamorados en una ruptura dolorosa y definitiva.
Que llevó a Fran , entre otras cosas , a un estado de desesperación y de confusión. Lo que lo llevó a buscar soluciones mágicas, que lo enfrentaron con su destino predeterminado. Por eso yo me pregunto ¿Fueron realmente éstos chismosos culpables de sus actos? Si por un momento creemos en el destino, en lo predeterminado. ¿Existe la responsabilidad? ¿Existe la culpa? ¿El libre albedrío no es una condición sine qua non para realizar un juicio moral , sobre las conductas humanas?.

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