domingo, 14 de marzo de 2010

Última Entrada de Los Custodios del Sello

Epílogo

Marisa, me contó una tarde, bajo el roble de su jardín, sobre una charla que hace muchos años había tenido con Carolina. Alrededor del tiempo de la muerte de NOAR.
“Carolina venía casi todas las tardes a visitarme, sentía como una obligación de acompañarme luego de la muerte de papá. Yo estaba sola, y su compañía me resultaba reconfortante. Me aliviaba el dolor. Me distraía de los pensamientos penosos y me alejaba de los fantasmas que por ésa época habitaban en cada resquicio de la casa. Siempre le voy a estar agradecida, por ésos momentos que le robaba a su hermana enferma para dedicarlos a mí. Aún hoy luego de tantos años de su trágica muerte, recuerdo con cariño ésos momentos. Siempre tenía algún tema de conversación , alguna ocurrencia alegre, que en ésa etapa de mi vida valían más que el oro. Es el oro de la solidaridad, el que ella me brindó. Pero una tarde llegó con una evidente preocupación, con una turbación profunda. Sentadas aquí en este mismo banco charlábamos, poco animadas, guardando largos silencios. Hasta que en un momento me contó la razón de su estado de ánimo. Esa mañana había dejado a su hermana sentada, en el fondo de su casa, bajo los limoneros, Julia apenas caminaba, lo hacía con un andador, y Carolina la sacaba en los días soleados para que mirara las plantas, sintiera el perfume del jardín y viera el cielo abierto. Ella la vigilaba desde la cocina a través del ventanal, esa mañana estaba realizando sus tareas cotidianas como todos los días , particularmente alegre porque todo marchaba bien en su vida, no tenía de que quejarse según me manifestó , cuando vio una sombra moverse entre los macizos de flores , arrastrase hasta las azucenas y envolver los troncos alrededor de su hermana. Creyó que sería algún animal, sus ojos no eran los de su juventud y desde el ventanal veía solo una porción del patio.
Continuó con sus tareas, un poco inquieta, miró reiteradas veces hacia su hermana sin ver nada raro, Julia dedicada a sus tareas de crochet y todo el patio en calma. Luego de colocar la carne que estaba preparando en el horno, cuando se secaba las manos en su delantal, giró para mirar hacia el patio y vio la sombra erguirse detrás de su hermana bajo el follaje de los árboles. Advirtió que se trataba de una forma antropoide, no humana, en cuyo rostro horrible brillaban ojos como de brasa. Paralizada, vio como de su nariz surgían culebras multicolores y de su boca abierta surgían sapos incandescentes que al saltar sobre el terreno encendían todo a su paso, su hermana rodeada indiferente ante un cerco de fuego. Pudo vencer su temor y con toda la agilidad que su viejo cuerpo le permitía salió hacia afuera, corrió enceguecida y mareada, hacia las llamas. Para encontrarse con su hermana tejiendo tranquilamente y mirándola con ojos de asombro. Todo el lugar estaba en calma, una tacuarita cantaba entre las ramas, las azucenas elevaban sus cañas junto al muro, las flores se mecían por una suave brisa. Se agachó hacia su hermana, sensiblemente agitada y la besó. La otra sonrió sorprendida, Carolina, volvió a la cocina pensando en su visión, preocupada por su salud mental. Al mirar nuevamente vio detrás de su hermana un chispazo entre los troncos y notó que Julia giró su cabeza como si hubiera escuchado algo. Luego todo prosiguió en calma, o en aparente calma. No mencionó nada a su hermana, pero estaba muy preocupada, Carolina creía en las señales. Creía en la presencia del demonio, como materialización del mal. Esa tarde mientras me lo contaba estaba muy angustiada, como si su experiencia fuera una premonición. Un anticipo del futuro de su hermana, temía por Julia no por ella misma, creo que era incapaz de temer por ella misma, quizás por un sentimiento erróneo de inmortalidad o de omnipotencia. Quizás por su profunda fe. Nunca se sabe cuál es el límite entre la valentía y la locura. Ella era una personalidad protectora que siempre estaba al servicio de los demás. Creía que el diablo rondaba a su hermana. El día de su accidente pensé mucho en esto, que me vino inmediatamente a la memoria, cuando me contaron de su muerte. Muchas veces cuando me siento aquí a descansar, la recuerdo y siento que fue muy injusta su forma de morir”
Uno a uno, los viejos nos han ido abandonando, varios de manera muy trágica, otros de forma natural, todos los protagonistas de ésta historia emprenderán el camino final, tarde o temprano. Como todos los mortales, es nuestra única certeza.
Cuando todos se hayan ido, quedarán sus recuerdos vagando por las calles desiertas de la madrugada, por las sendas polvorientas o humedecidas de rocío de los campos,
por las pedregosas bocacalles de los barrios ,en la semipenumbra dormida de los suburbios. Quebrarán el silencio de la noche los ecos de antiguas charlas. Rostros olvidados se materializarán en los sueños, como negándose a abandonar el mundo sensible. Los muertos se pasearan por la Plaza Libertad, por la calle San Martín, por el Boulevard España invisibles y silenciosos. Los sordos ruidos de las huestes del Apocalipsis se confundirán con truenos desde las profundidades abismales de la tierra o desde las alturas insondables del cielo, no se donde están las puertas, si están arriba o abajo, pero están aquí. Solo nos queda esperar, sin esperanzas.
Mientras tanto en el silencio de la noche un grupo de personas en un claustro dice
“Creo en Dios Padre creador del cielo y de la tierra. Y en Jesucristo su único hijo nuestro señor…”. El fiel de una balanza cósmica oscila amenazante, en algunas noches me ha parecido sentir calientes las baldosas de la vereda y he creído ver que se bambolea el mástil de la plaza. Entonces prendo otro cigarrillo nervioso y pienso que debo identificar al emisario, debe haberlo, seguramente. Tengo que encontrarlo, tengo que estar alerta. Las luces de los autos que se alejan me parecen brasas que súbitamente
se avivan en las esquinas. De tanto en tanto en alguna ochava me parece ver una sombra delgada que fuma apoyada contra la pared, como vigilante, al instante ya no está.
Por el rabillo del ojo veo cosas que se mueven sigilosas, siempre en la periferia de mi campo visual, como sitiadores ocultos en la maleza. Presiento su presencia maligna. Espero el regreso de los que buscan al anoftalmo, no tengo noticias de ellos. De alguna u otra manera un día de éstos todo terminará.







