martes, 2 de octubre de 2012

Gallito Ciego Novela. Trigésima Cuarta Entrada



VIII. El río y la sedienta.


Ya tengo 35 años. Desde que me separé de  Enrique   no tengo una relación más o menos estable. Creo que ya es hora que le ponga candado a la puerta del pasado y mire para adelante. Detesto sentir esa sensación de soledad cuando entro a mi departamento. Este tipo parece otra cosa. Distinto. Si todo sale mal por lo menos me quedará lo físico. Yo necesito sexo como combustible. Sentir que un hombre me penetra hasta lo más intimo de mi cuerpo. Enrique era espectacular. Otra vez recordándolo. Debo cerrar ese candado de un vez por todas. Me voy a poner de pie mientras marcho hacia la puerta de salida puedo mirar por las ventanillas polarizadas, si él me espera. Sí ahí esta sentado contra la vidriera de avenida Santa Fe tal cual me dijo. Voy a apretar el botón, así me bajo en la parada. Este calor que siento en mi cara. ¡Qué tonta soy!. Después de todo Alfredo es  un lindo tipo pero no es para tanto. No como Enrique. Otra vez. ¡qué cosa! Bueno ahora en la vereda por lo menos corre una pequeña brisa. Eso me refrescará un poco la cara. No me gusta ponerme colorada cuando me encuentro con un hombre. Pero casi siempre me pongo colorada. Desde chica.  Y a veces me da como ese temblor adentro, como una vibración. Bueno ya pasará. Recuerdo mi primer encuentro con aquel chico de la escuela. ¿Cómo se llamaba? ¿Augusto o Agustín? No ese era el amigo del que me gustaba a mí en realidad, pero claro él salió con Andrea. Era tan linda Andrea. No se como estará ahora hace tantos años que no la veo. Qué tráfico por Anchorena. El semáforo roto. ¡Qué milagro! Alberto se llamaba. ¡Alberto!  ¡Ese idiota casi me choca! Me va a dejar la cola chata. Y a los hombres lo que más les gusta es mi cola. Me gusta mover mi cola y imaginarme como la miran. Me hace sentir, no sé, especial. A los hombres lo que más les gusta es mi cola. Ingresé por la puerta de la ochava, Alfredo me sonríe. Sus dientes son perfectos. Siempre bien afeitado. Me molestan los hombres que me pinchan con su barba después me queda la cara toda irritada. Pero él siempre está muy prolijo. Afeitado y bien peinado. Tiene el pelo corto. Me gustan los hombres con el pelo un poco más largo y libre, pero él tiene el pelo corto. La camisa blanca le queda muy bien. Me acerco lo beso en la mejilla. Me gusta besar en la mejilla. No es cuestión de andar dando espectáculo. Para otro tipo de besos siempre hay tiempo.                                                                                              

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