Continúo con la historia, probablemente un poco enrevesada pero poco a poco todo toma sentido... Espero les agrade.
-No es necesario que te
pregunte si recuerdas al Oso Videla y a Serra. Conozco la respuesta-guardé
silencio y lo miré-Durante años busqué la forma de demostrar su participación
en todo aquello. Pero no lo pude hacer. Nadie pudo realmente relacionarlos. Con
pruebas, claro, con testimonios. Vos y yo lo sabemos. Probablemente más yo que
vos. Pero sabés que no miento.-Él me miró en silencio y asintió con un leve
movimiento de cabeza. Le hice un gesto preguntándole si era posible fumar.
Después de todo era la casa de un médico. Se puso de pie fue hacia la biblioteca y me trajo un cenicero
triangular de bronce. Su estado impecable me demostraba que nadie lo había
usado en años. Si es que alguien lo había usado alguna vez. Extraje un
parisienes lo encendí, di una profunda pitada, sentí el humo ingresar en mis
pulmones.- Hace mucho tiempo que trato de saber de las actividades de éstos
tipos. Ninguno de los dos era un
intelectual. Más vale eran toscos soldados. Fanáticos. Su ideología sabes muy
bien, era básica. Una especie de nacionalismo troglodita. Irracional. Su origen
en grupos de la derecha violenta del primer lustro de los setenta.-me detuve
para fumar. Fernando me miraba con un gesto en el que adiviné el aburrimiento-
Me doy cuenta que todo esto ya lo sabés
y que como me has dicho antes no te interesa demasiado. O por lo menos no es
algo de lo que tengas ganas de ocuparte ahora, después de tantos años y de
tantas penurias.
-Si Horacio, sabés muy bien que
es así-me dijo mientras con su mano derecha acariciaba el pasamanos del sillón
y su mirada se perdía en un punto indefinido de la pared.- hace unos minutos te
lo he repetido. No se a que viene toda esta historia.
-Lo que pasa es que últimamente
han ocurrido algunas cosas muy raras-dije tratando de disimular mi ansiedad
mientras apagaba el cigarrillo en el cenicero inmaculado-Todo empezó unos meses
atrás. Al principio nada que me sorprendiera realmente. Pero después las cosas
se tornaron más serias. Volviendo a las historias viejas. ¿Recordás por qué al
Brujo le llamaban Brujo?-él me miró con un gesto por demás elocuente.
Evidentemente pensaba que quizás yo sufriera una especie de alienación y
requiriera de su atención profesional. Luego con la cabeza realizó un gesto de
afirmación. Yo diría que condescendiente o quizás más adecuadamente piadoso-
Siempre se relacionó a López Rega con actividades esotéricas. Con magia negra y
todas esas patrañas. Hasta se dijo que a los pies de la cama del general
agonizante, realizaba ritos e invocaciones. Bueno para no aburrirte, el grupo
de estos tipos al parecer también sigue el mismo camino- Fernando
inconscientemente abrió sus ojos en una clara demostración de sorpresa, luego frunció el ceño, respiró profundamente y me
dijo con un tono que demostraba incredulidad
-¿Viniste para hablarme de
magia negra? No puedo creerlo. Si no te conociera de tanto tiempo pensaría que
estoy hablando con un loco.-Se inclinó hacia delante apoyando sus codos en las
rodillas para estar más cerca de mí y
con vos casi susurrada continuó-¿hace
mucho que estás relacionado con ese ambiente?
Con mis palmas hacia delante
como quien pretende detener algo que se le viene encima, negué con la cabeza.
Extraje otro cigarrillo y lo encendí. Había comenzado a dudar de la oportunidad
de haber venido. O mejor dicho de su utilidad. ¡Lo que tenía para contar era
tan disparatado! Traté de buscar un argumento, una comparación quizás me
ayudaría a explicarme
-No-le dije-no me
malinterpretes. Yo no creo en la magia negra. Ni en nada que se le parezca.
Nunca he afirmado semejante cosa. Solo he dicho que López Rega el creador de la
triple A, tenía esas creencias. Y hace poco descubrí que éstos aparentemente siguen ése camino.
-¡Esos tipos son vulgares
asesinos!- me interrumpió Fernando- con o sin brujería o satanismo. La realidad
de sus actos han superado la imaginación del más cruel de los brujos. Quizás no
la de El Brujo. Ellos trajeron el infierno a la tierra. Lo sabés. Pero nadie
sobrevivió para inculparlos. Punto.
-Ya lo sé- le dije conociendo
el temperamento explosivo que él ocultaba tras su apariencia calma.- Ya lo sé.
Pero ellos forman parte de una banda de fanáticos. Y han reclutado gente para
su causa. No sé que es lo que traman. Pero traman algo grande. No sé que cosa.
Si secuestros, homicidios, desapariciones. No sé. Pero algo importante
seguramente. Y en el medio de todo eso están las ceremonias. Invocaciones.
Adoctrinamiento. Así como los fanáticos de algunos grupos del Islam se inmolan
en nombre del Corán. Y es casi imposible prevenir sus actos. ¿Qué castigo se
puede aplicar mayor que la muerte? Y ellos se suicidan. Quedan fuera de todo
sistema punitorio. En el campo de lo irracional. Estos tipos están tomando ése
camino y por eso les temo. –me detuve.
- Existen muchos grupos
espiritistas en nuestro país. Si lees
los diarios con atención encontrarás
todas las semanas dos o tres cosas relacionadas con su accionar. Es el imperio
de la ignorancia nada más.- me contestó ahora sereno.
- Sí, pero lo de éstos tipos es
diferente. Intuyo que es diferente.-dije un tanto desalentado-Ellos de alguna
forma quieren volver a un pasado de violencia. Instalar otra vez el reino del
terror. Pero bueno no tiene mayor importancia. Solo quería comentártelo , ahora
se me hace tarde.- dicho esto me puse de pie y le ofrecí mi mano.
Mientras se la estrechaba, miré
la foto en el Zócalo. Ahora me pareció algo parecido a los retratos que se
encuentran en las tumbas. Solo recuerdan lo que ya no es.