Apéndice

Creo conveniente agregar esto al relato que antecede. Lo acabo de recibir.
Manos anónimas lo arrojaron bajo mi puerta. Iriarte niega tener ningún conocimiento sobre ello. Incluso afirma no saber nada de los planes de Cudini. Muchas veces me preguntó si Iriarte tiene algún conocimiento de algo, realmente. O si como su apariencia, tiene también la mente adiposa y perezosa, el exceso de desayunos y meriendas puede haber dañado sus arterias y la falta de oxígeno haber terminado con su cerebro. En el fondo creo, que es un personaje realmente enigmático y es una tarea imposible tratar de sonsacarle una verdad que no desea revelar. Cudini ya me advirtió que no sentía ninguna simpatía por mí y menos confianza. Garófalo no se encuentra disponible para nadie y por toda contestación me dicen que viajó a Roma.

Espero que no sea un segundo ascendido de Villa La Ola, ése lugar parece tragarse a los hombres. Desaparecen así como así. No tengo con quien corroborar éstos hechos, quizás sea como uno de ésos soldados japoneses que aún hoy se encuentran en las selvas tropicales, sin saber que la segunda guerra mundial terminó hace décadas. Todo es posible. Cudini se retiró de la policía según me informaron y nadie sabe nada de su paradero. No sé quienes eran los “amigos” que lo acompañaron en su misión a
Los Caranchos por lo que me es imposible por el momento sospechar quien es el autor de lo que transcribo. Yo espero que sea real, todo lo que allí se dice. Deseo que sea real lo que allí se dice. Por más terribles que sean las cosas que describe. La nota escrita en un ordenador, no tiene pistas sobre su origen. Ya no podemos buscar la máquina de escribir que la tipeó y sus características especiales, de alguna forma la tecnología hace en éste aspecto las cosas más difíciles. Por lo menos para mí, que soy un ignorante en la materia.


Amigo:
El lugar y la fecha no importan, para vos será Nogoyá y el día en que lo leas.
Por el momento hemos triunfado. El Bien ha triunfado. Lo encontramos. Fue difícil acceder a él, y muy cruento también. Su cuerpo había crecido en exceso para sus tres años de edad. Su forma era monstruosa. Es difícil saber cuando un ser sin ojos duerme, si es que en algún momento lo hace. Neutralizar a los vigías fue nuestro primer paso, murieron en silencio. Alguno de los nuestros murió, pero era un riesgo que todos teníamos asumido. Su recámara era amplia y casi despoblada de muebles. Sin ventanas.
La luz de las velas solo servía evidentemente a los sirvientes. Los estertores de su respiración aceleraban el pulso y erizaban la piel. Cuando Garófalo lo bautizó se incorporó bruscamente emitiendo gruñidos y alaridos de horror. Sus zarpas lo alcanzaron en el cuello y por poco no se desangra allí mismo. Luego, su gran cuerpo se acurrucó en posición fetal. Haciendo crujir el lecho. Cudini lo degolló con su cuchillo de monte, su sangre le bañó el rostro y los antebrazos empapando su camisa blanca. Todos rezamos por su alma, mientras agonizaba y Garófalo le administró los Santos Oleos. Cuando nos fuimos, aún a varios kilómetros de distancia, se veían las llamas, de la casa que incendiamos. Al amanecer ya muy lejos de allí, Garófalo nos confesó uno por uno antes de despedirse. Todo terminó amigo. Ya puedes descansar, y saber que la lucha de los Custodios no fue en vano. Por ahora, el mundo está a salvo.

He releído infinidad de veces ésta nota sin firma. No sé que hacer.
La viudita hace varias semanas que no aparece. Dicen que nadie la ha visto ni en el campo, ni en la ciudad. Yo, realmente no la extraño. Quizás es un buen augurio.
Puede existir una relación con la muerte del anoftalmo, de ser cierto lo que expresa la misiva. Yo en realidad no lo sé. Deseo que sea verdad.
Creo que ésta noche dormiré tranquilo, las estrellas se ven tan hermosas y la luna en cuarto creciente baña todo de plata. El aroma del campo invade la atmósfera







Índice
1) Introducción 48)Sueños
2) Introducción alternativa 49)Notas
3) Notas 50)Última Charla con el viejo Bautista
4) Primer conocimiento 51) Notas
5) Las Señales 52) El Plan
6) Vísperas de San Miguel 53) Epílogo
7) Fiesta Patronal 54) Apéndice
8) La Tentación
9) Charla con L
10) Recordando a Fioramonti
11) La Conspiración imaginada
12) Notas
13) La Serpiente
14) La Cena
15) Las Inconsistencias de NOAR
16) El entierro
17) Notas
18) El Pez Fosforescente
19) El Pozo
20) León Morientes
21) Monte Santiagueño
22) Monte Entrerriano
23) Notas
24) Las personas importantes
25) Arroyo de los Huesos
26) La Carta de L
27) Los Custodios y Las Dudas
28) Sueños
29) El Cadáver
30) Morientes pasa a al eternidad
31) El Éxodo de los Oludos
32) Comentarios
33) La Revelación
34) Casto Morales y el busto de Morientes
35) Notas
36) Sobre el puente Rosario-Victoria
37) Iriarte
38) Barrio La Estación
39) El Encuentro
40) Trascripción
41) Carolina y el Súcubo
42) El Mapa
43) El Sobre
44) Neuropsiquiatrico
45) Litoral Marítimo
46) Barrio San Blas
47) Notas

domingo, 7 de marzo de 2010

Vigésimo Sèptima Entrada

Nogoyá , en éste tiempo. El Plan.

Por las mañanas acostumbro a salir a caminar temprano, invierno y verano poco antes de la salida del sol. Trato de no ir siempre al Paseo de los Puentes porque se encuentra atestado de enfermos que salen a caminar por recomendación de sus médicos, lo que resulta muchas veces una visión poco edificante. Yo en cambio salgo a caminar por placer. Me gusta hacerlo y ésa actividad matutina me predispone positivamente para el resto del día. Quizás no corra como Garófalo, ni pretenda convertirme en un atleta, pero el caminar evidentemente estimula la secreción de las endorfinas del bienestar en mi cerebro y contrapesa la vigilia y el stress. El tráfico de enfermos, no obstante, es menos intenso en invierno, pues el intenso frío los mantiene en sus hogares, hasta que el sol de la tarde, calienta el ambiente lo suficiente como para animarlos a practicar su derrotero por el Paseo. A mí en cambio el frío no me afecta mayormente, no digo que me guste caminar en las heladas, pero bien abrigado muchas veces los prefiero al calor. Otra faceta negativa de pasear por Los Puentes en Verano es que sumado a los enfermos, están los mosquitos que por millones asolan ésa zona como pequeños vampiros, martirizando a cuanto transeúnte encuentren. Y por último el olor, nuestro olor, el que estimula nuestra memoria perceptiva el de las Lagunas de Estabilización de las cloacas que inunda con su perfume embriagador a detritos humanos nuestra ciudad pero especialmente la zona Este donde se encuentra el Paseo. Ojo! Con esto no quiero decir que no me guste el Paseo de Los Puentes, al contrario me gusta mucho, pero claro frecuentemente enfermos, mosquitos y aromas me convencen de tomar otros rumbos para mis caminatas. Suelo tomar por la ruta 12 hasta la entrada de El Pueblito o me desvío por el camino de tierra, antiguo ingreso a Nogoyá, cruzando el pequeño puente viejo sobre El Chañar y entrando por la Escuela Pestalozi y el club Ferro. Otras camino por la ruta 26 hasta el Polideportivo o me desvío hasta la Rural para regresar por detrás del hospital hasta el triángulo y luego continuando por San Lorenzo hasta el Soldado. Depende además de la estación del año, del clima, ya que por ejemplo en días ventosos es mejor caminar por los circuitos que ofrecen más reparos, para protegerse del viento, que puede convertir una caminata en una experiencia desagradable. El Paseo de los Puentes tiene la ventaja de ser como un espigón que se interna en el campo, que cruza sobre los cursos de agua y presenta comodidades como bancos, canillas y sobre todo iluminación que a veces temprano en la mañana, en ocasiones es de gran utilidad, si bien el alba en general proporciona luz suficiente, no es así en días con cielo cubierto de nubes. Me gusta ver Nogoyá desde El Paseo a primeras horas de la mañana, con sus torres y sus techos iluminados por el sol horizontal del amanecer. Hacia el Norte se puede observar, más allá de la ruta las vías del Ferrocarril y lo que queda de La Alameda y del bosque de Eucaliptos de Ormaechea cada vez más pequeño a fuerza de tala sin reposición. Hacia el sur las arboledas y de tanto en tanto las columnas de humo que surgen del basural. Algunos animales pastando. El paseo es como una pasarela hacia la naturaleza. Caminaba con paso firme ésa mañana, acompañado de Cudini a quien había encontrado casualmente en la cruz del Milenio.
Charlábamos de cosas intrascendentes cuando de pronto me dijo. “La viudita, hace como tres años compró una estancia en la Provincia de La Pampa, en un pueblo llamado Los Caranchos al este de Gral. Acha una zona muy poco poblada, aparentemente para otra reserva natural.” Comentó. “Se expande el negocio” Contesté casi con indiferencia, ya nada me sorprendía del florecimiento económico de ésa gente, aquí en Nogoyá sus negocios eran cada vez más prósperos y se estaban extendiendo por toda la provincia, era lógico que tarde o temprano buscaran otros horizontes. La Señora es muy respetada en todos lados, sobre todo en todos los ámbitos económicos y políticos. “Mandé algún amigo a husmear por aquellos lados” Agregó, lo miré sin contestarle mientras seguía caminando a su lado “No fue fácil, como te dije es una zona muy poco poblada y cualquier movimiento llama enseguida la atención, a pesar de que mis amigos son muy cuidadosos y muy profesionales, no se les hizo fácil.” continuó enigmático “¿Y que esperás encontrar? Ellos hacen cualquier cosa, muchas horribles, pero si algo saben es guardar las apariencias” Contesté con cierto fastidio.
“Hace mucho quiero encontrar al matrimonio que adoptó ese nenito discapacitado, para charlar con ellos nada más, pensé que quizás podían andar por ésa zona, se me ocurrió cuando me enteré de la inversión inmobiliaria de la viudita” Dijo “¿Por qué relacionas a ésa pobre gente con nuestra Señora? Según pude averiguar era un matrimonio, de casi cincuenta años sin hijos, que desde hace mucho estaban en lista de espera”
Dije, haciéndome el tonto, al mejor estilo de L “Si, sí ,eso consta en los papeleríos oficiales” habló mirándome con un atisbo de ira, Cudini , bajo su apariencia de hombre contenido, moderado, ocultaba una personalidad sanguínea , propensa a bruscos accesos de enojo, a veces incontenibles. Era famoso por ello. Traté de ser contemporizador, no deseaba interrumpir ésta conversación y tuve la sensación de que si no me mostraba realmente interesado, el hombre se callaría y quizás para siempre.
“Bueno, disculpa, yo solo te hacía el comentario en base a lo que pude averiguar en el Hospital San Roque, charlando con unos, charlando con otros. Nunca pude tampoco saber de quienes se trataba pues esa información requería intervención de la justicia, y desde ya mis motivaciones no convencerían a ningún juez a no ser de mandarme de nuevo al loquero” dije condescendiente. “No creas que te las sabes todas, algunos ya sabes que te aceptan a regañadientes, otros en cambio te apreciamos y vos no haces otra cosa que tomarme el pelo.” Casi gritó en el Paseo desierto “Iriarte muchas veces me dijo, que eras un loquito, que no se explicaba, como los de allá te aceptaron, en su opinión vos no sos muy confiable, y sos muy amigo de cortarte sólo.” Agregó más calmo. “Y bueno, no es posible que todas las personas sientan simpatía por mí” contesté con ironía a la vez que le daba una palmada amistosa en su hombro izquierdo, Cudini movió la cabeza de un lado a otro, como en un gesto de no comprender, o de resignación. “Yo sí pude acceder al nombre de los adoptantes, son las ventajas de la profesión, pero ahí comenzaron mis sospechas” carraspeó cerrándose el cuello de su campera polar. “Te escucho” le dije para estimularlo “En realidad creo que vos nunca deberías haber ido a meter tus narices en el San Roque, de eso estoy convencido, creo que revolviste el avispero” Añadió, más cómo un comentario, que en tono de reproche.
“Hace casi 18 meses viajé a Trenque Lauquen, de donde era ésta gente, y ahí me llevé la gran sorpresa.” Calló por un momento como repasando mentalmente aquellos momentos, lo miré interrogativo “Todo el asunto era una patraña, nosotros marchamos a la saga de todo éste merengue, creo que probablemente, por no haber prestado atención a los indicios, a los relatos de tipos como Fioramonti que revolvieron cielo y tierra para tratar de esclarecer algo, para dejarnos algo. O el mismo Bautista con sus visiones místicas y su mensaje. Martiarena, muchas veces advirtió a la Congregación, de las visiones del viejo, pero nadie le dio importancia, todos se centraban sobre el Sello. Tu amigo NOAR creo que lo vislumbró, el convenció a Del Monte para que se acercara a la congregación pero no tuvo mejor idea que ir a comentar el asunto con González Millán, dicen quienes escucharon los gritos que fue una discusión fenomenal, lo echó de la curia rociándolo con agua bendita llamándolo hereje, pagano y no sé que otras cosas más.” Rió con ganas “Pobre NOAR, erró de cura, González Millán está solo interesado en su carrera, y es obispo auxiliar, tan mal no le va” dije riéndome también al imaginarme la escena, que por cierto explicaba la negativa cerrada del cura de pasarlo por la iglesia al pobre Nicolás el día de su entierro. Me llamó la atención que Marisa nunca me lo hubiera contado, quizás no lo sabía. De pronto Cudini volvió a hablar “Si hubiéramos prestado atención a éstas cosas, a éstos indicios, podríamos haber esperado al anoftalmo, no solo proteger el Sello, podríamos habernos anticipado, podríamos haber puesto al niño al cuidado de la Congregación, pero perdimos la bocha, y la tienen ellos, la próxima jugada es de ellos a no ser que podamos dar un golpe de Knock Out” dijo con amargura “Garófalo me dijo que el Sello está aquí y protegido, ¿de que tenemos que preocuparnos?” Dije asombrado, pero con la precaución de no decir nada sobre mi conocimiento del sitio, ya muchas veces me habían tirado la lengua, pensé recordando mis charlas con mi primo. “Si es cierto, pero cuanto tiempo podremos protegerlo, los custodios envejecieron en ésa tarea , se murieron y la lucha continúa, no te engañes, siempre estamos en desventaja, ellos saben cosas que nosotros no sabemos o que no hemos sabido ver” Se detuvo momentáneamente cuando llegamos al extremo de Paseo saludó con la mano alzada a los agentes que controlaban el tránsito sobre la ruta 39 y continuó “pobres pendejos con éste frío parados en medio de la ruta, te contaba cuando llegué a Trenque Lauquen busqué la dirección de éste matrimonio, quería hablar con ellos, quería convencerlos de alguna manera, nunca supe realmente cuál , pero convencerlos de alguna manera que dejaran al niño al cuidado de la Congregación, Iriarte estaba de acuerdo en éste punto , y seguramente antes de darme el visto bueno tiene que haber consultado con los otros, sabés que andar solo en éstos menesteres muchas veces es peligroso, sino con lo de Lorena tenés sobrado ejemplo.” Volvió a carraspear, evidentemente tenía algún problema en la garganta, una virosis o algún tipo de irritación faríngea. “Te éstas engripando.” Le dije “Si hace dos o tres días que estoy resfriado, pero quería hablar con vos y supuse que hoy vendrías por aquí, los muchachos me dijeron que acostumbras a caminar todas las mañanas, los muchachos miran todo, a veces no lo que tienen que mirar, pero te pueden dar un reporte completo de la actividad de casi todos” dijo sonriendo con picardía. “Como yo también camino con regularidad, éste encuentro casual, no le llama la atención a nadie.” Me golpeó la espalda con su manota al punto de hacerme doler, pero con un gesto amistoso.
“ Busqué, como te decía la dirección del matrimonio, y me encontré con la sorpresa de que ésa gente había muerto en un accidente automovilístico en 2000 volvían de Salliqueló de visitar unos amigos y parece que un camión los encerró cerca de un paraje que se llama La Porteña, el hombre murió en el acto, la mujer duró unas semanas más pero nunca se recuperó de sus heridas y falleció semanas después.” Calló como sopesando el peso de sus palabras, el peso de la revelación que me había hecho y seguramente pensando si habérmelo contado había sido correcto, me apuré a contestar pues seguramente eso no era todo lo que tenía para decirme y no deseaba dejarlo pensar demasiado “¿Y O Rourke?, quizás siguiendo su pista podríamos avanzar algo” dije pensando en mi charla y en las afirmaciones del viejo Benítez, que en realidad no podía dar por ciertas pero que sospecho que lo eran. “Iriarte, nunca se perdona, lo de O Rourke, él lo trajo para aquí, él lo recomendó para colaborar con Lorena, se le había metido bajo el ala y resultó lo que resultó” contestó con tristeza. “Iriarte, se castiga permanentemente de haber sido un instrumento involuntario del mal, de haber facilitado el accionar de O Rourke, pero fue burlado en su buena fe. No todos podemos saber que el que moja el pan en nuestro vino, nos va a traicionar. Solo somos hombres” agregó. Yo pensé en cuanta sabiduría tenían ésas palabras, la imagen del Audi negro se me representó en la mente, la imagen de aquel amigo dándome el viejo mapa, ya inútil, pero testimonio indubitable de las verdades por él negadas, escuche las palabras de Cudini que penetraban en mi ensimismamiento. “Después que Iriarte pidió que lo trasladaran, sobre todo luego de su defensa pública de Casto Morales, al parecer dejó los hábitos y se lo tragó la tierra, desapareció. Poco podemos hacer siguiendo su pista pues ésta no existe. Y no hay ningún Fioramonti, por lo menos mortal, capaz de encontrarlo. Ese maldito o era un poseído o era el mismo Mefistófeles” recordé las palabras de Bautista sobre el semen maldito en el vientre virgen de una joven, las palabras de Benítez y de repente un temblor interior me invadió, tuve que hacer un gran esfuerzo para que no se me transmitiera a las piernas a los brazos al cuello, me detuve un instante jadeante “¿que te pasa?” Me preguntó Cudini con rostro de preocupación
“Nada, nada, esto me pasa a veces” Le contesté deseando que siguiera con su conversación y al mismo tiempo deseando que se callara, que me dejara sólo para poder sentarme en uno de los bancos del segundo puente y poder respirar la brisa que subía desde el arroyo, mi corazón latía con fuerza golpeando sobre mi pecho como un tambor en la batalla. “Lo que te quiero decir, es que la única pista que podemos seguir es la de la viudita, pero en forma informal, ya sabés que salió limpia de todas las causas que se le abrieron por la falopa, parece ser que era víctima de una banda que traficaba en sus locales sin que ella tuviera ni el más mínimo conocimiento, ¡pobrecita!” dijo con ironía
“Entiendo.” Dije con un hilo de voz. “Debemos ser muy cautos, si pretendemos dar el golpe definitorio, a ésta pelea la estamos perdiendo por puntos. Los muchachos están trabajando bien en Los Caranchos, pero ya te dije que no es fácil. Sospecho que ahí deben estar criando al niño, tenemos que recuperarlo antes de que esté listo. Yo voy a pedir una licencia, unas vacaciones, he trabajado demasiado, ya lo sabe la superioridad y el stress me está afectando” Me dijo con una sonrisa cómplice, casi al lado de mi cara, a la vez que con una mano bajo mi axila me ayudaba a incorporarme del banco
” Sigamos caminando, no llamemos la atención, como dice José Hernández nadie sabe en que rincón se esconde el que es tu enemigo.” Me puse de pie y emprendí nuevamente la marcha a paso firme, tratando de borrar las imágenes de aquél encuentro con el Diablo que me había dejado postrado tanto tiempo, traté de pensar en la lógica del plan de Cudini. “¿Están de acuerdo que hagas eso?” pregunté pensando en el Edificio de Villa la Ola y en sus ocupantes. “Si están de acuerdo, saben que no nos quedan muchas opciones, y que no tenemos otro L, otro cruzado solitario capaz de arremeter contra las murallas de Lucifer” contestó mirando su reloj. Nos despedimos en la Cruz del Milenio el tomó por Belgrano a la izquierda yo continué por Boulevard España, pensativo, apenas repuesto de mi pánico atávico. Varios días después me llamó para despedirse, diciéndome que se tomaría unas vacaciones largas, por motivos de salud, una fatiga crónica que lo aquejaba por exceso de trabajo, comprendí que comenzaba su viaje, su viaje en el que podría dar, por todos nosotros el golpe de Knock out. Iriarte está tan cascarrabias como siempre, consumiendo enormes cantidades de mate cocido con medias lunas de manteca y yo aquí sentado en éste banco bajo la lluvia, la misma que cae sobre las reliquias del Catapultado, espero, y vigilo. He empezado a fumar de forma descontrolada, compré una Beretta calibre 22 a un amigo que las consigue sin papelerío, para cuando identifique al emisario. Muchas veces pienso ¿Qué le habrá contado Lorena a O Rourke?, pero la Serpiente era muy ladina, hacía honor a su apodo, si lo sabré yo que cené con ella, hace ya varios años. Pero el maldito había jugado su carta, nosotros ahora tendremos que jugar la nuestra, con maestría, tenemos una sola carta y el enemigo la eternidad.